El sonido es ensordecedor. Una caravana de 150 motos se dirige al Corredor del Oeste. Son las 23 del jueves y algunos vecinos de la Quinta Sección, de Ciudad, y de Godoy Cruz aseguran haber escuchado tiros. Las motos ya salieron del Parque y toman Boulogne Sur Mer. En el semáforo de Pueyrredón, aprovechan para acelerar un poco y ese es el ruido que simula disparos. A medida que se alejan, se apagan los motores y retumban “los tiros” en los oídos de los preocupados vecinos.
Por las noches, la avenida de las Palmeras se llena de motos y jóvenes, que con sus potentes equipos de música convierten el parque General San Martín en un multitudinario punto de encuentro, especialmente los jueves y domingos. Y entre la “jungla musical”, se destaca un grupo de más de 100 chicos que levantan en una rueda y giran con sus motos. O mientras están estacionados, las aceleran hasta producir unas explosiones generadas por un corte de corriente.
Desde hace varios años, la escena se repite y ya es una forma que tienen estos jóvenes mendocinos para relacionarse, mostrar sus máquinas, habilidades y su música. “Esto es lo mismo que hacían los jóvenes de otras épocas acá en el Parque, nada más que ahora varía la actividad y son más multitudinarias porque existen las redes, que te permiten convocar a más gente”, explica Gerónimo Araujo, uno de los cientos de motociclistas que se reúnen por las noches y que desde Instagram muestra el desempeño que realiza su grupo.
Ahora, los chicos hacen wilis (wheelies en realidad), que consisten en llevar sus motos en una rueda. También en una rueda las hacen girar en un eje imaginario. Sus motos se ven impecables, lustradas con muy buena iluminación, pero sin exageraciones -como ocurría en la Inglaterra de los ‘60, cuando los mods andaban en sus scooters (motonetas Vespas y Lambrettas) llenas de luces y espejos retrovisores.
Les hacen muy pocas modificaciones. Cambian los escapes y la mayoría le agrega un comando para interrumpir el flujo eléctrico en el sistema de encendido y así lograr “el corte” que generará la explosión similar a un balazo que tanto les gusta.
Al ritmo del RKT
Tienen como referentes a músicos como Perro Primo, L-Gante y especialmente al Noba, quien falleció el año pasado en Buenos Aires en un accidente en moto, todos cultores de la música RKT en el país. Es un género que nació en San Martín, Buenos Aires, y se trata de una combinación de la cumbia villera con el reggaetón e incluso el rap. Los motociclistas mendocinos seguidores del RKT dicen que en Brasil, la movida por la música +el stunt (acrobacias en moto) es mucho más grande.
Desde su casa de la Sexta Sección, de Ciudad, Gero cuenta que hay encuentros que han logrado reunir a 750 motos y señala: “Al principio, nos empezamos a juntar en Canota, antes de Villavicencio. Era un grupo chico, en la zona industrial había una larga recta. Unos 50 chicos nos juntábamos. Algunos corrían picadas, otros hacían acrobacias, tomábamos mates con tortitas”.
“Así fue como empezamos, hace unos años. Después las reuniones se trasladaron al Parque”, añade. Y resalta que mediante una página se enteró de las juntadas en el pulmón verde de los mendocinos. “Se trata de Mendoza al corte, que tiene más de 110.000 seguidores”, describe Gero.
Y agrega: “Desde hace unos meses también tengo un sitio que ya suma 8.700 seguidores y lo interesante es que muestro lo que hacemos en Mendoza, porque otras páginas muestran lo que se hace en Buenos Aires o en Brasil, allí la movida es mucho más grande y se llama domingrau”.
Sobre las reuniones de “competencia”, asegura que las hacen en calles cerradas, donde no hay tránsito. Muchas veces utilizan calles de barrios en construcción. “Mucha gente se suma, con motos desde la más estándar a la de alta gama. Es una reunión que rompe toda clase social, se incluye a todos”, sentencia este motero.
Buenos muchachos
A la hora de saber si corren picadas, Valentino, quien es el mecánico del grupo, señala que sólo lo hacen en lugares permitidos, “en las legales” de Lavalle, por ejemplo. Allí, muchos van con sus motos preparadas y algunos les anulan las suspensiones para correr. “Pero en nuestro grupo no hacemos eso. Todavía quedan algunos que lo hacen”, indica Valentino, que vive en Las Heras y dice que muchas veces son víctimas de la discriminación.
“Algunos policías se nos acercan para intimidarnos. Les explicamos que estamos en medio del campo, en una calle no transitada, pero igual nos sacan. Lo interpretamos que quieren eliminar nuestra cultura”, manifiesta el joven mecánico a la hora de referirse al trato que reciben cuando los encuentran reunidos en sitios alejados, donde realizan la mayor cantidad acrobacias.
Ignacio, otro integrante de esta tribu urbana, cuenta que es de Maipú y que no entiende los malos tratos de algunos policías hacia ellos. “Nos juntamos para cortar la semana. Otros hacen otra cosa para distraerse, nosotros hacemos esto y formamos un grupo de amigos, pero con los malos tratos nos hacen sentir como si fuéramos delincuentes. A mí me llevaron la moto porque excedía los decibeles y me la rayaron por todos lados cuando la trasladaron. Eso no se tiene en cuenta, yo trato de tener impecable mi moto”, apunta.
Gero cuenta que la ley no es pareja para todos porque a ellos, que van en grupo, los paran. “Pero vemos que en los encuentros de motos habituales nunca los paran y son motos de gran cilindrada, que regulando ya exceden los decibeles permitidos. Nosotros tenemos que acelerar hasta las 3.000 vueltas (rpm) para pasarnos del límite”, diferencia.
De todas maneras, aclara que no todos los policías se comportan así. “También están los que nos comprenden y también tenemos policías y preventores que hacen estas acrobacias, pero cuando están fuera de servicio”.
Lautaro y Edgardo dicen que quieren revertir esa imagen que muchos tienen de ellos. “Creemos que se trata de un prejuicio, nos gustaría tener un lugar para desarrollar esta pasión que tenemos, pero no conseguimos lugar”, apuntan. Valentino asegura que, en la búsqueda de algún lugar, han presentado notas y juntado firmas para hacer un pedido formal al Ministerio de Seguridad y a la Municipalidad de Las Heras. “Pero no hemos obtenido una respuesta”, aclara.
“Creo que la movida es muy grande. Se debería destinar un lugar para la práctica de estas acrobacias”, señala Gero y agrega que también organizan salidas solidarias. “Con más de 700 motociclistas, con que cada uno aporte un alimento no perecedero para un comedor, estamos hablando de una gran obra solidaria”, recalca.
El joven ya está organizando una próxima salida solidaria para niños de comedores de Las Heras y de Godoy Cruz. “Mis padres pertenecían al Rotary Club de Guaymallén y siempre hemos tenido esa actitud de ayudar a los que más lo necesitan”, cuenta convencido.
En el Parque, los motociclistas encienden los motores y ya están preparados para salir en caravana. “Esto lo hacemos todas las semanas. Nos reunimos los amantes de las motos. Como no estamos para salir a bailar en plena semana, hacemos estas reuniones, algo más tranquilo”, dice Gero. Y remata: “Te diría que es más sano que salir a bailar a un boliche porque, al menos en nuestro caso, los que pertenecemos a stunt mdza, la mayoría no fuma, no toma alcohol y terminamos en el Mc Donald antes de partir cada uno a su casa”.