En este contexto de inflación, las cuotas de colegios privados no son la excepción y aumentaron –según la entidad educativa– entre el 40 y el 100%, entre diciembre último y marzo de este año. No obstante, y contra todo pronóstico, la gran mayoría de las familias mendocinas que llevan a sus hijos a las escuelas de gestión privada no han “migrado” hacia las escuelas de gestión estatal. Es decir, no hubo un éxodo significativo, pese a esta crisis, considerada –para muchos- la más grave registrada desde 2001.
El dato fue confirmado a Los Andes por el área de Educación Privada, de la Dirección General de Escuelas (DGE), encargada de supervisar, habilitar y evaluar la gestión educativa paga en todos los niveles. “Confirmamos que no hay migración de escuelas privadas a escuelas públicas este año. Básicamente, no hay pedidos de bancos en escuelas públicas”, anticiparon desde el Gobierno, que prometió dar a conocer, a fines de este mes, “el dato consolidado” que corrobora la tendencia, sobre todo, en el nivel primario.
En esa misma línea, se encuadra Luisa Nasif, titular de Sadop, el sindicato que representa a docentes de colegios privados. “No es real el éxodo que algunos dicen que está ocurriendo. En Mendoza no existe eso y las matrículas de colegios privados están igual que el año pasado. De hecho, han abierto colegios privados nuevos”, señaló Nasif, no sin advertir que los sueldos docentes en la gestión privada siguen “desfasados y con escuelas, como las religiosas, en donde el docente no tiene menos de 30 estudiantes por grado”. Algo que va en detrimento de la calidad educativa.
Nasif agregó que el “único éxodo significativo” que hubo hacia escuelas públicas fue en el 2001. “Después de ese año, no volvió a suceder en Mendoza”, dijo y aseguró las especulaciones sobre pases a las escuelas públicas tienen que ver más con un “interés patronal y especulativo”.
La tendencia se repite en la escuela primaria de la Universidad Nacional de Cuyo. Según afirmaron desde la Facultad de Educación, entidad que gestiona la escuela Carmen Vera Arenas. Allí, “no hubo más demanda de ingreso para este año, en relación a años anteriores”. Y, si bien se trata de una entidad educativa muy solicitada y con largas listas de espera para ocupar una banca, “no se han registrado más inscripciones este año”.
¿Por qué no hay éxodo, pese a la crisis?
Ahora bien, ¿Por qué, frente a una economía deprimida y muchas familias mendocinas empobrecidas, el fuerte ajuste no se tradujo al recorte de un monto fijo, como es la cuota de un colegio?
Para entender un poco más el fenómeno, Los Andes consultó a diferentes especialistas. Las miradas son diversas. Sin embargo, existen interpretaciones comunes que echan luz a las causas de este comportamiento social, que se repite en todo el país.
Una de ellas, es la regulación del Gobierno provincial en las cuotas de los colegios que reciben aporte estatal. Esto, ayudó a poner un “techo” en los aumentos mensuales. También, según los expertos consultados, está la amplitud horaria de las escuelas privadas que garantiza a los padres poder trabajar, por igual, doble jornada.
Por último, los analistas coinciden en que es clave la idiosincrasia del mendocino promedio, que encuentra en la escuela privada pertenencia de clase, un apego a determinados vínculos y cierto reconocimiento social, sumado al juicio negativo (con o sin asidero) de la escuela pública en general.
“La educación privada garantiza una disponibilidad permanente”
Para Cecilia Raimondi, socióloga, profesora y directora del Ciclo de Profesorados de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo, “en Mendoza se sigue priorizando el gasto en educación privada, sobre todo, porque el Estado sigue interviniendo en las cuotas y no es tan caro en relación a otros aumentos”.
La académica señala también que en la educación privada los sectores medios se conforman de madres y padres trabajando full time. En este sentido –dice Raimondi– la escuela privada ofrece más tiempo y esto es clave en la sociedad actual. “Los privados garantizan disponibilidad permanente y una amplitud horaria a los padres que necesitan ese espacio de cuidado de sus hijos, más allá del contenido. Si bien con el ítem Aula hoy es difícil que haya adhesión masiva a un paro docente, en la pública suele haber más interrupciones por diferentes motivos, como los de infraestructura”.
