Impotencia, bronca y dejos de inevitable resignación. En esas tres palabras, en esos tres sentimientos podría resumirse el estado de ánimo de Fernando D’Ambrosio y su familia. Él, su esposa Jazmín y su hija Lola (6) viven en Buenos Aires -son oriundos de allá- y estuvieron en Mendoza hace poco más de dos meses. Habían llegado en tren -el famoso tren de pasajeros que vincula Retiro con Palmira, y viceversa- y lo hicieron con sus bicicletas (las de los dos adultos) a cuestas, con la idea de recorrer los paisajes de Mendoza en sus rodados. Pero les robaron las dos bicicletas mientras almorzaban en la Alameda durante el mediodía del 26 de julio.
Desde entonces, comenzó la búsqueda frenética e implacable. La misma que incluyó la denuncia en la Oficina Fiscal 13 y la difusión de los videos donde quedó registrado el robo y de las fotos de uno de los ladrones, entre otras cosas. Incluso, la mañana del sábado 29 de julio, la pareja se dirigió -en un impulso y casi como acto reflejo- a una feria ubicada en Rodeo de la Cruz (Guaymallén). Fue luego de recibir vpia WhatsApp una foto desde un número de celular desconocido que les avisaba que estaban vendiendo una de las bicis robadas en el lugar. Pero, cuando llegaron, la bicicleta ya no estaba en el lugar. Aunque lograron recuperar la sillita que estaba en la bici de Fernando, y donde se trasladaba Lola.
A casi dos meses del robo, y habiendo estado tan cerca de recuperarla en la feria guaymallina, ahora Fernando y su familia ven -casi con impotencia- como una de sus bicicletas -una Raleigh 2.0 Venture- está siendo ofrecida a la venta vía Facebook, más concretamente en Market Place.
Y aunque tienen las capturas de las fotos y de las publicaciones donde se ofrece el rodado, no ha logrado aún dar aviso oficial a las autoridades judiciales de Mendoza. Porque, cuando se comunica telefónicamente con los funcionarios de la oficina fiscal 13 y con los policías de Investigaciones que lo asistieron al momento del robo, le dicen que debe hacer la denuncia -o ampliarla- vía web. Pero tampoco logra hacerlo por este medio.
“Queda demostrada la inoperancia de parte de la fiscalía, que termina dejando en banda a las víctimas. La página web que no funciona para hacer denuncias y se cae cuando quiero incluir los links con la publicación de mi bici, cada vez que llamo desde Buenos Aires a la Fiscalía y me dicen que tengo que ir personalmente, porque por teléfono no me pueden brindar información. Mandamos un mail para pedir información y no lo responden”, enumera D’Ambrosio, desde su casa en Buenos Aires.
IMPOTENCIA ABSOLUTA
Según cuenta Fernando, desde que regresó a Buenos Aires -habiendo estado tan cerca de recuperar su bicicleta, y tan lejos a la vez-, no deja de intentar dar con algún rastro de su bicicleta. Y así fue como, hace unos días, se encontró con una publicación en Market Place y que tenía al perfil de Facebook a nombre de Joaquín Videla.
En menos de un segundo, D’Ambrosio se dio cuenta de que la bicicleta que ofrecían era la de él. Y, desde entonces, día por medio intenta comunicarse con alguna autoridad policial o judicial que le ayude a rastrear al autor y, en consecuencia, a recuperar su bicicleta. Sin embargo, no ha tenido éxito.
“Es un perfil de Facebook trucho que se creó en agosto solamente para poder vender la bicicleta. La parte del puño está mordida, y es algo que hizo el cobayo de mi hija, por lo que no hay dudas de que es la mía. Además, hay una parte de la horquilla que está borrada y uno de los pedales está roto, todos detalles que tenía mi bicicleta”, cuenta el hombre a Los Andes. Y agrega que les ha enviado a quienes llevan el caso vía WhatsApp todas las capturas de las fotos y la publicación en Facebook.
Pero le piden que lo envíe a través de la página de las denuncias virtuales. Y es aquí donde, cuando logra adjuntar los links donde se ofrece a la venta la bicicleta robada, el servidor no responde.
