A poco de que se cumpla un año desde que se comenzaron a tomar las medidas sanitarias por la pandemia y el cese de las actividades en el sector de entretenimiento, las nuevas reglamentaciones con flexibilidades en pos de una “reactivación” no parecen inclinar la balanza con un contrapeso frente a un saldo muy negativo.
Si bien el 15 de diciembre pasado se publicó en el Boletín Oficial de Mendoza el decreto 1650 mediante el cual se habilitó la realización de eventos -sin mayor especificación- al aire libre con un máximo de 250 personas, con 6 clientes por mesa, el mismo tampoco ayudó a disipar la incertidumbre entre lo permitido y lo que no, aseguran dueños de bares y boliches.
“El balance en nuestro sector es catastrófico”, sentenció Rodolfo Martínez, vocero de la Cámara de Industria del Entretenimiento Argentino de Cuyo (IDEAR). Como productor de eventos, Martínez asegura que, si bien realizaron uno para los festejos de Año Nuevo, desde lo económico se traduce en cero. “Tenemos socios que han entregado el 08 de sus vehículos o la escritura de viviendas para sostener contratos de alquiler”, describió el representante la delicada situación económica, mientras que los que son propietarios están “sobreviviendo”.
El Santo Disco es el estadio cubierto más grande en el interior del país, con una capacidad de 9.500 personas. Hoy está trabajando sólo con 200. “Es imposible sostenerlo, ha habido muy poca ayuda”, se quejó Martínez. Tan sólo el 20% ha logrado reconvertirse. Sin embargo, desde IDEAR temen que no todos logren estar en condiciones al momento de volver a arrancar. “Muchos han perdido todo”, expresó Martínez con preocupación.
Grandes pérdidas, bailes y “anarquía”
“La pérdida en el caso del boliche es del 100%; sólo hay deudas”, comentó Rubi Carsul, dueño de Olimpo, quien de una manera adaptada está trabajando pero asegura que no hay ganancia alguna.
“Las últimas medidas no fueron claras, con un decreto que no se reglamentó y finalmente le puso muchos grises a la actividad y poco ayudó desde lo económico”, expresó por su parte Rodolfo Martínez.
Esos “grises” permiten que algunos lugares puedan hacer cosas, mientras otros no, aún con características similares. “Las bodegas habilitadas como restaurantes, lo que permite mayor capacidad de personas, realizan sunsets, muchas veces boliches, y los controles son prácticamente nulos. Hay eventos que supuestamente están prohibidos pero después son organizados por los mismos municipios. A eso se suma la clandestinidad”, agregó Martínez y comentó que en San Martín el fin de semana pasado Diversión Nocturna clausuró un cumpleaños de 15 en un salón de eventos. “Hay una anarquía muy grande, no hay reglas claras”, disparó.
“Si bien algunos lograron adecuarse como restaurantes, la verdad es que los chicos quieren bailar”, admitió el vocero de IDEAR, quien analizando el decreto, resaltó que en ningún momento se aclara sobre el visto bueno ante esa actividad. Sin embargo, se ha visto que sí se permite en algunos lugares bailar alrededor de la mesa. “Hay salones donde sí se permiten fiestas y salones donde no; por ahí depende de cada municipio, que como San Rafael mediante resolución habilitó bailar y el Ministerio de Seguridad dijo que no”, expresó Martínez.
“Se reinventaron pero los hacen bailables igual; esa es la verdad”, dijo Carsul apuntando a los locales de la Alameda. Hacia dentro del sector hay bronca, aunque también se entiende la necesidad en tiempos complejos, pero se repudia la violencia con que algunos han actuado frente a los agentes de control tras clausurar fiestas “camufladas”.
Desde la Cámara informaron que se trabajó y hasta se realizó un aporte económico para la elaboración de un protocolo acorde al lineamiento nacional que se envió al Gobierno provincial en el que se planteaba un sistema de corralitos, que no fue considerado, como el utilizado en eventos en provincia de Buenos Aires y CABA. El Espacio Konex de esa forma ha quedado habilitado para 2.500 personas.
“No sabemos qué puede venir, no hay un patrón ni un ejemplo a seguir a nivel mundial”, consideró Martínez y aclaró que la posición de la Cámara no se modificó: deben existir eventos, se debe bailar con protocolo.
Martínez supone que se dejó pasar una oportunidad aprovechable y, de haberse manejado mejor, se podría haber incentivado la sinergia entre los lugares habilitados y los artistas provinciales, aportando a otro sector en situación crítica como el cultural.
Las “clandes”
El productor mendocino considera que las fiestas clandestinas “son una moda que ha llegado para quedarse, lamentablemente”, entre otras cosas por tratarse de eventos más baratos para los jóvenes. Martínez explicó que los lugares habilitados implican costos muy elevados, comenzando por el valor de la habilitación, la seguridad, los impuestos. Además, pueden consumir bebidas alcohólicas compradas a costos menores y llevarla a las fiestas. Rodolfo también agregó un factor relevante, fundamentalmente para los adolescentes: “terminan siendo atractivas, una especie de aventura. Generalmente, cuando uno es joven, no piensa en la seguridad, en que hay una ambulancia por si pasa algo, etcétera.”
“Si bien el Ministerio de Seguridad busca combatirlas, no puede. Creo que en Diversión Nocturna no son más de diez los empleados”, agregó Martínez. Hace 20 años costó muchísimo lograr erradicarlas. Algunas de las opciones que se evalúan por parte de las autoridades de Seguridad es el decomiso de los equipos de sonido.
Propuesta al Gobierno nacional
La Cámara nacional de entretenimiento ha presentado una propuesta que contempla realizar test rápidos al ingreso de los eventos. De esa manera, productores de espectáculos y shows podrían volver a trabajar en eventos de mayor escala, con la seguridad de realizarlo en una especie de burbuja sanitaria. A su vez, se contribuiría desde el sector a sumar testeos en todo el país. El análisis estaría incluido en el precio del ticket.