Por la situación económica, que apremia tantos bolsillos, los libreros llegaron a la Feria del Libro, que comenzó el viernes, suponiendo un descenso en las ventas respecto de años anteriores. Esto se confirmó, sin embargo, aseguraron que por eso, sus expectativas se superaron, sobre todo durante el fin de semana.
Como suele ocurrir en estas circunstancias, hay muchos “paseadores” que se acercan al Espacio Cultural Julio Le Parc, en Guaymallén, donde se situó esta edición, personas que transitan y curiosean en los puestos pero regresan a sus casas con las manos vacías.
Sin embargo, observan un fenómeno: el de los lectores apasionados, aquellos que dejan de lado el costo del libro que desean y lo afrontan como sea.
En un recorrido por los pasillos puede verse que realmente hay precios que “duelen”, son muchos los ejemplares que superan los 5.000 pesos. Sin embargo, las librerías también han hecho su habitual propuesta de ofrecer ofertas que pueden rondar entre 300 y 500 pesos o incluso 2x1.
Los lectores compran
Aunque un balance definitivo se sabrá cuando la feria termine, el 11 de setiembre, una primera aproximación permite conocer cuál es la conducta de los consumidores en esta edición.
Ivan Miszei es uno de los libreros que más conoce el mercado en Mendoza. Para él, las expectativas se vieron superadas, sobre todo el fin de semana, ya que explicó que es usual que el día de la inauguración y el primer lunes asista menos público.
De hecho, el viernes, cuando se abrió, se vió atravesado por el feriado decretado a nivel nacional. En uno de los puestos, de una reconocida librería local, dijeron con desencanto que ese día vendieron solo 7 ejemplares en toda la jornada.
El finde el escenario cambió, motivado en parte por las propuestas artísticas y presentaciones de libros, que reconocen, impulsa la asistencia.
Miszei, como otros, reconocen el aumento de los precios, pero también que hay un segmento que igual consume. “Otros años tenía colas, pero yo estoy viendo la realidad en el centro donde hay poca gente comprando, por eso es imposible pensar en un escenario como el de antes”, apuntó.
Dijo que ya no es tan usual que se lleven más de un libro pero que si hay uno que gusta, se lleva. Se apela a descuentos por pago al contado, compras en cuotas, que muchos mantienen hasta tres sin interés.
También hay quienes aprovechan las ofertas a bajo costo y llevan varios de clásicos o infantiles para regalar.
“Me sorprendió porque están llevando libros caros, como Mariana Henriquez de Anagrama, importado y difícil de conseguir y Damian, que también es un libro difícil de conseguir y se los han llevado”, contó pese a su mayor valor.
“El que viene a buscar un libro específico se gasta 3.500 y más, el que viene para llevarse algo se lleva uno de 300 pesos”, agregó.
Por otra parte, comentó que Mercado Pago es la opción más elegida, incluso por encima de las tarjetas y pese a que no implica financiación. Es probable que sea porque al contado muchos ofrecen un descuento.
“Se está vendiendo más o menos como en la Feria del Libro Infantil (de julio), un poco menos que el año pasado”, dijo Santiago, el encargado de Rayuela.
“Por nuestro perfil, de literatura infanto juvenil, tenemos un público adolescente y ellos si quieren un libro, lo compran”, explicó.
Aseguró que los precios han subido y a la gente le cuesta más y que en adultos hay una disminución drástica de unos años a esta parte.