El mismo matrimonio que albergó a la beba abandonada en la puerta de una vivienda del barrio Alto Mendoza, el pasado 10 de agosto, recibió la guarda preadoptiva, el paso previo a la adopción plena. Lo confirmaron a Los Andes fuentes del Registro Público de Adopción de Mendoza.
De acuerdo con las fuentes, Luz -como la llamaban en el hospital Notti- permaneció desde que le dieron el alta con esta familia, que estaba primera en la lista de espera de adoptantes. Una vez transcurridos los plazos de la guarda preadoptiva se llevará a cabo el juicio de adopción plena. “Todo el proceso fue rapidísimo, mucho más que en otros casos”, indicó una fuente y recordó que la beba no pasó por el estadío de familias temporarias.
Mientras tanto, una felicidad “inmensa” dijo sentir Soledad Ripoll, la mujer que la encontró en el hall de su casa hace exactamente tres meses. Habían tocado la puerta al anochecer y, al abrir, se encontró con la “sorpresa”. “De todo corazón, me encantaría volver a ver a la bebé que encontré en la puerta de casa, saber cómo está, quién es su nueva familia… Deseo cerrar el círculo”, reflexionó la mujer en un diálogo profundo con este diario.
Ella es pastelera, está casada con un médico veterinario y es mamá de Valentina, de 13 años, y de Matteo, de 10. Aseguró que, hasta el momento, sólo había escuchado rumores. “Esperaba alguna versión oficial y hoy la tengo. Supe que en un procedimiento rápido se dispuso la preadopción a la familia que la albergó desde un principio. Sé que el matrimonio la esperaba desde hacía siete años”, dijo.
“Un día la voy a volver a ver, estoy segura. Pero entiendo que tenemos que respetar los tiempos legales. Mientras tanto, no lo voy a negar, sería importante saber finalmente qué pasó con su mamá biológica, a quien considero una heroína porque hizo lo mejor que pudo. La salvó y le dio un futuro mejor”, señaló esta bondadosa mendocina.
Un hallazgo inesperado
Aquella noche, alrededor de las 20 del 10 de agosto pasado, tocaron la puerta en la casa y Soledad vio, a través de la ventana, una mantita. Inmediatamente pensó en algún animalito recién nacido, ya que un mes antes había rescatado a Pelusa, un perro enfermo que merodeaba en el barrio.
“Mi esposo se dedica a los animales, por eso pensé que me dejaban perritos. Nunca me voy a olvidar de esa primera imagen de la bebé, tan tranquila, acurrucada con sus mantitas. La entré a casa enseguida. Aunque no hacía frío estaba abrigada y me daba la sensación de que había tomado el pecho minutos antes”, rememora Soledad emocionada.
Y sigue: ”Siempre estuvo tranquila, nunca abrió los ojitos ni lloró. La notamos plácida. Le tocábamos los cachetes y parecía sonreír. Una gorda llena de paz. Estuvo dos horas en casa hasta que llegó la ambulancia y, durante ese tiempo, nunca la vimos molesta a pesar del alboroto”.
A la familia le llamaron la atención algunos detalles que denotaban el cuidado hacia la niña. Por ejemplo, el gorrito haciendo juego con la manta, todo de pollard, para resguardarla del frío. “Estaba cosido, le vi las puntadas, y me imaginé a la mamá haciéndolo. Me pregunté mil veces qué la llevó a tomar esa decisión”, señala Soledad.
Aparentemente, Luz tenía un día y medio de vida. Por la forma en que el cordón umbilical estaba cortado, se estima que nació en una vivienda particular. “Miro a la bebé en la foto y ratifico que estaba bien, tranquila, cómoda. Incluso olía a perfume. Siempre supimos que estaba bien pero no quisimos tocarla demasiado hasta que los médicos nos dijeran que estaba en condiciones”, evoca.
