Los egresados de la pandemia: la promo 2024 es la primera cohorte que ingresó cuando llegó el Covid

Son los estudiantes secundarios que habían ingresado a primer año en 2020 y que atravesaron aislamiento, regreso por grupos, medidas de emergencia y cambios profundos dentro del sistema. Fueron los que le pusieron el cuerpo y la trayectoria a un verdadero momento de crisis. El impacto en la forma de aprender y enseñar y las inevitables consecuencias en el plano emocional.

Los egresados de la pandemia: la promo 2024 es la primera cohorte que ingresó cuando llegó el Covid
Promo 2024: los egresdos de la pandemia

Este año egresó del secundario la primera cohorte de estudiantes que había ingresado el año de inicio de la pandemia de Covid. Podríamos llamarlos “los egresados de la pandemia”, alumnos que cuando debieron iniciar su trayectoria, en primer año, uno de los más desafiantes del nivel, se encontraron con una vorágine de cambios, la necesidad de adaptarse a nuevas herramientas y sobre todo la incertidumbre incrementada frente al desafío habitual de ese proceso.

Tuvieron que adaptarse no solo a un nuevo formato en el nivel secundario, en el que podría decirse que casi cuadruplican la cantidad de docentes en relación a nivel primario, y una nueva forma de trabajar propia del caso y que suele ser un gran desafío para los chicos. Nuevos compañeros que les costó conocer y debieron sumar la necesidad urgente e inmediata de tomar clases online, dado que las clases presenciales se suspendieron menos de un mes después del inicio del ciclo lectivo.

El acceso a los recursos fue un obstáculo o un beneficio, según el caso, mientras que el contexto obligó finalmente al sistema educativo a replantearse formas, lo que implicó cambios en el modo de evaluar que ellos vivieron en el proceso.

Con la pandemia, los estudiantes debieron acomodarse a un nuevo contexto, atravesado por la virtualidad y pantalla de por medio.
Con la pandemia, los estudiantes debieron acomodarse a un nuevo contexto, atravesado por la virtualidad y pantalla de por medio.

Mucho se alertó respecto del impacto en los aprendizajes e incluso hay quienes llegaron a hablar de una “generación perdida”.

Sin embargo, según datos de la Dirección General de Escuelas (DGE) el egreso efectivo a diciembre, en establecimientos públicos, fue de 80,20% de los alumnos en escuelas orientadas y de 64,17% en las técnicas. Había sido de 62,85% y 62,4% respectivamente en 2023. Con esto se refiere a la proporción de alumnos que obtuvieron su título secundario.

El virus que lo cambió todo

El virus Sars-CoV 2 irrumpió en Mendoza y Argentina en marzo de 2020. Las clases habían empezado el 26 de febrero y el primer caso de la enfermedad en la provincia se conoció el 21 de marzo.

Con el decreto 297/20, el presidente Alberto Fernández estableció el inicio de la cuarentena en todo el país, el 19 de marzo de 2020.

Los días de aislamiento y distanciamiento obligatorios entre ese año y 2021 fueron 336. Primero hubo aislamiento, todos en casa, con altísimas restricciones de circulación, por lo que se tuvo que adaptar rápidamente un sistema educativo que no estaba en absoluto preparado para eso.

La virtualidad se volvió el canal para que los chicos continuarán el ciclo lectivo. Así, se apeló a plataformas y redes sociales para enviar materiales como fotos, videos y trabajos.

Sin embargo, no todos tenían conectividad ni teléfono o computadora. Y entre quienes contaban con ello, a veces era de manera eventual, compartida con otros o con equipos antiguos. Esto les dificultó presentar tareas en tiempo y forma y seguir el ritmo del resto de sus compañeros.

Por aquel entonces se estimaba que había 37 mil chicos sin acceso a Internet para hacer las tareas en casa, aproximadamente 10% de la matrícula primaria y secundaria según una la DGE. Uno de cada diez alumnos en Mendoza debía estudiar con cuadernillos.

La situación incrementó las brecha dentro del sistema.

Crisis y nuevas estrategias

Pero además, comenzaron a aflorar problemáticas familiares y socioambientales que atravesaron los procesos y los vínculos, los docentes y directivos entraron más en la realidad de los hogares y hubo que resolver cuestiones más allá de lo méramente académico.

También implicó cambios en la forma de evaluar. La nueva realidad, impuesta tan abruptamente, obligó a la escuela a repensarse, la empujó a tomar decisiones largamente postergadas para adaptarse a los nuevos alumnos. Eso hizo que este grupo debiera adaptarse primero a las medidas de emergencia y luego, a cambios en los procesos tras el regreso al aula.

