Bien podría caber en esta oportunidad el famoso memes de “emosido engañados”. Por más de 300 años se creyó que los espermatozoides humanos nadan moviendo la cola, pero un reciente estudio científico demostró que esto no es así. Esta especie de ilusión óptica fue develada por equipo de investigadores, gracias a las matemáticas y la microscopía en 3D más avanzada.
La investigación firmada por científicos de México y Gran Bretaña demuestra que en realidad, en lugar de oscilar la cola como si se tratara de una renacuajo, ésta en realidad está torcida y sólo se mueve de un lado, mientras que la cabeza del espermatozoide debe rodar sobre sí misma para poder desplazarse recto.
La revelación arroja una nueva esperanza sobre los secretos de la reproducción, según los propios autores, Hermes Gadelha de la Universidad de Bristol, Gabriel Corkidi y Alberto Darszon, ambos de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El estudio fue publicado por la Science Advances y descubre que la cola de los espermatozoides está torcida y se mueve solo de un lado, por lo que deberían nadar en círculos. Sin embargo “han encontrado una forma inteligente de adaptarse” y avanzar, explicó la Universidad de Bristol en un comunicado.
Las células reproductoras masculinas “descubrieron que si rodaban mientras nadaban, como las juguetonas nutrias que sacan el corcho a través del agua” irían recto, explicó Gadelha, experto en matemáticas de la fertilidad.
Pero ese giro no es nada sencillo: la cabeza del espermatozoide da vueltas al mismo tiempo que la cola lo hace en la dirección de la natación.
Para el estudio usaron una cámara de alta velocidad capaz de grabar más de 55.000 fotogramas por segundo y una platina de microscopio con un dispositivo para mover la muestra de arriba a abajo a una velocidad increíblemente alta.
Lo que explica que durante más de tres siglos se creyera que el espermatozoide se desplazaba con un movimiento zigzagueante es que “el rápido y altamente sincronizado giro de los espermatozoides causa una ilusión cuando se ve desde arriba con los microscopios 2D”.
”Este descubrimiento revolucionará nuestra comprensión de la motilidad del esperma y su impacto en la fertilización natural”, aseguró Darszon. Para el investigador se sabe muy poco sobre “el intrincado ambiente” dentro del aparato reproductor femenino y cómo la forma de nadar de los espermatozoides afecta a la fertilización, por eso “estas nuevas herramientas nos abren los ojos a las increíbles capacidades que tiene el esperma”.
Para Gadelha, comprender la cola del espermatozoide humano “es fundamental” para poder desarrollar herramientas de diagnóstico que identifiquen a los que no son sanos.