El 2 de abril de 1982 “cayó” viernes. Como ocurre durante casi la totalidad del año, en el Atlántico Sur el día era gélido y el frío penetraba en los huesos, y los recorría de punta a punta. Ni hablar si se tiene en cuenta que era pleno otoño. Apenas habían pasado 20 minutos de las 6 de la mañana, y junto al amanecer del nuevo día, desembarcaba el fuerte de las tropas argentinas en las Puerto Argentino (en las Islas Malvinas). Ese desembarco se extendió durante todo el viernes, con embarcaciones que se fueron sumando. A ellas se sumaban los primeros buques de bandera celeste y blanca, que habían llegado durante la madrugada de ese viernes y que terminaría por quedar en la historia como la jornada en que las tropas argentinas recuperaron las Malvinas. El mismo episodio que, meses después, desencadenaría la terrible Guerra de Malvinas.
El detalle es que esta fría jornada que caracterizó al primer viernes de abril de 1982 no fue el desenlace de un proceso que se desencadenó de un día para el otro. “La recuperación de Malvinas venía gestándose desde diciembre de 1981. Y si bien estaba previsto para entre agosto y septiembre de 1982, el 12 de marzo hubo un incidente que precipitó y aceleró todo. En las Georgias del Sur, un grupo de operarios argentinos que habían llegado en un buque, izó la bandera argentina y comenzó a desarmar una factoría (británica) en el lugar. Y cuando un grupo de lugareños los descubrió, dieron aviso a las fuerzas militares inglesas y estos trabajadores argentinos fueron detenidos y trasladados a las Malvinas. Esto llevó a que el Estado argentino acelerara todo el proceso de recuperación”, rememora el ex combatiente mendocino, Hugo Olivera, a 39 años de la Recuperación de las Islas Malvinas.
Entre lo barrabrava y el “boludo”
The Crown es una de las series más exitosas de Netflix de los últimos años. La producción repasa el reinado de la soberana Isabel II -aún vigente- en Gran Bretaña; así como también todos los escándalos familiares, políticos y sociales que rodean a la Familia Real Británica. Y en su cuarta temporada, uno de los contenidos más vistos en la plataforma de streaming en 2020, el argumento aborda la Guerra de Malvinas y la tirante relación entre la Reina y la entonces Primera Ministra, Margaret Thatcher.
En los episodios 4 y 5 de la temporada 4 de The Crown, la historia aborda con una óptica británica (aunque no por ello menos polémica, incluso para la idiosincrasia inglesa) el conflicto bélico del Atlántico Sur. Y durante los primeros 10 minutos del cuarto capítulo, toda la escena transcurre en este punto austral.
En la serie vemos a un grupo de hombres reunidos y trabajando en un remoto punto, entre montes, el océano y algunos galpones. Un grupo de lugareños que practicaba trekking por el lugar advierte esta extraña presencia y sale a su encuentro. Es ese momento en que descubren que los “intrusos” están desmontando una fábrica, han izado la bandera argentina y han han pintado en uno de los galpones la frase “Las Malvinas son argentinas”, con pintura celeste y blanca y una improvisada ilustración de la silueta de las islas.
Antes de cruzarse con los lugareños, los argentinos (que son representados por actores españoles intentando emular el acento de nuestro país) habían intercambiado palabras y chistes entre sí; con el latiguillo de “¡Che, boludo!” incluido caso la fuerza dentro de cualquier diálogo que mantenían. Porque los productores recurrieron al “¡Che, boludo!” para dejar en claro que estos hombres eran argentinos, sin decir que eran argentinos.
Con la celeste y blanca flameando en la isla habitada por británicos y con el improvisado mural de “Las Malvinas son argentinas”, los lugareños les piden -de no muy buena manera y en inglés- que retiren la bandera. Y, con expresiones en sus rostros de no comprender qué les estaban diciendo en el idioma “enemigo”; la reacción de los trabajadores argentinos constituye otro infalible cliché: entonar a los gritos el Himno Nacional Argentino.
“El hecho es real, pero no es del día del Desembarco de las tropas argentinas. Eso se da en las Georgias, y es previo. Ese episodio fue el motivo que aceleró la recuperación de Malvinas, quienes están allí son los operadores que fueron a desarmar la factoría (enviados por Constantino Davidoff). Ellos llegan al lugar, empiezan a desarmar la fábrica e izan la bandera. Y eso desencadenó todo”, recuerda el ex combatiente mendocino, Hugo Olivera.
Contratado por las autoridades diplomáticas escocesas, Davidoff había enviado a un grupo de sus operarios a desmantelar una estación ballenera en desuso. Y fueron ellos quienes llegaron a izaron la bandera, y aceleraron todo el conflicto diplomático. Porque, luego del cruce con quienes vivían en las Gerogias del Sur, estos últimos dan aviso a las autoridades militares británicas. E instantes después, los 39 operarios fueron detenidos y trasladados en un buque inglés a las Malvinas.
