Ningún juego de gemelas: la historia de las hermanas mendocinas que darán el “sí” con sus novios en una misma boda

Mariel y Sol Martín Tempestti son gemelas, tienen 32 años y el 27 de noviembre se casarán con sus respectivos novios, Andrés Philippens y Lucas Guiñazú. La idea comenzó como una broma entre amigos y fue tomando forma hasta convertirse en lo que será un casamiento doble. “Hemos viajado juntos y tenemos muchos amigos en común, estamos disfrutando toda la previa”, confesaron.

Ningún juego de gemelas: la historia de las hermanas mendocinas que darán el “sí” con sus novios en una misma boda
Las gemelas Sol y Mariel Martín Tempestti compartirán ceremonia y fiesta de casamiento el próximo 27 de noviembre, cuando den el sí junto a Lucas Guiñazú y a Andrés Philippens. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

Ninguna de ellas es Lindsay Lohan –ni tampoco intenta serlo-, ni siquiera es una película y tampoco se trata de un “juego de gemelas”. Pero las mendocinas Mariel y Sol Martín Tempestti son dos de las protagonistas principales de esta historia que ya está en pleno desarrollo y en la que vivirán y compartirán una de las noches más importantes de sus vidas: la del 27 de noviembre próximo. Ese sábado, las hermanas de 32 años se casarán con Andrés Philippens (30) y Lucas Guiñazú (30), respectivamente.

Las gemelas Sol y Mariel Martín eligieron casarse con sus respectivos novios Lucas Guiñazu y Andres Philippens el mismo día. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
Las gemelas Sol y Mariel Martín eligieron casarse con sus respectivos novios Lucas Guiñazu y Andres Philippens el mismo día. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

“Si bien siempre hemos sido muy unidas entre nosotras, nunca tuvimos esa idea del sueño de casarnos juntas muy instalada. De hecho, salió al principio como un chiste y me acuerdo que un amigo en común, que ni siquiera es católico, se ofreció a ser quien nos casara. Empezó como un chiste y acá estamos, a un mes de casarnos”, cuentan las dos hermanas, profesora de Educación Física Mariel y odontopediatra Sol.

Aunque Mariel y AndrésCacho, para los amigos- viven en Oceanía desde hace ya varios años, han puesto en pausa toda su vida en Australia y desde agosto están instalados en Mendoza para terminar de definir los detalles del “gran casamiento, gran”. Sol y Lucas viven en Mendoza, aunque todos los años –a partir del 4 de diciembre y hasta el 30 de abril- se instalan en Estados Unidos por el trabajo de él (es instructor de esquí). De hecho, una semana después de dar el “Sí”, ambos viajarán a América del Norte para la temporada invernal en aquel hemisferio.

“Con Mariel compartimos prácticamente todos los grupos de amigos. Lucas y Cacho, en tanto, comparten el grupo más íntimo, el más cercano. Nos parece buenísima la idea de compartir este momento de amor, de unión entre personas que nos amamos muchos. Hemos viajado mucho los cuatro juntos y, además de lo familiar, hay un fuerte vínculo de amistad. Por eso mismo la fiesta tiene que ver, más que nada, con reunir a la gente que queremos y pasar un súper momento, no tanto por la convencionalidad”, resumen los protagonistas de este casamiento gemelar.

Sol y Mariel Martín Tempestti son gemelas, tienen 32 años y son mendocinas. Mariel vive en Australia, mientras que Sol viaja 5 meses al año Estados Unidos, pero ambas se casarán en Mendoza. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
Sol y Mariel Martín Tempestti son gemelas, tienen 32 años y son mendocinas. Mariel vive en Australia, mientras que Sol viaja 5 meses al año Estados Unidos, pero ambas se casarán en Mendoza. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

Pasa en las películas, pasa en la vida

A simple vista, el casamiento de las hermanas Martín Tempestti con sus respectivos prometidos parece una de esas exitosas comedias románticas que suelen abundar en TV y en el streaming. Pero la historia es real, de “carne y hueso” y con todas esas dificultades y situaciones que suelen marcar el ritmo la vida cotidiana y que, mágicamente, suelen estar resueltas tácitamente en las películas o series.

“El casamiento estaba programado para el 7 de noviembre del año pasado y desde el primer momento iba a ser en conjunto. Pero, por la pandemia, tuvimos que pasarlo para el 27 de noviembre de este año. La idea era que, si estaba más tranquila la situación con el Covid-19, pudiera venir la mayor cantidad de gente posible. Y si bien ahora está más tranquila la situación, sigue siendo complicada. De hecho, Andrés tiene una hermana en Nueva Zelanda que no va a poder venir, así como otros amigos y familiares en Oceanía. Lo bueno es que de los amigos que tenemos en Europa, van a poder venir algunos”, aclara Mariel.

