La decisión de Juan Manuel Tello de quitarse la vida tomó a todos por sorpresa. Era un profesional muy querido por su familia y amigos, quienes sobre todo, destacan sus valores como persona.
Pero sus seres queridos, aún con el dolor a cuestas, decidieron transformarlo en generosidad y amor hacia otros y continuar con el legado de Juan: la solidaridad. Es que Juan Manuel tenía la costumbre de ayudar a otros y, en particular, a los comedores.
Por eso, su hermano Mario lidera, junto a su familia, una campaña para recaudar mercadería, fondos y otros recursos para ayudar el comedor Horneritos, de Las Heras, el que la semana pasada había anunciado su cierre por falta de donaciones. Otro dolor: hasta el lugar llegan unas 1.500 personas en busca de un plato de comida dos veces por semana y aseguran que últimamente la demanda es mayor por la situación económica.
Juan Manuel murió el 28 de diciembre de 2022. “Mi hermano deja una carta y una nota en la computadora, sabiendo que yo tenía la clave, y entre eso me deja indicaciones, como un instructivo”, relata Mario a Los Andes.
“Entre esas cosas me dice que vaya a abrir uno de sus placares y ahí había unos frascos con dinero y unas planillas de Excel pegadas donde decía ‘comedor tanto’ y él iba dejando dinero y lo asentaba en esta planilla. Nosotros no sabíamos que él hacía eso puntualmente, es decir, que guardaba plata por su cuenta. Entonces dijimos: ¿por qué no seguir con el lema de Juan?”, continúa su hermano.
Los Tello son una familia con el hábito de ayudar. De hecho, su madre, una docente que se ha desempeñado en escuelas de zonas vulnerables, ha ayudado siempre cuando ha encontrado situaciones de necesidad en esos entornos. En ese ambiente y con esa perspectiva de la vida crecieron los hermanos y hoy serán el puente para ayudar a sostener a otros en un contexto de duras carencias.
Resiliencia
“La verdad es que nos ha golpeado bastante en la familia, no sólo a nosotros sino también a sus allegados porque era alguien querido. El día de la misa en su memoria nos sorprendió la cantidad de gente que asistió. Fue en la iglesia Santiago Apóstol y no entraba tanta gente”, relata Mario.
Cuenta que su hermano no tenía depresión, al menos que supiesen. Por el contrario, era alguien con actividades y proyectos. “Era una persona activa, capitán del Liceo Rugby Club, profesor de la UTN (Universidad Tecnológica Nacional) y recibido ahí, ingeniero de Telecom Argentina, ha sido investigador del Laboratorio de Rayos Cósmicos Pierre Auger de Malargüe, hacía trekking y tenía planeado ir al Aconcagua días después”, enumera.
El afecto y la valoración que la gente le tenía a Juan Manuel tuvo una muestra en una carta que escribió el padre de uno de los compañeros de rugby, que lo conocía desde niño. “Al gran Capitán J. M. Tello: Un día apareciste en mi casa para saludar a mi hijo por el día del amigo, tenían apenas 12 años, y llevabas contigo un puñado de souvenirs con el nombre de cada uno de los merecedores del presente, como mi hijo no estaba yo te lo recibí y me contaste que estabas realizando el circuito para todos tus compañeros de rugbiers del liceo, que jugaban en la misma división. Me lo dejaste y presuroso seguiste con tu cometido de cumplir con tu mensaje de camaradería, cariño y fraternidad, para todos. Después el tiempo continuó y siguieron practicando el sublime deporte y te convertiste en el capitán de la división. Ahí comenzaste con tus funciones de capitanear el grupo inculcándole valores, principios, calma, tolerancia, saberes de humanismo y responsabilidad, explosión de familiaridad, para el tránsito en esta sociedad”, rememora el texto.