“Todo se apuró, y por eso embarcamos el 27 de marzo desde el territorio continental y desembarcamos el 2 de abril de 1982 en Malvinas. La escena que muestra la serie no tiene nada que ver con Malvinas, sino que fue el 12 de marzo, en el desguace de la factoría en las Georgias. Si ellos (por los realizadores de The Crown) hubieran mostrado el verdadero desembarco, la serie mostraría que nosotros fuimos los vencedores en ese momento, quienes izamos la bandera argentina en Puerto Argentino y que tomamos como prisioneros a los Royal Marines”, agrega Olivera con orgullo. Aquella mañana, el mendocino se desempeñó como Infante de Marina.
“Estos hechos se sucedieron en las Georgias. Una empresa estaba realizando unas tareas y sus trabajadores izaron la bandera Argentina. En ese momento se sucedieron los hechos que muestra la serie; la empresa fue expulsada de la isla y con ellos había un buque argentino”, refuerza a su turno el también veterano de Malvinas mendocino, Duilio Ramírez.
Desembarco y recuperación
Un día antes del desembarco, el 1 de abril de 1982, el buque portaviones 25 de mayo se había detenido a 25 millas de la costa. Y aunque el plan inicial era concretar el arribo y la heroica recuperación ese jueves, una impiadosa tormenta que ni siquiera permitió desarrollar la navegación frustró esos planes.
“Para las operaciones de recuperación de nuestras Islas Malvinas, Pedro Edgardo Giachino fue jefe de una patrulla de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos que desembarcó el 1 de abril de 1982 durante la noche, en una playa al Sur de Puerto Argentino. Su misión era lograr la rendición del gobernador británico antes de que el grueso de las tropas argentinas irrumpiera en la localidad. Con ello, Giachino debía evitar un sangriento e inútil combate en plena planta urbana. La patrulla desembarcó desde el Destructor ARA Santísima Trinidad, logrando llegar a las playas en botes de goma; y las fuerzas enemigas de la zona no advirtieron el desembarco nocturno de los hombres de Giachino”, rememoró Ramírez sobre los instantes previos a la recuperación.
A las 6 de la mañana del 2 de abril de 1982, Giachino (mendocino también) rodeó con sus hombres la casa del gobernador británico y lo intimó a que se rindiera. “Los británicos, sorprendidos, abrieron fuego sobre la patrulla. Tal como prescribían las órdenes recibidas, Giachino procedió sin provocar bajas ni daños al oponente. Sin duda, estas órdenes son las más difíciles que pueda recibir un militar, pero Giachino estuvo a la altura de las circunstancias”, agrega el ex combatiente mendocino.
Mientras tanto, los británicos redoblaron la ofensiva y sus disparos. “Treinta minutos después, la primera ola de asalto de la Fuerza de Desembarco Argentina toca tierra en las playas, distantes a unos 7 kilómetros de donde Giachino estaba tratando de lograr la rendición del gobernador. La recuperación de las Islas se estaba consumando. Pocos minutos después, los vehículos anfibios blindados de la Infantería de Marina Argentina rodaban hacia Puerto Argentino, mientras naves de la Flota de Mar hacían ver sus siluetas en la bahía”, destaca Ramírez, compartiendo una sintética reseña de lo que fue aquella histórica mañana.
En su reconstrucción, Ramírez destaca el hecho de que si las tropas argentinas entraban a la localidad, eso desencadenaría en el combate con los británicos y en el mismo pueblo, circunstancia que debía evitarse a toda costa. “Giachino supo que debía actuar para impedirlo. En su condición de jefe, tomó la decisión más importante de su vida: en la evidencia de la inutilidad de lograr la rendición británica, avanzó solo hacia el interior de la casa del gobernador y derribó una puerta. Una ametralladora enemiga le hizo fuego a quemarropas, cayó hacia atrás y gritó a sus hombres que se cubrieran”, continua el veterano de Malvinas.
Luego de recibir los múltiples impactos, el teniente de Fragata Diego García Quiroga, segundo de Giachino, quiso retirar al mendocino de la línea de fuego, lo que derivó en que también fuera alcanzado por los proyectiles. “El cabo enfermero Urbina intentó rescatar a sus dos jefes, siendo también herido. Aun así, logró dar los primeros auxilios a los oficiales y a sí mismo. Y la presión de la situación general, motivó al gobernador británico a ordenar la suspensión del fuego y pedir parlamento”, sostiene.
En ese sentido, Ramírez destaca que la misión del capitán Giachino se cumplió: el gobernador se rindió antes de que las tropas argentinas hicieran su entrada a Puerto Argentino. “El precio fue la vida de nuestro héroe, quien muere minutos después a causa de las severísimas heridas recibidas”, reflexiona.