Un presupuesto anual de 5 mil millones de pesos; 3000 empleados; más de 430 camas de internación ocupadas casi todo el año y derivaciones de una vasta zona del oeste argentino, teniendo en cuenta su alta complejidad, el Hospital Central inicia, de este modo, una nueva etapa bajo la conducción de una mujer, Mariana Pezzutti.
Odontóloga, de 48 años y con más de 20 de labor hospitalaria, la flamanete directora adelantó, en diálogo con Los Andes, que superado el momento más crítico de la pandemia y luego de una labor a destajo para asistir a los miles de pacientes Covid que acudieron al Central, su meta es “humanizar y hacerlo más amigable”.
“Es todo un desafío más allá del género”, reconoció Pezzutti, para reconocer que recibe un “nuevo hospital” que funciona adecuadamente desde los últimos años, con recursos, insumos, tecnología, prestaciones y capital humano.
-¿Qué pensó cuando supo lo que representaba coordinar un hospital de estas características?
- Una gran responsabilidad y un sueño cumplido, porque toda mi vida lo había anhelado. Requiere entregar todo, no hay medias tintas, pero tengo el apoyo necesario en mi hogar y en el hospital, al que conozco al detalle. Estoy dispuesta a formar equipos y dejarme ayudar.
- ¿Qué representa el hospital para usted?
- Mi segunda casa, además de ser un centro de gran importancia para toda la provincia y también para San Juan, San Luis, La Rioja y todo el país. Bajo la dirección del doctor Ariel Herrera el Central dejó todo durante lo más crudo de la pandemia, hizo una gran gestión y es lógico que estuviera agotado.
- ¿Cuál es el objetivo en este nuevo período de la post-pandemia?
- Rearmarnos, después de este golpe duro que nos tomó por sorpresa pero, a la vez, con un gran edificio y recurso humano comprometido que nos permitió hacer frente a la situación. Hubo que dar respuesta, incrementar camas, personal, reestructurar servicios. Y se hizo. Ahora es tiempo de resolver situaciones pendientes, volver a los niveles habituales y hacer del hospital un lugar ameno, dentro de lo posible.
-¿Cómo fue su labor en pandemia?
- Puse el cuerpo, como todos, sin distinción. Veníamos incluso los feriados a mover camas, modificar espacios, rearmar salas. Tiempo antes recorríamos los pasillos y hablábamos de una catástrofe, como un terremoto y sentíamos que estábamos preparados. En un abrir y cerrar de ojos llegó la pandemia y aquellos planes se hicieron realidad. Un antecedente fue la gripe A, aunque no tuvo punto de comparación.
-¿Qué sensación quedaba cuando los pacientes se recuperaban?
- Indescriptible. Alegría, tranquilidad, sensación de misión cumplida. Hasta organizamos charlas de despedidas. Muy emotivo.
- ¿Cuántas camas de terapia intensiva posee el Central?
- Ochenta, de las cuales hoy el promedio de ocupación es mínimo. Nunca dejamos de atender otras emergencias más allá del Covid. No olvidemos que la gente también se enferma de otras dolencias. Pudimos, incluso, dividir la guardia y armar un sector solo para cuadros respiratorios.
-¿Cómo se encuentran en cuanto a insumos y tecnología?
- La pandemia nos ayudó muchísimo, hemos evolucionado. Las historias clínicas informatizadas agilizaron la dinámica. Toda la atención es ahora mucho más efectiva. Pero insisto, se invirtió muchísimo durante la gestión de Herrera. Antes el hospital no tenía ni siquiera lo básico para la asistencia, ni gasas ni ascensores en funcionamiento. Eso ya pasó y ahora es tiempo de hilar fino en lo humano, acompañar a nuestra gente y capacitarla más. No somos solo médicos y enfermeros, sino camilleros, administrativos, personal de mantenimiento, servicios generales. Cada eslabón debe funcionar adecuadamente para que todo funcione.
-¿Cuál es el aporte de una mujer en un cargo de tanta relevancia?
- Ya en los años 80 había dirigido el hospital de la doctora Mulet. Creo que tenemos algo innato, la sensibilidad para abordar distintas situaciones. Si a esto se le agrega experiencia, mucho mejor. Creo que ser madre nos otorga un valor agregado.
-¿Es optimista?
- Sí, claro. Si en los momentos más críticos hemos seguido incluso realizando alta complejidad, mucho más de aquí en adelante. Las bases están sentadas para seguir mirando al futuro y repito, todo esto es gracias a un personal de lujo y con vocación de servicio.