La única "travesura" de gemelas que hicieron las hermanas Martín Tempestti fue la de intercambiar, durante un día, el colegio al que iba cada una. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
La única "travesura" de gemelas que hicieron las hermanas Martín Tempestti fue la de intercambiar, durante un día, el colegio al que iba cada una. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

La profe de Educación Física y Andrés se conocieron hace 13 años y el pasado martes cumplieron la misma cantidad de años de novios. “Si bien éramos de la misma zona, del mismo barrio, nos conocimos en la iglesia. Andrés estaba haciendo Confirmación y yo estaba en la parte de Acción Social. Después de muchos años de noviazgo, Andrés empezó a viajar a España para jugar al fútbol, yo lo fui a visitar un par de veces y hace 5 años decidimos empezar a viajar juntos. Empezamos por Nueva Zelanda, estuvimos en dos oportunidades en España, también en Italia y desde hace casi 3 años estábamos en Australia”, resume Mariel.

“Le agarramos el gustito a los viajes y nos hemos acostumbrado”, acota Andrés Philippens, quien estudió gastronomía y jugó de forma profesional al fútbol durante varios años –así llegó a Europa e hizo su primer desembarco en el continente oceánico-. Ni bien llegó a Australia, Mariel y Cacho estuvieron viviendo y trabajando en una zona rural y allí hasta aprendieron a ordeñar vacas.

Su paso por la escuela técnica Pablo Nogués también le facilitó aprender ciertos oficios que le permitieron trabajar en aquel país. “Durante siete meses estuve trabajando en una metalúrgica de Australia y mi último laburo ha sido de jardinero”, explica Andrés.

Sol Martín Tempestti y Lucas Guiñazú viven en Mendoza, aunque cada verano en Argentina (invierno en Estados Unidos) se van a Estados Unidos, donde Lucas trabaja por la temporada de invierno en centros de esquí. “A Lucas lo conocí bien en el casamiento de un amigo, aunque nos teníamos de vista por algunos grupos en común. Además, él había sido alumno de mi mamá. Pero a partir del casamiento comenzamos a conversar y empezamos a salir”, acota a su turno Sol.

"¡Sí, quiero!" por cuatro: Mariel, Andrés, Sol y Lucas se casarán en la misma ceremonia, que iba a ser el año pasado, pero fue reprogramada por la pandemia. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
"¡Sí, quiero!" por cuatro: Mariel, Andrés, Sol y Lucas se casarán en la misma ceremonia, que iba a ser el año pasado, pero fue reprogramada por la pandemia. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

A diferencia de Mariel y Cacho, Sol y Lucas no tienen una fecha exacta para celebrar su aniversario de novios. De hecho ni siquiera están seguros del momento exacto en que pasaron a tener ese título y –calculan- que llevan “unos 7 años” juntos. “Tenemos un hijo de 4 años, Salvador, y eso es lo que nos sirve para tener una idea de cuánto tiempo llevamos juntos. Porque cuando él nació, nosotros llevábamos unos 3 años ya juntos”, destaca la odontopediatra.

Ninguna travesura

Las hermanas Mariel y Sol reconocen, entre risas, que nunca ninguna de ellas fue al cine o al boliche con el novio de la otra, por ejemplo. “Está muy sobrevalorado en las películas esa idea de las relaciones y travesuras con hermanas gemelas”, coinciden, entre risas. Sin embargo, de adolescentes al menos se dieron el gusto de poder disfrutar de ese “súper poder” mutuo que encuentran en su hermana. “Una vez hicimos el juego de gemelas, en la secundaria. Sol iba al Magisterio y yo, al CUC. Durante los primeros días de clases, un día yo fui al Magisterio y ella al CUC. Fue una travesura de un día, para vivir alguna de las travesuras de gemelas”, destaca Mari, también entre risas.

Los dos futuros matrimonios están viviendo con calma y mucha relajación la previa al casamiento. Tanto que ni siquiera están nerviosos de saber que les queda menos de un mes para ese día especial. El hecho de que los invitados familiares de ellas sean los mismos, de que las familias de los hombres no sean tan numerosas y de que el grueso de los amigos también sea compartido ha simplificado mucho algunos procedimientos que, por lo general, son engorrosos. Y eso que, también dentro de las generalidades, suelen ser detalles a acordar solamente entre dos.

En octubre de 2019, cuando lo que había comenzado como un chiste tomó forma de proyecto serio y los cuatro decidieron casarse en una misma ceremonia, Mari y Cacho viajaron a Argentina. Junto a Sol y Lucas planificaron las bodas para noviembre de 2020 y hasta señaron parte del salón. Luego la pandemia metió la cola, la ceremonia y la fiesta se pospusieron un año y ya comenzó la cuenta regresiva. “Fuimos muy prácticos con los preparativos. Vimos el lugar, nos gustó, confirmamos y señamos una parte. Después volvimos cada uno a su vida y dejamos lo fino para el final. La verdad es que ponernos de acuerdo entre los cuatro no ha sido nada difícil y cero estrés por la organización”, destacaron los futuros maridos y mujeres.

Sol es odontopediatra y Mariel es profesora de Educación Física. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
Sol es odontopediatra y Mariel es profesora de Educación Física. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

La decoración del salón la harán ellos mismos, lo que simplifica también algunos procesos. Y todo parece que la Luna de miel, al igual que ocurrió con el plan original del casamiento, también podrá esperar. “Queríamos hacer algo juntos, pero con el tema de Covid-19 no podemos organizar mucho. La idea era irnos a México, pero no sé si va a ser en este momento o ya directamente en abril. Porque, además, Sol y Lucas se van a Estados Unidos una semana después del casamiento por el trabajo de él”, sintetiza Mariel.

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