La Guerra de Malvinas marcó a todo el país. A 39 años del desembarco de las tropas argentinas en el territorio del Atlántico Sur y de la Recuperación de las Islas Malvinas, los merecidísimos homenajes no dejan de sucederse en Mendoza y en todo el país; aunque hay heridas que no cierran. Y, de acuerdo a las voces de sus propios protagonistas, no cicatrizarán hasta tanto la bandera celeste y blanca vuelva a a flamear en el punto insular más austral de la Soberanía Argentina.
El 2 de abril de 1982 propiamente dicho fue un día de algarabía y festejo nacional, ya que las tropas argentinas recuperaron las Islas e izaron la bandera argentina en ese terreno, en “la Patria es la extensión”. Luego de que la toma y de la breve pero feroz ofensiva de las fuerzas británicas, el conflicto se trasladó al plano parlamentario. Y a más de 10.000 kilómetros de las Malvinas, tres días después de la recuperación desde Gran Bretaña se movilizaron los recursos y herramientas bélicas más sofisticados y de avanzada para responder. Así comenzó la Guerra de Malvinas, que se extendió hasta el 14 de junio de 1982.
Y mientras los jóvenes argentinos viajaban a ese punto del Atlántico Sur (desconocido para muchos, combatientes y no) aprestados para defender su patria, en el territorio argentino continental no dejaban de sucederse situaciones tan ilógicas como despreciables, y cuyos detalles se conocieron en detalle después de la Guerra. Las más indignantes fueron las colectas impulsadas por el Gobierno (en manos de las Fuerzas Armadas en plena Dictadura Militar), que despertó la solidaridad de toda la ciudadanía argentina con donaciones de comida y ropa que estaba destinada a llegar hasta las islas y para los soldados. Pero que nunca llegaron. Lo propio ocurrió con la propaganda oficial que rezaba casi de memoria y con optimismo “Estamos ganando”, mientras que el panorama era por demás oscuro para los combatientes argentinos en el Sur.
Y entre tantas decisiones irracionales y desmedidas, una de ellas resulta llamativa aún hoy, a casi 40 años de la Guerra: la prohibición de la difusión de música en inglés en las radios, televisión y todo tipo medios argentinos. Curiosamente y en paralelo, esto trajo aparejada una reivindicación y resurgir en el plano público de artistas que, hasta entonces, habían sido blanco de la censura; como León Gieco, Miguel Cantilo, Raúl Porchetto y Litto Nebbia (entre otros).
Estos tres cuestionables elementos convergieron en un lugar y en una fecha determinada: el Festival de la Solidaridad Latinoamericana, celebrado el 16 de mayo de 1982 en el Estadio de Obras Sanitarias. En medio de una campaña de propaganda sobre un inminente triunfo en Malvinas, artistas locales participaron de este evento que tenía como finalidad recaudar mercadería y artículos de primera necesidad para los soldados argentinos.
Mientras tanto, el inglés e consideraba como un idioma tabú; y las canciones y artistas que daban vida a sus obras en este “lenguaje enemigo” estaban proscriptos en Argentina. Una de las últimas bandas británicas de renombre que había visitado el país había sido Queen, en 1981. Y hasta se habían tomado una fotografía con un joven Diego Maradona; éste con una camiseta con la bandera del Reino Unido, mientras que Freddie Mercury vestía la camiseta celeste y blanca de argentina.
La resistencia
En un ambiente político y social convulsionado, esta medida también marcó una interna en la escena artística y musical argentina; una especie de guerra civil tácita. Algunos artistas no comulgaban con esta decisión de ponderar artistas nacionales para silenciar a los que cantaban en inglés; y así fue creciendo la movida under, con referentes como Virus, Los Violadores, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y Sumo.
Justamente esta última banda, liderado por el carismático Luca Prodan, sufrió de cerca las consecuencias de la “ola anti inglesa”. En 1981, la inglesa Stephanie Nuttal, por entonces novia de Prodan, fue una de las integrantes de la primera formación de Sumo. Sin embargo, en 1983 -y en medio de un contexto hostil hacia todo lo que representaba a Inglaterra-, Nuttal debió abandonar el país y regresar a Inglaterra.
El resurgimiento
En 1983, con el regreso de la democracia; comenzaron a salir a la luz las primeras de tantas atrocidades que había girado en torno a la Guerra de Malvinas, siempre en lo referido a la esfera política. Y si bien se mantuvo la atmósfera del under, esa frontera imaginaria que separaba a artistas “oficiales” de los “alternativos”; se fue haciendo cada vez más difusa. Y la música como instrumento de protesta comenzó a abandonar la clandestinidad.
Memoria
Desde entonces, son varios los artistas argentinos que han rendido sus homenajes y han inmortalizado con su material a los jóvenes héroes que fueron a combatir a Malvinas. Incluso, en la actualidad proliferan canciones dedicadas a este enfrentamiento y a sus protagonistas.
Estas son algunas de estas obras:
-No bombardeen Buenos Aires (Charly García, 1982. Álbum: Yendo de la cama al living)
-Reina Madre (Raúl Porchetto, 1983. Álbum: Reina Madre).
-La Isla de la Buena Memoria (Alejandro Lerner, 1983. Álbum: Todo a Pulmón)
-2 de abril (Attaque 77, 1995. Álbum: Amén!).
-Héroes de Malvinas (Ciro y los Persas, 2012. Álbum: 27).
-No volvieron más (Callejeros, 2018. ÁLbum: Concierto Obras).