Llena de luz
Para Soledad, todos los que la vieron o se solidarizaron con la historia de Luz recibieron, de alguna manera, el amor que la bebé transmitía. Lo cierto es que, desde ese día, Soledad se convirtió en una persona “conocida” en un amplio entorno. Según contó, no hay quien no la reconozca en la calle o en el supermercado. Incluso, en uno de los tantos actos eleccionarios de la segunda mitad del año, encontró en el colegio Maristas a los mismos policías que habían estado en su casa para asistir a la pequeña. También recibió llamadas de las enfermeras del Notti.
“De todos obtenía datos muy interesantes, aunque no podía confirmarlos. Me aseguraban que la familia, una vez que pasaran los primeros 45 días, estaba en proceso de adopción. Incluso me habían contado que la mamá le está dando el pecho. La verdad, desconozco si tiene otro bebé o si hizo algún tratamiento”, apuntó Soledad. “Llevaban siete años esperando y estaban primeros en la lista”, agregó conmovida.
Sin embargo, el rumor que más felicidad le causó a Soledad es que la familia proyecta visitarla. “Se me puso la piel de gallina porque es, justamente, lo que más deseo en el mundo. Quiero verla, ver cómo cambió su carita. Me quedaron algunas fotos y siempre las miro y me pregunto cómo estará”, aseguró ilusionada.
Una cadena perfecta
Como les suele suceder a muchas mujeres, especialmente si sienten instinto materno, Soledad fantaseó algún día con encontrar un bebé en la puerta de su casa. Sin embargo hoy, a la distancia, entiende que los pasos legales no son sencillos y eso es prácticamente imposible. “Nada que ver la historia que uno se imagina con la real. Ese día fue un ir y venir de policías y ambulancias. No es fácil el proceso. De hecho, aunque lo intenté, nunca más pude ver a la nena”, relató resignada.
“Sólo atiné, el ratito que estuvimos solas, a tomarle algunas fotos que todavía tengo. Una de ellas está en un portarretratos. Siento que tuvimos una conexión enorme y que la cadena se dio de manera perfecta, es decir, todos hicimos lo que correspondía. Incluso la mamá biológica”, advirtió Ripoll.
También sostuvo que muchas veces, sobre todo al principio, sintió cierta angustia. “Pero después entendí que hice lo correcto y que ese matrimonio la estaba esperando desde hacía muchos años”, agregó Soledad.
Señaló que la gente de Mendoza se “enamoró” de la historia y que aún hoy muchos se lo hacen notar. “Hoy, a la distancia, y en momentos en que estamos cerrando el año puedo decir que fue un final feliz. Estoy segura de que Luz es una niña amada y cuidada, como se merece”, reflexionó.
También agradeció a las muchas personas que le dieron una mano en el momento de mayor confusión. “Lo primero que había que hacer era llamar a los médicos para saber el estado de salud, pero es tanto el shock que sentí que lo hice recién 15 minutos después de abrir la puerta y encontrarla”, rememora.
“Luz se llevó un pedacito de mi corazón y siempre lo tendrá. La frutilla del postre es que había otra mamá que la estaba esperando. Voy a aprender a vivir con esta historia y también con la tranquilidad del deber cumplido”, reflexionó Sole emocionada.
Y finalizó: “Sueño con, algún día, sentarme en la misma escalera del hall donde alguien la dejó y contarle paso a paso esta historia”.
Operativo de rescate
Durante los minutos posteriores al hallazgo de Soledad Ripoll, los investigadores revisaron cámaras de seguridad para encontrar rastros de quien había abandonado a la bebé. Desde el Centro de Monitoreo de Capital y de Las Heras buscaron respuestas, que no hallaron.
El caso fue tomado, en primera instancia por personal de la Oficina Fiscal 2 de Capital, y también por el Equipo Técnico Interdisciplinario (ETI) para realizar un abordaje psicofísico.
Se reiteró que en todo momento la prioridad fue dar con la familia biológica de la menor, un procedimiento de rutina. A su vez, la beba no pasó por la Asociación Voluntarios de Mendoza (Avome) sino que, directamente, transcurrido el plazo establecido por ley, su caso llegó al Registro Provincial de Adopción para acelerar ese trámite, como finalmente sucedió.