Una terrible pesadilla. Pero despiertos, en la vida real y de la que –aunque lo deseen con todas sus fuerzas- jamás despertarán para constatar que nunca ocurrió, lamentablemente. En pocas palabras, esto es lo que viven desde hace más de un mes Patricia Naranjo, su hermana, Gema y toda la familia de Javier Naranjo.
Este joven, que tenía 25 años, fue asesinado de un balazo en la cara durante los primeros minutos del jueves 8 de diciembre cuando iba a comprar una gaseosa a la vuelta de su casa en el barrio Solidaridad Estrella del Sur, en la Ciudad de San Luis.
Naranjo, quien minutos antes había intercambiado algunas palabras e insultos con otro grupo de personas que estaban en otra esquina del barrio, fue atacado a piedrazos, botellazos y hasta disparos, por lo que –según cuenta su familia- intentó escapar. Pero, cuando estaba a pocos metros de su madre y de su tía, otro joven –del grupo con quien antes se había estado insultando- se le cruzó por delante y le disparó. La bala ingresó debajo de la ceja, casi a la altura del ojo izquierdo y no tuvo orificio de salida.
“Nosotros habíamos salido a buscarlo, porque mi hermana sabía que la otra bandita estaba en la calle a esa hora y desde hace tiempo que tienen muchos problemas con la familia. Cuando le empezaron a disparar y a tirar cosas, mi sobrino salió corriendo para regresar a casa, y estando a pocos metros nuestros, se cruzó otro de los chicos y le disparó en la cara”, rememora la tía de Javier, Gema Naranjo, a Los Andes.
Según recapitula la mujer, su sobrino se desvaneció en el lugar, por lo que ella y su hermana (madre de la víctima) debieron arrastrar el cuerpo de Javier Naranjo de regreso hasta la casa
“Cuando lo vimos venir corriendo a mi sobrino, vimos que venían como 20 personas persiguiéndolo, disparando armas y arrojando botellas y piedras. Y cuando mi sobrino se desvaneció adelante nuestro, con mi hermana nos agachamos a intentar levantarlo. Pero nos dimos cuenta de que había fallecido en el acto. Como pudimos, arrastramos el cuerpo de mi sobrino hasta la casa de ella. Pero del otro lado seguían tirando piedras e insultando. Teníamos que acercarnos al cuerpo de Javier cuando no tiraban nada, y tuvimos que arrástralo y completar la vuelta en 3 partes”, recapitula la mujer.
Los conflictos entre la familia Naranjo y otras dos familias de ese barrio son de larga data y ha tenido otros episodios previos. Sin embargo, ninguno ha sido tan violento ni sangriento como el del 8 de diciembre pasado.
“Ya ha pasado más de un mes y no hay nadie detenido, y estas personas siguen teniendo a maltraer a los vecinos del barrio. Sin ir más lejos, el fin de semana pasado golpearon a chicos y mujeres en un parque acuático que está en la ciudad de La Punta. Hemos ido a la Policía, a la Fiscalía, hemos pedido hablar con un juez. Y lo único que nos dicen es que ya hay un pedido de captura contra la persona que mató a mi sobrino. Pero los cómplices siguen como si nada, y nadie de ellos se ha ido de San Luis ni del barrio, siguen todos donde siempre”, agrega Gema Naranjo.
Además, a todo este padecimiento diario, se suma un dato más que indignante: las mismas personas que estuvieron esa fatídica madrugada del 8 de diciembre en que un joven asesinó a Javier Naranjo les escriben a la madre, a la tía y a la prima de Javier para amenazarlos y burlarse de la muerte del joven de 25 años.
“Hasta amenazan a los testigos para que no vayan a declarar nada”, acusa la tía de la víctima fatal. “No es un problema particular con nosotros, sino que esta gente tiene problemas con todo el barrio. Pero a los otros vecinos no les hacen nada porque, como ellos tienen miedo, nadie denuncia. Pero nosotros nos cansamos de quedarnos callados”, acota.
Una “bronca” de larga data
El miércoles 7 de diciembre por la noche, Gema Naranjo salió de trabajar y se fue a cenar con su hermana, Patricia, y su sobrina, Abigail (madre y hermana de Javier Naranjo respectivamente). La esperaban en la casa del Barrio Solidaridad Estrella del Sur.
“Mi hermana hace tiempo que tiene problemas con otras dos familias del barrio. Incluso, ya por otras amenazas a Patricia le habían puesto consigna policial en la cuadra (NdA: custodia) y había 3 medidas de restricción para que esas personas no se acercaran a la casa de mi hermana. Pero son personas conflictivas con todos los vecinos”, aclara Gema para contextualizar la atmósfera bélica y problemática que envolvía al barrio aquella noche –y que todavía se mantiene-.
“Llegué cerca de las 22:30, nos sentamos a comer en el patio y nos pusimos a hablar. A eso de las 0, ya del 8 de diciembre, mi sobrino Javier me dijo que iba a la verdulería de la vuelta de su casa a comprar una gaseosa con un amigo. Cuando mi hermana salió a colgar la ropa, me preguntó dónde estaba Javier y yo le conté. ‘Vamos a buscarlo, que no salga porque están los otros en la calle y se van a pelear’, fue lo que me dijo mi hermana. Y salimos”, reconstruye Gema.
