Roberto Calot es un joven mendocino que trabaja hace ocho años en la planta impresora de diario Los Andes. Casi como por casualidad, ingresó a trabajar en 2013 en la empresa luego de decidir renunciar a su antiguo trabajo. Roberto trabajaba en una empresa que fabricaba máquinas y viajaba permanentemente por todo el país. Pero un día se cansó y decidió cambiar de rubro.
“Me cansé de viajar y renuncié. Después me enteré de que necesitaban un técnico en la planta impresora del diario y ahí me presenté, me gustó y me quedé. Estoy en la parte de la impresión, manejando la rotativa, junto a otros compañeros, para que todos los días los mendocinos estén informados”, explicó Roberto.
Con ritmo pausado contó que el trabajo en la planta se basa en calibrar la máquina, entintar y colocar los papeles para generar la impresión del diario todos los días.
“Generalmente tenemos turnos de seis horas. Hay días en los que se puede complicar y se extienden algunas horas más. Por la pandemia estamos divididos en dos grupos, hacemos catorce días por catorce, vamos rotando. En este momento, en la parte de impresión somos ocho personas por equipo en los distintos horarios”, detalló Calot.
El trabajo en la planta impresora es constante, no se puede parar ni un día, ya que el diario tiene que estar todos los días en la calle para sus lectores.
“La rotativa, que es la máquina, es una especie de impresora gigante. Tiene cinco pisos de alto. Apenas llegamos preparamos los papeles para la impresión y calibramos la máquina. A medida que va llegando la información vamos cargando lo que serían las matrices y se pone en marcha la impresión del diario”, describió este mendocino de verdad, comprometido con su trabajo y con llevar a los mendocinos los miles de ejemplares de Los Andes que se imprimen por día.
“Es un trabajo lindo, nos permite estar informados y trabajamos en equipo”, cerró Roberto.