Estos dos años fueron muy lindos, pero sobre todo muy valiosos. Al haber sido dos años siento que me dio más tiempo para cumplir mis metas en el reinado y visibilizar mejor el rol que tenemos como reinas. En lo personal, me hicieron crecer, me hicieron aprender, el reinado deja muchas enseñanzas, tanto de lo bueno como de lo malo.
Más allá de las circunstancias, aprendí que este rol que cumplimos como embajadoras turísticas y culturales de la provincia es un lugar ganado por la mujer, y en ese sentido yo me sentí muy respetada, muy querida, muy escuchada. Es lo que me llevo.
Trabajé mucho desde la parte de la vitivinicultura, a través de la virtualidad, de muchos programas, haciendo que la gente aprenda sobre vinos. En mi familia cosechamos y hacemos vino casero, para nosotros, no lo comercializamos. Entonces me parece que había que poner en valor esa tradición, y a la gente le encantó. Siempre voy a estar muy agradecida con todos los que me enseñaron, porque fue un proceso en el que yo entrevistaba y a la vez aprendía junto a la comunidad que nos estaba viendo.
Así que, como mujer siento que he cumplido con lo que me he propuesto. Siento que es un lugar privilegiado que Dios y la vida me han dado. Y sobre todo me llevo mucho cariño, mucho amor, principalmente de los tupungatinos pero de los mendocinos en general también. Y siempre voy a recordar esta experiencia como una hermosa oportunidad de crecimiento y de aprendizaje.