Por la pandemia, los padres y docentes manifestaban en 2022 que los alumnos sufrieron daños en el aprendizaje ya que algunos ni siquiera llegaron a los aprendizajes prioritarios en 2020 y 2021. Foto: Los Andes
Por la pandemia, los padres y docentes manifestaban en 2022 que los alumnos sufrieron daños en el aprendizaje ya que algunos ni siquiera llegaron a los aprendizajes prioritarios en 2020 y 2021. Foto: Los Andes

Se decidió que en el ciclo 2020 no se colocarían notas negativas, solo por encima de 7, y que quienes no las obtuvieran quedarían “en proceso”. Dentro de la currícula se fijaron aprendizajes prioritarios (en detrimento de otros) y también se decidió que 2020 y 2021 fueran unidad pedagógica, por lo que nadie podía repetir en 2020 y pasaron todos de año. Lo adeudado, lo no aprendido, debió resolverse ese segundo año, lo cual también retrasó los contenidos que debían verse. También se cambió la forma de evaluar y comenzó a hablarse de evaluación formativa y trayectoria acompañada.

A fines de ese año, docentes y padres señalaban que la situación económica afectó trayectorias y se perdieron saberes.

En 2022, volvieron a colocarse notas del 1 al 10. Surgió la ponderación de notas numéricas con otros aspectos.

Fabiana Rodriguez, profesora de Economía, consideró que si bien fue un cambio muy grande y profundo desde la parte educativa, en la forma de evaluar y cómo manejar los contenidos, todo facilitó la forma de enseñanza y perdura hasta ahora.Lo que no facilitó en estos chicos fue la constancia de estudio, estos chicos vieron cómo la incorporación de la tecnología fue una forma más fácil de aprobar, pero no de aprender, entonces, cuando estos chicos vuelven después de pandemia, nos costaba mucho que adquirieran el hábito de estudio, era todo copiado y cuando íbamos a la evaluación teníamos que bajar el nivel”. Por eso -dijo- quedaron muchos chicos rezagados.

En su opinión, estos chicos no salieron con un buen nivel de aprendizaje. “Al entrar a la facultad tuvieron desafíos nuevos y frustraciones, porque pensaban que iba a tener el mismo nivel de contemplación, pero la facultad es un filtro; entonces quedaron muy a la deriva”.

En tanto, para el psicopedagogo Alejandro Castro Santander, no se le puede echar toda la culpa a la pandemia. Destacó que ya diversos estudios previos daban cuenta de malos resultados en los aprendizajes, en la asistencia y en el egreso.

Por eso señaló que sin dudas la pandemia influyó, mostró que la presencialidad era fundamental e incrementó lo que se llamó la “pobreza de aprendizaje”. Agregó que además la inversión era y está por debajo de lo que sugieren la OCDE y la Unesco (5 a 6%), en torno al 1%. “Así que, veníamos mal, empeoramos un poco y el pronóstico es malo en general porque la única propuesta que hay está más relacionada con un programa de lectura y no hay inversión”, subrayó.

Impacto emocional del aislamiento

“Al principio me resultó más difícil porque tenía que aprender a usar la página pero después ya no”, relató Victoria (17), quien acaba de egresar. Consideró que se les facilitaron muchas cosas para que pudieran sobrellevarlo, como si se hubiesen relajado las exigencias. “Creo que fue más fácil que haberlo hecho presencial”, opinó respecto de primer año.

Regreso a clases por grupos y con distanciamiento
Regreso a clases por grupos y con distanciamiento

Pero sí aceptó que fue mucho más complicado segundo, en 2021, con el regreso a clases por etapas y en grupos. “Había mucho desorden, los profesores no se podían organizar bien y se nos complicaba a nosotros”. Pero por sobre todas las cosas, cree que fue la etapa más difícil para quienes no tenían conocidos desde antes del ingreso, casi no habían tenido tiempo de conocerse, era la mayoría, y había muchos chicos solos.

A mediados de 2020, las escuelas mendocinas ya detectaban crisis emocionales en los chicos por el aislamiento. Durante el confinamiento surgieron casos de angustia, ataques de pánico, estrés y hasta depresión en los alumnos.

Pero además, en el retorno, se encontraron con chicos con serios problemas para sociabilizar, incluso algunos no hablaban, volvieron muy afectados emocionalmente.

Los padres y docentes manifestaban que sufrieron daños en el aprendizaje ya que algunos ni siquiera llegaron a los aprendizajes prioritarios en 2020 y 2021.

La suspensión de clases y otras actividades dejó a los adolescentes aislados de un contacto vital para la edad: sus pares.

Por eso, Elizabeth Liberal, quien era directora de Salud Mental de la provincia por aquel entonces, dijo que los adolescentes se quedaron sin lugares de sociabilización y para ellos es esencial para construir su identidad. “Eso llevó a que viésemos una vuelta de muchos cuadros muy complejos, uno de ellos, el suicidio”, señaló.

Al regresar por grupos a la presencialidad y luego, la convivencia fue un desafío en los colegios ya que notaron que los chicos tenían grandes dificultades para compartir, comunicarse, adaptarse y ser tolerantes. El aislamiento había costado caro.

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