Para Federico Norte, la meteorología es como la vida misma

El doctor en Ciencias Meteorológicas, que se jubiló del Conicet en 2016, esta semana se despidió de su reporte diario en radio Nihuil

Para Federico Norte, la meteorología es como la vida misma
Federico Norte y su pasión por la meteorología

Hay algo genial en la redundancia que utiliza Federico Norte, el meteorólogo mendocino que se despidió este viernes de radio Nihuil después de 36 años de reporte diario, cuando se le pregunta qué hará ahora con su tiempo libre: “No tener que estar pendiente todo el tiempo de lo que pasa con el tiempo”, dice.

Y sí. El hombre que dio el pronóstico en los medios durante décadas y orientó a los mendocinos sobre cómo salir a la calle cada mañana, anunció su partida porque plantea que “se cierra un ciclo” en su vida profesional. Se va de la información “diaria y cotidiana”, aunque enseguida aclara: se retirará de una tarea específica y no de la Meteorología, esa ciencia que supo abrazar de niño y que no soltará “hasta que Dios decida que me tenga que ir de este planeta”.

Claro que al experto en viento Zonda (eligió ese tema para hacer su doctorado en Ciencias Meteorológicas) también le importan otras cuestiones. Ama pasar tiempo con su esposa, sus hijos y sus nietos y, desde hace algunos años, dejó los cálculos por un rato para tomar clases de teatro y de biodanza, dos actividades que fortalecen su espíritu y sus vínculos.

Ya con un pie afuera de los medios locales, Norte confía en la nueva generación de meteorólogos que hay en Mendoza y subraya que su misión de divulgación “será muy importante” por el cambio climático.

-Después de 36 años deja su trabajo en radio Nihuil, donde estuvo cada mañana dando el pronóstico diario y las proyecciones meteorológicas. ¿Por qué se va? ¿Considera que cumplió un ciclo?

-No me voy. Solo dejo mi actividad diaria. Creo que después de 36 años de salidas diarias dos veces por día es como mucho. Ese ciclo está suficientemente cumplido. Del Conicet me jubilé en 2016 y, por ende, del Programa Regional de Meteorología.

-¿Qué piensa hacer, a partir de ahora, en ese horario matutino? ¿Dormir más? ¿Leer más? ¿Acostarse más tarde?

-No tengo planificado desde ahora mi día a día. Seguro leer más, escuchar más música, ver más películas del agrado mío y de mi esposa y no tener que estar pendiente todo el tiempo de lo que pasa con el tiempo. Podré disfrutar de mis nietos y nieta; la idea es viajar más, en la medida de lo posible. Ir con más frecuencia a Uruguay, mi segunda Patria.

Vocación temprana

Si bien el investigador nació en Mendoza, el trabajo de su padre como administrador de escuelas hogares llevó a la familia Norte a trasladarse por diferentes ciudades como San Juan, provincia de Buenos Aires y San Luis. En esta última encontró su vocación por la meteorología desde muy pequeño.

Fue, de hecho, en Villa Mercedes cuando Norte empezó a describir sintéticamente lo que ocurría con el tiempo diariamente y a escribir, con solo 11 años, el registro de las temperaturas extremas y la evolución de variables.

Federico Norte. doctor en Ciencias Meteorológicas.
Federico Norte. doctor en Ciencias Meteorológicas.

Para ello, el pequeño Norte utilizaba los diferentes instrumentos de medición que le iban comprando sus padres, poco a poco.

“No era posible comprar todo de golpe”, asegura. Su abuela, Amalia Guevara de O’Donnell, también influyó, y mucho, en la vocación de Federico. “Era la que miraba estrellas y satélites que pasaban y que era la novedad de la época”, recuerda el meteorólogo.

-Qué importante fueron sus padres, atentos a su vocación desde pequeño. ¿Cómo los recuerda? ¿Qué les agradece?

-A mis padres les tengo un profundo agradecimiento porque, pese a las dudas de la época (en la que, si uno no era médico militar, abogado, ingeniero o contador, no era nada), ellos hicieron todos los esfuerzos posibles y me dieron apoyo incondicional para que pudiera irme a vivir y a estudiar Ciencias Meteorológicas en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Federico asegura que de los cuatro hijos que tuvo con su mujer Azucena Reyes (socióloga uruguaya, docente e investigadora de la UNCuyo) solo uno, Augusto, que es ingeniero industrial, continuó con su pasión por las ciencias exactas.

Sin embargo, Norte no oculta admiración al hablar de su esposa, de sus hijas y de sus logros académicos. “María Ana es psicóloga, Camila es traductora de inglés y María Antonieta es obstetra”, enumera, orgulloso.

-Más allá de su profesión, que es su pasión, ¿tiene algún hobby, algún deporte favorito? ¿o ambos?

-Mi pasión siempre fue la Meteorología y dejaré de ser meteorólogo cuando Dios decida que me tengo que ir de este plano y/o planeta. Me agrada mucho la docencia y colaboro en la Universidad Nacional de los Comechingones, enseñando Meteorología en Merlo.

También me gusta la natación y las caminatas. Hice teatro en los últimos años y también Biodanza. Ambas actividades me resultan sumamente agradables porque han ido fortaleciendo mi espíritu y la relación con los demás.

-¿Cómo ve a la nueva generación de meteorólogos? ¿Hay más que antes? (históricamente fueron pocos) ¿Queda en buenas manos la divulgación de esta ciencia en los medios mendocinos?

-No todos saben que Mendoza es, después de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el lugar donde más bachilleres, magister, licenciados y, sobre todo, doctores en Meteorología hay en el país. Todos excelentes profesionales y con tesis doctorales relacionadas a los fenómenos locales y nacionales. Cualquiera de ellos son buenos divulgadores de sus conocimientos de las Ciencias Atmosféricas.

Solo espero que continúe habiendo apoyo para la docencia y la investigación científica y pueda crecer el número de meteorólogos en todo el país. Más, sabiendo que el problema del Cambio Climático es real y que ocurre en nuestro planeta en forma global. Porque la Tierra es redonda. No es plana.

-No cree que la meteorología utiliza expresiones sobre el tiempo que son una hermosa metáfora de la vida. ¿Cómo lo considera usted? ¿Podría hacer una analogía del tiempo y del clima con su vida actual?

-La Meteorología es como la vida misma. Hay días de buen tiempo, otros de tormentas eléctricas, otros de temperaturas agradables y, también, hay días tristes, nublados y fríos con precipitaciones, como cuando se va una persona muy querida. Pero siempre está la certeza de que hay por delante días con tiempo bueno y luminoso, como los que espero transcurrir a la brevedad.

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