Motores y viñedos: el Rally de las bodegas se floréo por las rutas de Mendoza

Decenas de lujosos autos clásicos recorrieron los caminos mendocinos para dar vida a la 20° edición del torneo en un recorrido de 700 kilómetros. Corrieron 85 tripulaciones de varios países.

Motores y viñedos: el Rally de las bodegas se floréo por las rutas de Mendoza
Los privilegiadas máquinas, fabricadas entre 1927 y 1981, recorrieron viñedos, bodegas, caminos rurales y lugares emblemáticos como el Cerro de la Gloria. | Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Sabiéndose piezas únicas de la ingeniería automotriz, durante tres días casi 90 máquinas se pavonearon por Mendoza. Recorrieron viñedos, bodegas, caminos rurales, lugares emblemáticos como el imponente Cerro de la Gloria y hasta las calles céntricas para dar vida a la vigésima edición del ya tradicional Rally de las Bodegas, una de las últimas actividades del calendario vendimial oficial.

Los mejores autos clásicos y sport del país, fabricados entre 1927 y 1981 y perfectamente conservados, encendieron sus motores el pasado jueves frente al céntrico hotel Park Hyatt, ante la mirada incrédula de cientos de transeúntes y de los fanáticos que se habían congregado especialmente.

Se trató de la largada simbólica de esta competencia y de las primeras pruebas, ya en el puesto San Isidro. Allí se entregó el primer trofeo de la competencia: la “Copa Dalvian”. Los ganadores fueron Héctor Fliter y Luis Reguero, al mando de un Fiat 6C 1500 Sport del año 1938.

Los privilegiados motores recorrieron las calles del Centro y luego fueron exhibidos para que mendocinos y turistas pudieran apreciarlos de cerca. Al llegar la noche se realizó un cóctel para dar la bienvenida a los pilotos a la “Copa Park Hyatt”.

En esta edición participaron una docena de autos mendocinos y decenas de vehículos de otras provincias y países. | Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
En esta edición participaron una docena de autos mendocinos y decenas de vehículos de otras provincias y países. | Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Organizada por el Club Mendoza Clásicos y Sport, la competencia combina la pasión de pilotos extranjeros, nacionales y provinciales por los “fierros” clásicos y el placer de recorrer las rutas del vino, con la cordillera de los Andes como majestuoso marco.

Este año participaron una docena de autos mendocinos, junto a 10 que llegaron desde Chile. Además, desde Buenos Aires vinieron siete camiones, cada uno cargando 9 o 10 rodados. El resto de los vehículos llegó desde otros países, como Uruguay. De hecho, uno de los competidores fue el uruguayo Nando Parrado, uno de los rugbiers sobreviviente del avión que cayó hace 50 años en plena cordillera de los Andes.

Más de 700 kilómetros de paisajes

El último viernes se realizó la largada “efectiva” de la 20ª edición del rally de más de 700 kilómetros. Durante la primera etapa los competidores arrancaron a las 8 de la mañana desde el hotel cinco estrellas, primero hacia El Challao. El circuito incluyó el paso por San Isidro y el barrio Dalvian para luego comenzar a recorrer bodegas. Alta Vista y Durigutti Family Winemakers fueron las primeras.

El pie de la montaña recibió luego a las 85 tripulaciones, que atravesaron Cacheuta y Potrerillos. Un almuerzo en la bodega Vistalba les permitió a los pilotos reponerse para luego continuar por las bodegas Séptima, Achával Ferrer y Trapiche.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Al finalizar la primera etapa, el concurso de Elegancia esperó a los competidores desde las 18 en la bodega Trapiche para elegir al mejor auto de la edición. Este año el ganador resultó un Alfa Romero 6C 1750 SS del año 1929 conducido por Alejandro López junto a Gabriel Gourovich. Esta máquina tiene un motor de 1752cc que entrega unos 85 HP, indicaron desde la organización del evento. Sin embargo, la principal característica de esa lujosa unidad es que corrió la famosa Mille Miglia en la década del ‘30.

En cuanto a lo deportivo, Daniel Erejomovich junto a Gustavo Llanos, con un Triumph TR3 B de 1962 lideraban promediando la primera etapa, con una mínima diferencia sobre la dupla ganadora del premio a la elegancia. Entre los mendocinos, los mejores clasificados de esa etapa fueron Emiliano y Roberto Cejas, con un Alfa Romeo Giulia 1600 GT de 1968.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

“Mendoza es sede de eventos destacados que generan un gran movimiento turístico a nivel local, nacional e internacional. Somos Capital Mundial del Vino y Capital Iberoamericana de Gastronomía y Vino y, como tal, la provincia ofrece diversas experiencias relacionadas con esta bebida emblema de los mendocinos”, destacó la ministra de Cultura y Turismo provincial, Nora Vicario.

La funcionaria consideró que “es muy valiosa esta tradicional y solidaria competencia que reúne a personas de nuestro país y del extranjero y que marida el mundo del vino con la pasión por los autos clásicos en recorridos impactantes por bodegas, paisajes urbanos y de naturaleza que hacen de Mendoza un destino único”. Es que el evento cuenta con la declaración de interés turístico y cultural y con el apoyo de la cartera que dirige Vicario.

Trofeos y cena a beneficio

Cuando el sol ya estaba bien arriba y el calor empezaba a hacer de las suyas, los pilotos hicieron rugir sus motores y, a las 8 de ayer, partieron rumbo al Cerro de la Gloria y luego a Chacras de Coria, en Luján.

La segunda etapa continuó por la bodega Piatelli y luego los verdes parajes de Ugarteche sorprendieron a los competidores extranjeros. Después lo hizo la bodega Pulenta Estate. El Valle de Uco terminó de fascinarlos con sus paisajes cuando arribaron a Tupungato, a la bodega Ruttini, el Manzano Histórico de Tunuyán y a Casa de Uco.

Esta vez el almuerzo fue en bodega Bianchi y la competencia continuó por Tupungato para regresar a Ugarteche y pasar por la bodega Anaia y, ya durante la tarde, por la bodega Dante Robino.

La línea de llegada esperó a los pilotos en el frente del Park Hyatt Mendoza, donde se entregaron los trofeos a los ganadores.

Con algunas horas para descansar y reponerse de la aventura, a las 21.30 se realizó la cena de cierre a beneficio de la fundación Conin.

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