La socióloga interpreta que otro factor decisivo, además del tiempo, puede ser el colegio privado como distintivo de una clase social “La sociedad mendocina es altamente conservadora. También decide gastar más y hacer el esfuerzo para distinguirse del resto”, explica Raimondi, quien aseguró que podría haber también un movimiento interno dentro de los colegios privados (de cuotas más caras a más baratas).
Al respecto, Los Andes consultó a la Dirección General de Escuelas, pero no disponía de esos datos. También contactó a Eduardo Attorri, presidente del Consejo de Educación Religiosa en Mendoza, aunque éste no respondió a las insistentes llamadas y consultas, por escrito, hasta el cierre de esta nota.
¿Hay miedo a “caer” en la educación pública?
Por su parte, el investigador y docente de la UNCuyo, especialista en temas vinculados a la Didáctica, Diego Díaz Puppato, asegura que hay ciertas “representaciones sociales”, que a veces son mucho más fuertes que las prácticas reales en sí mismas.
“Sí, puede haber cierto miedo a ´caer´ en la escuela pública”, reconoce el docente, parafraseando al expresidente Mauricio Macri. “Ese miedo es muy propio de la clase media que aspira a que sus hijos tengan, supuestamente, mejores oportunidades que ellos, aunque deba endeudarse o achicarse en muchos otros gastos”, argumenta, y agrega: “Esto incluso, cuando los contenidos pedagógicos que se otorgan en escuelas públicas y privadas no distan demasiado entre sí”.
El educador advierte que el rol de la escuela fue convirtiéndose a través de los años. Antes, a la escuela se la consideraba un agente de movilidad social, mientras que hoy “marca un origen”, el de la familia.
“Hacer el esfuerzo de pagar una cuota representa más el roce con gente parecida a mí, porque la escuela también ofrece un capital simbólico, que es lo social y cultural. De hecho, sostener eso tiene un costo es altísimo, no solo en la cuota mensual, pero la mayoría decide pagarlo”, completa.
El apego a los vínculos, otro factor para no “migrar” de escuela
Por su parte, el especialista en Educación y Convivencia escolar, Alejandro Castro Santander, también vislumbra al fenómeno como “complejo y multicausal”.
Por un lado, un motivo de statu quo es el tope establecido por el Gobierno en las cuotas de los colegios subsidiados de la provincia, muchos de ellos, religiosos.
Sin embargo, hay un factor más relevante para Castro Santander sobre el hecho de que familias empobrecidas no hayan cambiado a sus hijos a escuelas públicas este año: el “apego” del mendocino promedio a los vínculos, el “acostumbramiento a la seño” y a las relaciones interpersonales que se tejen en las escuelas locales.
“No es fácil cambiar a un chico de escuela –añade el especialista–. No quiero minimizar la crisis económica, pero creo que las relaciones sociales y la buena convivencia escolar, pesan más a la hora de tomar una decisión. Sobre todo, si el aumento de cuota no ha sido tan significativo como en otros rubros”.
Según la UCA, 3 de cada 10 alumnos de escuelas privadas son pobres
El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), señaló en un informe que más del 30% de los chicos que asisten a escuelas privadas en el país se encuentran en situación de pobreza. Con lo cual, Mendoza no sería la excepción, ya que tampoco se registra, oficialmente, un éxodo hacia escuelas de gestión estatal en los últimos meses, pese a la fuerte crisis.
Según el informe de la UCA son unos 356.081 alumnos que representan el 5,2% del total de los chicos escolarizados en la Argentina.
En general, los alumnos de escuelas privadas tienen un nivel socioeconómico más alto que los que asisten a escuelas de gestión estatal, según describe el Observatorio. Sin embargo, 3 de cada 10 alumnos de escuelas privadas (29,4%) se encuentran en situación de pobreza, advierte el ODSA: son alrededor de 356.000 niños y adolescentes.
El dato corresponde a un relevamiento nacional realizado durante el segundo semestre de 2023. Frente a la noticia fueron muchos los comentarios que sorprendieron en las redes. Uno de ellos, para entender el fenómeno, fue el de Mabel: “Yo vivía en la pobreza monetaria e iba a escuela privada sin subsidio, no por un tema de nivel educativo (era bajo, igual que en la pública), sino para mantenerme alejada de la violencia física, venta de drogas, paros interminables, marginalidad, etcétera”.