Murió a los 97 años el querido humorista, actor y animador infantil Carlitos Balá, quien estaba internado desde el jueves por la noche en el Sanatorio Güemes de la Ciudad de Buenos Aires. En sus largas décadas de trayectoria inmortalizó canciones y frases como “¿Qué gusto tiene la sal?”, así también personajes entrañables como el perro invisible Angueto y el recordado Chupetómetro, en el que los chicos dejaban su chupete.
La triste noticia fue confirmada este viernes en la mañana por la nieta del conductor.
“Estamos devastados pero unidos y así se fue él, con la familia unida y mucho amor”, dijo Laura Gelfi al portal Teleshow, sobre la partida de su abuelo.
Carlos Salim Balaá Boglich (su nombre completo), nacido el 13 de agosto de 1925, estaba internado desde el jueves por la noche en el Sanatorio Güemes de CABA. “Tuvo mareos en su casa, lógico de su edad, y lo llevaron al sanatorio. Los médicos decidieron dejarlo en observación”, comunicó entonces el representante Maximiliano Marbuk.
Lamentablemente, el conductor televisivo falleció horas después rodeado de sus seres queridos.
Carlitos Balá, figura emblemática de la cultura de Argentina
Balá estaba casado desde 1962 con Martha Venturiello, su fiel y amorosa esposa que lo acompañó hasta el final. El matrimonio dio a luz a dos hijos, Martín y Laura.
Desde que era pequeño, Carlitos sabía que lo suyo era animar a la gente. Solía escaparse de la escuela para ver a ídolos en el cine: Chaplin y Buster Keaton. Tímido, siempre mencionó en entrevistas su primer papelón. En un acto escolar debía decir un verso corto sobre la provincia de Mendoza y se lo olvidó.
La timidez amagó con apagar el potencial del joven Carlitos, pero sus amigos lo animaron a más. Recién a los 30 años, el humorista aceptó la invitación de uno de ellos para realizar una prueba para el programa éxito en los años 50, “La revista dislocada”, junto a Délfor Dicásolo.
Sus comienzos fueron en la radio, pero en la televisión encontró la explosión de su talento integral. En 1961, Carlitos apareció en “La telekermese musical” que salía por Canal 7. No paró más. Le llegó luego su propio ciclo por Canal 13, llamado “El soldado Balá”. Su programa estrella fue, sin dudas, “El show de Carlitos Balá”, que se mantuvo al aire hasta finales de los 80.
Desde el ciclo familiar, Carlitos invitaba a los chicos a dejar el chupete en el icónico “Chupetómetro”. Su fiel amigo canino Angueto se volvió también una figura esencial en sus sketches, así como las decenas de frases y canciones pegadizas que marcaron a varias generaciones. Llegó a lanzar 22 álbumes con sus temas entre los años 1971 y 2011.
“¿Qué gusto tiene la sal?”, “Sumbudrule”, “Mirá cómo tiemblo”, “Más rápido que un bombero”, “Seriola” y “Fabulósico” se transformaron en emblemáticas líneas de conversaciones cotidianas.
Posterior a la década del 2000, Balá participó en distintas producciones, tanto de cine como televisión, y fue homenajeado en varias ocasiones.
Estuvo en “Justo a tiempo”, junto a Julián Weich; compartió escenario con Piñón Fijo y Panam; se lució en “¿Quién quiere ser millonario?”; se cruzó con los personajes de Manuel García Ferré en “Soledad y Larguirucho”; y hasta regrabó con Los Auténticos Decadentes su himno “Aquí llegó Balá”.
La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires lo declaró Personalidad Destacada de la Cultura. En tanto, Carlitos recibió el Martín Fierro a la trayectoria. En cada aparición junto a sus seres queridos, emocionaba a los argentinos. Siempre lo hizo alejadísimo de grietas, discusiones banales y superficialidades.
Hoy sus restos serán despedidos en la Legislatura porteña.
Carlitos Balá nunca perdió la sonrisa, aun frente a ciertos signos inevitables de la edad. Así seguro querrá que lo recordamos.