“Los otros” de los que hablaba Patricia Naranjo aquella noche eran los vecinos con quienes mantenía problemas de larga data y quienes, según palabras de los Naranjo, tienen aterrado a todo el barrio.
“No habíamos alcanzado a salir y escuchamos un primer disparo”, sigue la tía del joven asesinado esa madrugada.
Ya en la vía pública, las dos mujeres vieron a Javier que regresaba corriendo con dirección hacia su casa. “Corriendo es un decir, porque esos mismos chicos le habían dado un balazo en una rodilla un mes antes, entonces no podía correr muy bien”, acota Gema. Fue en ese fatídico instante en que uno de los integrantes de la otra banda –con quien Javier había intercambiado algunos insultos minutos antes- se le cruzó por delante y le efectuó el disparo que impactó en su cara y terminó con su vida.
“Lo primero que hice fue acercarme a la casilla de Policía que han puesto como consigna en el lugar y le conté a dos mujeres policías lo que había pasado. Ellas llamaron a la ambulancia y pidieron refuerzos. La ambulancia llegó muy rápido, pero no pudo hacer nada. Y los refuerzos de la policía se demoraron”, relata Gema.
Un mes de impunidad, burlas y amenazas
Según relatan la tía y la sobrina de Javier Naranjo a Los Andes, es poco y nada lo que ha avanzado la investigación por el asesinato, así como también la búsqueda y detención de quien le disparó a Javier.
“Ha pasado un mes y no hay ningún detenido. Es más, los asesinos se burlan de nuestro dolor, haciéndonos burla por Facebook. La policía y la Justicia de San Luis no hacen nada. Todavía no los detienen, y solo hay un pedido de captura para unos de ellos, pero no para todos los que participaron del crimen. El juez y fiscal nos tienen a las vueltas, y no movilizan las cosas. Después del asesinato de mi primo hubo muchos más homicidio en San Luis y en lo que va del año”, resaltó Abigail, prima de Javier Naranjo.
“Fuimos a declarar ante Homicidios la misma noche en que asesinaron a mi sobrino, identificamos a las personas que habían estado esa noche y hasta les dimos nombres, apellidos y cómo estaban vestidos. Pero la policía fue a allanar la zona recién al día siguiente. Y, por supuesto, no encontraron a nadie”, destaca por su parte Gema.
El 12 de diciembre, la familia de Javier Naranjo realizó una primera movilización ante la inacción policial y judicial. Y, ante este reclamo, la Unidad Fiscal puntana interviniente emitió un escueto comunicado referido al asesinato de Javier y a otro ocurrido el día después.
“La Fiscalía ha instruido a la División Homicidios de la Policía de la provincia de San Luis para llevar adelante numerosas medidas a los fines de esclarecer los hechos tales como allanamientos, revisión de cámaras de seguridad, entre otras. Asimismo, se han recepcionado declaraciones de testigos que puedan aportar datos relevantes a ambas causas. Hasta el momento, se continúa trabajando en la ejecución de acciones que colaboren con el esclarecimiento de los hechos y sus autores. Interviene el Juzgado de Garantía Nº 1 de la Primera Circunscripción Judicial, a cargo del Juez Juan Manuel Montiveros Chada”, destacaron desde la dependencia judicial.
A la impunidad se suman las amenazas y burlas en las redes sociales y que recibe la familia de Javier Naranjo. “A un testigo de la muerte de mi sobrino le han dicho que ya le tienen el cajón comprado”, denuncia –preocupada- Gema. Y aporta una captura donde, efectivamente, se lee que una joven le responde a otra persona: “Mejor cerrá el orto que vos ya tenés el cajón pagado. Lo donó el Gobierno porque sos alta rata”. El mensaje, además, es acompañado por emojis de sonrisas.
En otro posteo, allegados a los acusados de haber asesinado a Javier, acusan a la madre del joven de haber mandado a quemar la casa de las dos familias que participaron del ataque donde murió el joven. Algo que su hermana niega rotundamente. E, incuso, aporta fotografías de cómo ha quedado la casa de Patricia luego de que las otras familias les arrojen piedras, botellas y hasta disparos.
“Los vecinos del Estrella estamos en alerta, se viene una gran guerra”, destaca otra publicación, en la que hablan de los enfrentamientos constantes entre las 3 familias (los Naranjo y las otras dos con quienes están enfrentados).
Incluso, en una publicación de Abigail (prima de Javier) se burlan de la muerte del joven, “Preguntale a tu primo si me la aguanto o no, jajaja. Ahhh, no podés, porque no está. Bajón”, escribió otra adolescente.
“Me parece que no los detienen porque tienen connivencia con alguien. Nunca salieron de San Luis estos chicos después de lo que hicieron. Hemos hecho marchas, ido al juzgado, hablado con el fiscal. Nos dicen que el pedido de captura ya está. Pero ha pasado un mes, nunca se fugó nadie, pero tampoco hay detenidos”, cierra la tía del joven asesinado de un balazo en la cara.