PASO 2021: colas separadas en el exterior, caos en establecimientos y la suerte de las mesas vacías

La queja más común de los votantes en estas elecciones fue el de las largas esperas para votar, cuestión que se hizo más notable que en otras ocasiones. En algunos colegios, sin embargo, estuvieron más organizados. En otro hubo protestas y mucha demora.

PASO 2021: colas separadas en el exterior, caos en establecimientos y la suerte de las mesas vacías
Elecciones Legislativas PASO 2021. Largas filas para poder ingresar a la escuela Bernardo O´Higgins de Las Heras.

Una modalidad muy utilizada, pero no por todos prevista en estas PASO 2021 en Mendoza fue la de señalizar en las afueras de cada escuela o colegio las diversas mesas habilitadas en el interior, para que los votantes hicieran colas separadas en el exterior del establecimiento.

Esa opción ayudó, en muchas ocasiones, a agilizar el trámite. Pero no siempre sirvió. Marcela, ubicada en la primera de las mesas de la escuela Alberto Juaire, de San Martín, no pudo con su ansiedad y, apenas llegó, se quejó: “Esta cola seguro que es la que va más lenta”, dijo, con una mezcla de humor y fastidio. Es que, en efecto, eso sucedió frecuentemente: algunas mesas tenían poca asistencia en ciertos horarios y algunos entraban casi directamente al colegio. Otros, en cambio debían soportar hasta una hora en las afueras, bajo el sol y en la calle, hasta poder ingresar.

Entre los afortunados estaba Leonardo, un camionero de 50 años que apenas tenía a dos personas por delante cuando arribó, casi a las 13, a esa escuela del Este. “Menos mal, la verdad es que si llegaba a ver que había mucha cola me volvía a mi casa y no sé si votaba esta vez”, reconoció.

Diego, un personal trainner que estaba saliendo luego de casi una hora, entre la espera en el exterior y la otra cola más breve, dentro de la escuela, sólo mostró buen ánimo cuando salió: “Había como mil boletas. Además, mucha gente para esperar, me hacen odiar esto. Para colmo, me tengo que ir volando… ¡todavía ni encendí el fuego para el asado!”.

Natalia, quien estaba fiscalizando las boletas para uno de los partidos en pugna, degustaba su empanada en la pausa que se habían tomado algunos en medio del acto eleccionario. “Ha estado todo tranquilo, aunque no hemos parado hasta ahora”, dijo. Y coincidió: “Es cuestión de suerte. Algunos encuentran las mesas con poca gente, a otros les pasa que se juntan todos los de su apellido para votar a la misma hora. Lo que sí es diferente es el tiempo dentro del cuarto. A mí me parece que, por la cantidad de opciones que hay y los cargos, la gente se demora mucho… O todo lo contrario, mete el sobre el blanco y se va”.

El orden, fuera de las demoras, en ese establecimiento no reinaba de igual modo en otros. En la Escuela San Martín (Nivel Terciario), de ese departamento, ubicada en un barrio residencial donde los autos ocupaban numerosas cuadras a la redonda, había un poco más de caos. Los gendarmes encargados de colaborar con el acto eleccionario habían elegido hacer pasar a grupos en general, sin distinguir entre las mesas. Así, sucedía que en el interior había mesas que quedaban buen rato sin actividad, mientras otras iban a ritmo lerdo y retrasaban a los demás. Hasta que la directora del establecimiento salió a pedir un cambio de modalidad: “Por favor, hagamos pasar a los que tengan que votar en las mesas donde ya no hay nadie”, pidió. Así que se puso, en persona, a cantar a viva voz las mesas que quedaban desocupadas para que la gente a la que le correspondiera pudiese ingresar.

Un escenario muy parecido se vivió en el Colegio San Pío X, de la calle Salta, en San Martín. “Un desastre la organización policial fuera de la escuela. Estuve una hora y 20 minutos esperando. Adentro, las mesas vacías. Y afuera, todos apeñascados”, lamentó Angélica, bastante ofuscada.

No muy distinto fue lo que se vivió en la escuela San Martín, de Las Heras. Sólo que el malestar fue acentuado por la inoportuna aparición del viento zonda. Las largas colas de gente bajo el sol y la lentitud del ingreso de la gente, provocó enojos y protestas de los que pidieron explicaciones que tardaban en llegar, y que sólo se atenuaban (apenas) cuando conseguían ingresar.

Otras postales

por Miguel Títiro

Esta vez no se cumplió “al que madruga, Dios lo ayuda”. María Paz Zizzias, estudiante de quinto año de la Facultad de Ciencias Médicas, fue temprano a votar a la escuela Arístides Villanueva de Capital. Tenía que estudiar y por eso pensó en cumplir rápido con el derecho cívico y volver a su casa. Pero, ¡oh sorpresa!, cuando llegó al lugar le informaron que la presidenta de mesa había faltado y que ella debía tomar su lugar por ser la primera de la fila. No se dio el popular refrán que dice que “al que madruga, Dios le ayuda”.

En alta montaña. En la escuelita de alta montaña, 1-476 María Luisa Duhagon, de Puente del Inca, la jornada eleccionaria transcurrió sin sobresaltos. Votaron alrededor de 35 lugareños sobre un padrón de 150. Esto principalmente porque hay muchos militares que son trasladados y no pudieron llegar a sufragar antes de las 18.

Mucho calor y viento en Lagunas del Rosario. En la localidad de Lagunas del Rosario, Lavalle, los pobladores de la zona, fueron a votar en buena proporción a la escuela Elpidio González…La espera los tomó con mucho calor, bastante viento Zonda y el polvo molesto que se levantaba. Y lo mismo ocurrió en el paraje San José, en la escuela Pablo Pizzurno.

Mayor de 70 años que no se decidía. En la escuela Laureana Ferrari de Olazábal, de Luján de Cuyo, había alrededor de la 11.30 una o dos filas con una considerable cantidad de votantes. En una de ellas, un señor, mayor de 70 años, no se animaba a acercarse y pedir la prerrogativa para sufragar sin hacer la cola, tal vez por pudor. Sus hijos lo instaban a adelantarse, pero él prefería esperar. Pero luego al ver que otro elector de su misma edad tomaba la iniciativa, a regañadientes aceptó pedir el mismo derecho de sufragar y no esperar.

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