“No estamos en guerra con el Gobierno, estamos trabajando”, dijo Martin Baron, el director del Washington Post que le tocó liderar ese medio en pleno gobierno de Donald Trump. En su libro Colisión de poder indica: “los periodistas responsables deben guiarse por principios fundamentales. Entre ellos, el deber de apoyar y defender la democracia. Sin democracia no hay prensa independiente y sin prensa independiente no hay democracia. Los periodistas tenemos que trabajar duro y honestamente para descubrir la verdad y decirle al público lo que sabemos. Deberíamos apoyar el derecho de los ciudadanos a participar en el proceso electoral sin impedimentos, respaldar la libertad de expresión y comprender que el debate encendido sobre políticas públicas es esencial para la democracia. Debemos especial atención a los menos afortunados de nuestra sociedad y tenemos que darles voz a todos aquellos que de otro modo serían silenciados. Debemos descartar la intolerancia y el odio, y oponernos a la violencia y el abuso de poder”.
En Mendoza, la dirigencia política y empresaria no es muy receptiva a otros puntos de vista o a la crítica. Los funcionarios deberían evaluar los puntos de vista diferentes y en caso de no coincidir, hablar y reflexionar sobre lo publicado. Lo más fácil es lo que hacen, suponen que el periodista es del partido opositor o que le paga vaya a saber quién, apelan a la estigmatización que sea antes de soportar alguna crítica, no toleran nada que lastime su cultivado ego, y que se muestre la realidad como solamente ellos y sus acólitos la ven. Las veces que me ha tocado hablar con los que no estaban de acuerdo con informaciones publicadas, tuve un diálogo enriquecedor. No se me escapa que los periodistas nos equivocamos también y lo más sano es admitirlo.
En Los Andes no se hacen operaciones y quedó muy claro en la última campaña electoral provincial. Olvidan que están donde están gracias al sistema democrático y al voto de la gente y que el periodismo serio es parte fundamental del debate de ideas, pero aquí hasta hicieron una ley que usaron para no ir a los debates de campaña.
Pero también en Los Andes contamos las historias de vida que tienen los mendocinos, los aciertos del gobierno, de sus empresarios, las propuestas de la oposición, la obra de los artistas, los logros sus deportistas y las tareas solidarias que realiza una sociedad que tiene esa característica incrustada en su ADN y que no es muy promocionada como valor de los mendocinos. Siempre los lectores de Los Andes han respondido a las demandas de asistencia que solicita la gente que necesita ayuda porque tuvo una desgracia, porque le apareció una enfermedad que no puede pagar o porque necesitan más comida los merenderos que contienen a mucha gente que la pasa muy mal. También aportamos nuestro trabajo para que Mendoza no deje de ser la provincia que aman los mendocinos y un lugar que los enorgullece dentro de un país difícil. Esto no implica dejar de marcar lo que falta.
Los Andes lleva 140 años sintonizando con la sociedad que lo elige y que también le ha perdonado varios errores. También es el único medio local que no tiene otros interese más allá de los periodísticos. Y así es como avanza modernizándose con miles de productos, desde streaming, videos en redes, podcasts y una web que ofrece información para distintos públicos con intereses diversos. Nos gustaría hacer mucho más y estar más atentos a miles de cosas que suceden en Mendoza, buenas y no tanto. Pero Los Andes seguirá avanzando con nuevos proyectos y propuestas, escuchando a sus lectores y audiencias, y honrando el periodismo.