“Llegaste entre los primeros que apareció en el grupo para apoyar a mi hijo en el hospital por la trampa que le tendió la existencia. Ayer en el homenaje de la misa celebrada para vos, gran capitán, vi los rostros de los hombres actuales, desorientados sin entender, con una sensación de orfandad que se advertía en sus rostros llorosos. Sólo la valentía y entrega de tus padres y hermanos transmitían y tranquilizaban al grupo, sobreponiéndose a su dolor. Porque desde el cielo seguían recibiendo orientaciones, apoyo, valor, templanzas celestiales que les brinda el gran Juan Manuel. Gracias capitán, un abrazo”.
Una esencia que vive
“A cinco meses de su dolorosa ausencia y próximo a la fecha de su cumpleaños, estoy organizando una colecta para un comedor para continuar con su legado. En este caso comenzaré las donaciones con el último comedor al cual él realizó donaciones”, comienza un mensaje que Mario ha enviado a sus contactos. La elección del comedor tampoco es casual: es el último con el que colaboró Juan Manuel.
Al día siguiente del anuncio del cierre de Los Horneritos, el 22 de mayo, llegó una persona desconocida al lugar, cuenta Gabriela Carmona, líder y creadora del espacio solidario.
La decisión había llegado un par de meses, después de que el lugar cumpliera tres años. Había sido creado durante la pandemia, con la intención de paliar las necesidades de quienes a su alrededor sufrían las carencias que dejó el parate de actividades del aislamiento. Hoy, Gabriela reconoce con dolor que la situación está mucho peor y lo que más le duele es ver llegar no sólo a personas sin empleo sino, más aún, quienes sí tienen, incluso más de uno, pero aun así no les alcanza.
“El miedo nuestro es tener que hacer siempre la última comida. Hoy cocinamos pero no sabemos qué vamos a cocinar la próxima vez, es nuestro terror”, cuenta con angustia Gabriela. Es que luego han llegado otras donaciones pero sólo resuelven la urgencia. Por eso, Mario busca obtener un soporte que les permita mantenerlo un tiempo más prolongado. Es que cocinan alrededor de 450 kilos de comida y la fila de personas suele llegar a tres cuadras.
“La idea es seguir haciendo una campaña constante, siempre que se pueda ayudarlos y luego ir eligiendo otros comedores”, explica el hermano del referente solidario.
Sobre la campaña de la familia de Mario, Gabriela destaca que se aprecia mucho, así como cada donación, porque “hay que pensar que quizás con tres paquetes de fideos se da de comer a 18 personas”. Pero, sobre todo, la empatía ante la situación la acerca a apreciar más la actitud. “Valoro lo que están haciendo desde el corazón, con esa ganas. Yo también perdí a mi hermano en un accidente, con 26 años. Sé que estarán su hermano y mi hermano viendo lo que hacemos, porque lo hacemos de corazón y por eso la ayuda siempre llega”, sentencia.
Cómo ayudar el comedor Horneritos
“Quiénes quieran de corazón voy a estar recolectando alimentos y abrigo. Podemos coordinar por privado cómo podré informarles de diferentes puntos de recolección de gente que se ha ofrecido en este generoso acto. También serán bienvenidos a participar los que quieran ayudarme el día de la entrega, como así también colaborar cocinando o repartiendo las raciones de comida”, pide el mensaje de Mario.
Cuenta que hay gente que no reside en la provincia que le propuso aportar dinero, por ello ha creado una cuenta para recibirlo. Quizás con ello puedan hacer compras de mercadería más específicas para las necesidades. “También ha surgido gente que, por la distancia, me ha ofrecido dinero. Será recibido y se realizarán las compras correspondientes con los comprobantes de compra para tranquilidad de quiénes aporten. A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota”, agrega Mario.
Para contactarse se puede recurrir a los teléfonos: 261-4691231 o 261-5062687, de Mario, y 261-7222400 de Gisel.
“Hay gente que ha donado desde 500 pesos hasta 6.000″, concluye Mario en referencia a que se puede ayudar con lo que se pueda. Hay quienes quieren aportar pero no tienen cómo trasladar las donaciones y por ello organizaron recorridos por zonas. Reunirán lo que puedan hasta el domingo 11, ya que harán la entrega el 12 de junio, cuando su hermano Juan Manuel hubiera cumplido 43 años.