“Una de las bicicletas está dando vuelta en el mercado. Yo se los estoy mostrando y diciendo a todos los policías dónde está, pero solo me dicen que amplíe la denuncia online o que vaya personalmente a la oficina. Te das cuenta que la bicicleta no es legal porque la están vendiendo a 80.000 pesos. Y esa bici, usada, está al doble”, acota.
EL ROBO
El sábado 15 de julio, a las 21:30, Fernando, Jazmín y Lola bajaron del tren que había partido el día anterior desde Retiro (Buenos Aires). Allí lo habían abordado y llevaban las bicicletas de los dos adultos, las mismas con las que ya habían recorrido otras provincias viajando de la misma manera: llegaban a destino en tren y luego recorrían los lugares en bicicletas.
Tras bajar en Palmira, en bicicleta completaron los más de 30 kilómetros que separan a ese distrito de la Ciudad de Mendoza y se alojaron en una casa de la Quinta Sección y que alquilaron por internet.
Durante sus primeros días en Mendoza, los oriundos de Buenos Aires visitaron una bodega y otros paisajes y atractuvis mendocinos, siempre con sus dos bicicletas consigo. La de Jazmín era una Volta Razz negra, con detalles en azul y rosados y con un bolso delantero, mientras que la de Fernando es una Raleigh 2.0 Venture y que tenía –en la parte trasera- la sillita de niños donde llevaba a Lola.
Sin embargo, lo que venía siendo un hermoso viaje para los visitantes porteños se convirtió en una pesadilla para la familia. Y es que el miércoles 26 de julio, al mediodía, dos personas les robaron las bicicletas cuando las habían dejados encadenadas en la puerta de un local de la Alameda (calle San Martín, de la Ciudad de Mendoza).
El robo quedó grabado en una de las cámaras de seguridad del mismo local, y en la secuencia se ve el momento en el que, luego de inspeccionar disimuladamente el lugar, un hombre se agacha al lado de las bicicletas, corta la cadena con una destreza y habilidad admirables para luego huir pedaleando en uno de los rodados. Un segundo ladrón entra en escena en ese momento para subirse a la otra bicicleta.
Y aunque una moza se percató en el momento y dio aviso, cuando los dueños de las bicicletas salieron a la vereda, los ladrones y las bicicletas que acababan de robarles ya estaban a –por lo menos- 3 cuadras.
Ese mismo miércoles a la tarde, la familia de Buenos Aires estuvo más de 3 horas en la oficina fiscal denunciando el robo de las bicicletas.
En paralelo, y en las redes sociales, la familia y la encargada del alojamiento que habían rentado los turistas se encargaron de viralizar el video del robo y las fotos de las bicicletas, con la esperanza de que alguien pudiera llegar a verlas a la venta.
Todo esto, sumado a una nota de Los Andes donde D’Ambrosio relató toda la situación y compartió las imágenes, fue suficiente para que el sábado 29 de julio a la mañana llegara al WhatsApp de Fernando un mensaje donde le decían haber visto la bici en un mercado de cosas usadas de Rodeo de la Cruz (Guaymallén). Fue en este momento cuando el hombre recibió, además, fotos y videos de una de las dos bicicletas.
Sin perder el tiempo, los turistas dieron aviso a la Policía. Y, sin pensarlo dos veces, partieron en soledad hacia el mercado. Pero cuando los turistas llegaron, no había rastros de ninguna de las dos bicicletas.
Se desconoce si llegaron a venderlas, si las escondieron o llevaron a otro sitio. Pero en el lugar encontraron algo que no hizo más que confirmar que, al menos una de las bicis robadas, había estado en el lugar. Porque el matrimonio y los efectivos policiales dieron con la sillita que estaba en la bici del hombre y donde trasladaba a su hija. A raíz de esto, quedaron detenidos dos hombres, quienes estaban vendiendo objetos en el puesto donde estaba precisamente el asiento.
Un día después del frustrado operativo rescate, ya el domingo 30 de julio, Fernando, Jazmín y Lola regresaron en tren desde Palmira a Retiro, aunque lo hicieron sin sus bicicletas ni las alforjas y bolsos que estaban en ellas y donde llevaban documentación importante. Y no habían tenido noticias ni indicios de sus bicicletas, al menos hasta que vieron esta publicación en Facebook.