Las imágenes del cantante callejero mendocino Manu Heredia en China resultan conmovedoras.
Por fin, después de años de luchar para llegar a Beijing con el fin de someterse a un tratamiento de células madre para intentar volver a caminar luego de la tragedia que lo dejó en silla de ruedas, Manu y su novia se encuentran en Wu Stem Cells Medical Center cumpliendo rigurosamente con el plan.
A través de posteos, imágenes y videos repletos de palabras emotivas, la mayoría de gratitud hacia Mendoza, que llevó a cabo una gran colecta para que Manu pudiera viajar, va relatando día a día su permanencia y se muestra feliz y optimista con los posibles resultados.
“¡Hola Gente! Hoy nos despertamos con un paisaje hermoso, todo nevado. Tuve controles normales por la mañana. El médico me sugirió salir para ver la nieve si lo deseaba pero preferí quedarme en la habitación para no tomar frío. Alrededor de las 16 vinieron a buscarme para llevarme a otro sector de la clínica donde el doctor Wu y la doctora Wan me inyectaron las primeras células madre por suero y, en forma directa, en la medula espinal, a través de una punción lumbar”, relató.
Luego, continuó, debió permanecer por dos horas sin moverse, sin beber líquidos ni injerir alimentos.
“No he sentido ningún malestar, tampoco sensaciones distintas y ya en las próximas horas continuamos con la misma rutina que venimos haciendo en Wu Stem Cells Medical Center”, señaló.
Manu se mostró especialmente agradecido a su pareja, Anabella Ragusa, “por estar acompañándome en todo esto acá”, dijo.
También habló del apoyo de su familia, club de fans, amigos, equipo de trabajo, sponsors y toda la comunidad mendocina por estar atenta desde tan lejos.
Pero no quedaron allí las novedades de este resiliente que supo salir adelante en la más absoluta adversidad. En la misma habitación donde se somete a esta chance por volver a caminar, se realizó un festejo muy particular.
Lo relató de esta manera: “Hoy, además de los controles diarios, médicos, enfermeras y traductor me dieron una sorpresa hermosa. Vinieron ‘Prucio’, ‘Sherry’ y ‘Xiaoyan’ a la habitación, con globos, una torta, gaseosas, un parlante y ¡Se armó la fiesta!”, relató.
“¡Me hicieron cantar! les encanta la música y pudimos conocernos un poco charlando con los traductores. Nos hicimos amigos. La verdad, todo el personal es divino, tiene muy buena onda y nos están atendiendo muy bien”, relató.
“Luego vino Mick a buscarme para la clase de gimnasia, se sumó a la pachanga y también ligó torta. Estar en otro país y que me traten de esta manera no tiene precio. Además, esta genial poder conocer su cultura y ellos la nuestra. Charlando de comidas, de fútbol y de miles de cosas más. Mil gracias Wu Stem Cells Medical Center”, dijo Manu a través de sus redes sociales.
En otro diálogo desde Beijing, en exclusiva para Los Andes, sostuvo: “Es una experiencia increíble. Están preparándome el cuerpo para incorporar las células que podrían darme una nueva oportunidad de caminar”.
Y agregó con esperanza: “Como todos saben, este tratamiento puede resultar o no. No lo sabemos todavía pero en principio estoy cumpliendo toda la previa con la rigurosidad del caso. Insisto en que más allá de los resultados me siento muy satisfecho con esta experiencia increíble desde que hemos llegado luego de una serie de escalas en países inimaginados”.
“Estoy sorprendido con la cultura, con todo lo que tienen, con la vida que llevan acá. Incluso me han hecho cantar y eso es un mimo al alma”, sostuvo. También habló del gran recibimiento en China y de la emotiva despedida en el aeropuerto de Mendoza.
“Nunca me voy a olvidar de esto que estamos viviendo junto a Anabella, a quien le agradezco el apoyo y la compañía incondicional”, remarcó.
El sueño de poder viajar a China para someterse al tratamiento comenzó antes de la pandemia. Manu juntó peso a peso cantando desde la avenida San Martín, ofreciendo shows en fiestas privadas y organizando rifas y colectas de todo tipo.
Cuando llegó a la suma requerida, después de un gran esfuerzo, llegó la pandemia por el Covid-19 y todo debió postergarse. Más tarde, superadas las restricciones y ya en pareja con Anabella, iniciaron un emprendimiento de productos elaborados con pollo para vender y seguir recaudando.
Fue así que ambos pusieron el “pie en el acelerador” en el último tramo de esta lucha sin prisa ni pausa e iniciaron una nueva colecta denominada “Todos por Manu, campaña final”.
“Tuvimos que empezar de cero con los pasajes porque los desbarajustes económicos hicieron que la devolución que nos hicieron no tuvieran el mismo valor. Hoy cada pasaje cuesta más de un millón de pesos”, indicó Manu a Los Andes poco antes de emprender la experiencia.
La colecta tuvo como fin reunir 5 mil dólares necesarios para la estadía y los pasajes.
“Estoy cantando a full en la calle y, además, con el emprendimiento. Ya juntamos 1200 dólares con muchísimo esfuerzo, pero necesitamos más. Sé que lo vamos a lograr, por eso reitero el pedido de ayuda a la comunidad”, dijo en esa oportunidad. Cuando por fin, en noviembre, llegaron a la cifra que necesitaban, aclaró a Los Andes con honestidad: “Pusimos punto final a la colecta. Llegamos a la meta entre todos, no necesitamos más dinero”.
“El tratamiento de células madre podría mejorar mi calidad de vida y cualquier avance sería muy importante para mí. Mi vida cambió de la noche a la mañana y tuve que aprender a reinventarme”, dijo.
Manu canta a la gorra, generalmente en la esquina de San Marín y General Paz. Deleita con su música melódica, pop latino y algunos temas bailables.
La noche del 7 de enero de 2014, en una pizzería de la Sexta Sección, donde trabajaba como cadete, recibió varios disparos por parte de tres delincuentes. Las balas lesionaron su médula ósea y lo dejaron en silla de ruedas.
Nunca sintió deseos de venganza ni rencor hacia nadie. Simplemente, se dedicó a salir adelante.
Pasaron los años y, como pudo, Manu sobrellevó su condición. Hoy asegura que se siente fortalecido y que fue capaz de adaptarse a su nueva vida. Su situación jamás lo llevó a bajar los brazos y, por el contrario, asegura que disfruta de su rol de padre y de su música.
“Escalé de a poco y fui ganándome un lugar de privilegio en el mundo musical. Soy un agradecido”, dijo.
La cuarentena lo llevó a cantar en la calle con mucho éxito. Si bien actuaba en distintos eventos, las restricciones lo llevaron a esa esquina de la calle San Martín para seguir generando ingresos y continuar con su pasión.
Manu fue el único empleado, aquella noche, que recibió la peor parte de los delincuentes: el resto se salvó y él tuvo que empezar de nuevo a vivir una vida nueva. “Cuando desperté en el Hospital Central fue una confusión total. No podía moverme, estaba atrapado en una cama con pañales”, relató.
Inició así un proceso largo y tedioso que requirió paciencia y temple.
Suele aclarar que su público, “de hasta 90 años” fue clave en todo el proceso de recuperación y descubrió que cantar fue sanador, además de una manera de cosechar miles de amigos y gente conocida. De hecho, a partir de esa nueva veta se formó su club de fans que no lo abandona jamás y está pendiente de cada paso.
Cómo seguirlo
Su Facebook es Manu Heredia, donde va relatando cada paso de su estadía en China.