La UNCuyo ha formado una osteoteca, la primera biblioteca de huesos del oeste del país y la más grande fuera de Buenos Aires. Se trata de una colección de esqueletos humanos donados por los cementerios municipales locales de Luján y Capital. No todos los esqueletos están completos y pertenecen a 111 individuos de ambos sexos y de edades muy diversas, desde 7 años hasta cerca de 90. Este material está siendo clasificado en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) por los integrantes del Equipo Mendocino de Arqueología y Antropología Forense (EMAAF).
Al respecto, la bioarqueóloga Daniela Mansegosa, líder del EMAAF, explicó: “Una osteoteca es una colección de esqueletos humanos documentados que posee avales éticos e institucionales y tiene como fin el uso para la investigación científica con aplicación forense. Es información muy relevante y fehaciente, que tiene que ver con las personas en vida, sexo, la edad a la hora del fallecimiento, alguna enfermedad, causa de muerte, lugar de residencia, etc.”
Y agregó: “Esta biblioteca está en constante incremento, a medida que los cementerios van liberando los esqueletos. Son sepulturas que ya han vencido, es decir han cumplido los tiempos administrativos, entonces se da aviso a los familiares de la situación y se informa que va a ser enviadas al osario. Ahí el cementerio dispone de esos esqueletos y los puede donar o ceder para poder hacer investigaciones. Nuestra idea a largo plazo es poder tener esqueletos de distintos cementerios para tener una muestra representativa de toda la población de Mendoza”.
En cuanto a la función y la gran utilidad de la osteoteca, la científica contó: “El objetivo general y final de la colección es poder generar información científica básica para poder contribuir a las investigaciones forenses que se desarrollan en la provincia. La idea es producir información científica que sirva para esas investigaciones”.
“Testeamos metodologías que utilizamos para las reconstrucciones de los perfiles biológicos, cuando aparece un resto humano no identificado NN, tenemos que reconstruir ese perfil, sexo, estimar edad al momento de la muerte, etc. Existen a nivel mundial distintas metodologías generadas en poblaciones de distintas regiones del mundo, entonces nosotros queremos saber si esas metodologías son aplicables a la población mendocina”, detalló Mansegosa.
Además, de estos perfiles biológicos básicos, el equipo de expertos también pone a prueba otras disciplinas científicas, como por ejemplo la entomología, que es el estudio de la fauna cadavérica. “También se testean metodologías de la entomología, generando información muy importante para la provincia vinculadas a otras ciencias como la geología”.
“Por ejemplo, los procesos de descomposición cadavérica, esa información es muy útil para interpretar las inhumaciones clandestinas- en femicidios, homicidios, donde hay personas víctimas de algún tipo de crimen y se los entierra en forma clandestina- bueno ese contexto de entierro nosotros también lo podemos interpretar a través de la información generada en la osteoteca. Es saber el tiempo transcurrido desde el momento de la muerte hasta que ese cuerpo es exhumado, encontrado. Si el cuerpo murió in situ o fue trasladado”, profundizó la profesional.
Otra línea de investigación, muy innovadora a nivel mundial en la que se trabaja actualmente en la osteoteca es: la desintegración de la vestimenta y el calzado. Estos procesos de desintegración varían según el clima y el paso del tiempo. “Poder saber cuánto tiempo ha pasado y en qué condiciones climáticas ha estado la descomposición de un textil también lo podemos saber mediante la biblioteca, y después esa información se puede utilizar para interpretar, por ejemplo, cuando se encuentra una prenda de vestir y no se sabe cuánta antigüedad tiene”, remarcó Mansegosa.
Y agregó: “En definitiva, con la osteoteca se están desarrollando distintas líneas de investigación, que tienen que ver con biología esqueletal, los procesos y tiempos de descomposición, cuestiones ambientales vinculadas a la descomposición cadavérica, y todo lo que tiene que ver con la vestimenta asociadas a esos esqueletos”.
Asimismo, la bioarqueóloga contó que, si bien se trata de un proyecto a largo plazo, ya se trabaja intensamente: “Nosotros apostamos a poder generar información científica validada para poder contribuir a las pericias judiciales de homicidios, femicidios, en la aparición de restos humanos no identificados, etc. buscamos contribuir a la investigación judicial para poder esclarecer causas, por la justicia y por las familias. Es muy gratificante para nosotros poder colaborar con estos proyectos”.
EMAAF, EL EQUIPO MENDOCINO DE ARQUEOLOGÍA Y ANTROPOLOGÍA FORENSE
El EMAAF está integrado por el Dr. Sebastián Giannotti (Jefe de trabajos prácticos de la materia Bioarqueología de la Lic. en Arqueología; becario postdoctoral de CONICET) y la Dra. Daniela Mansegosa (Prof. Asociada a la materia Bioarqueología de la Lic. en Arqueología; Investigadora asistente de CONICET). A ellos se suman Julián Marchiori (estudiante de la Lic. en Arqueología y ayudante médico del Cuerpo Médico Forense y Criminalístico del MPF), Camila Fernández Aisa, Janet Cea y Romina Olivares (estudiantes de la Lic. en Arqueología).
El proyecto de la osteoteca contó con apoyo financiero de la SIIP (UNCUYO) y el aval institucional de la Facultad de Filosofía y Letras y del Cuerpo Médico Forense y Criminalístico.
