“Ya en casa. La cirugía salió muy bien, sin complicaciones”, escribió en sus grupos de Whatsapp Elba, la mamá de Valeria Paparini (43), la peluquera mendocina que fue operada del ojo izquierdo tras sufrir un accidente con pirotecnia. La sociedad mendocina colaboró para reunir los fondos necesarios y Elba agradeció públicamente a los mendocinos y a todos los que colaboraron.
Tal cual lo previsto, la intervención se desarrolló ayer al mediodía. Poco antes, Valeria, que es mamá de dos hijas y había hecho una campaña junto a sus allegados, había escrito: “Llegamos al dinero que necesitábamos. Solo resta agradecer y que me envíen buenas energías”. A través de su cuenta de Mercado Pago y transferencias bancarias, la mujer reunió un millón de pesos. La cirugía se realizó en Centro Visión y hoy Valeria ya se encuentra en su domicilio.
“El ojo quedó destrozado por completo y desde entonces a hoy pasé por varias cirugías. Me colocaron una válvula que controla la presión ocular, pero debieron sacarme el iris y quedé con la pupila dilatada, solo veo luz, como si fuera el sol, y distingo algún color”, había relatado a Los Andes. Pocas horas después de esa publicación, 15 días atrás, se juntó el dinero. El esfuerzo que debía realizar su ojo derecho para compensar la ceguera del izquierdo y además el riesgo de una maculopatía (enfermedad ocular crónica que provoca visión borrosa o un punto ciego en el campo visual) la llevó a la necesidad de someterse a esa intervención. Muchísima gente se comprometió: amigos, familiares y conocidos, y a la mucha difusión de su situación. “Mi trabajo requiere de muy buena vista, soy peluquera de un salón del barrio Unimev, en Guaymallén, y también hago trabajos a domicilio”, dijo.
Cuando sufrió el accidente no hubo solución y su vida se transformó en caótica, según detalló, ya que el ojo sano se fue deteriorando. “Hace dos años surgió la posibilidad de colocarme una lente especial que viene de otro país, pero no tenía las posibilidades económicas y hace poco sufrí un gran susto con el riesgo de la maculopatía, enfermedad progresiva que lleva a la ceguera, aunque milagrosamente no la desarrollé”, relató. “La cirugía era necesaria porque el riesgo seguía existiendo. Además, si recupero algo de visión del ojo afectado podría descansar el ojo sano”, completó. “Con mi trabajo, y la ayuda de mi familia no llego a cubrir los costos de la operación, por eso apelo a la solidaridad de quien pueda, para que me ayuden a no perder mi ojo y poder seguir trabajando, viendo y sosteniendo a mis hijas”, había señalado.