La actividad ferroviaria dominaba el pueblo, allí se concentraban las maniobras que hacían las locomotoras del Tren Trasandino y estaban los talleres principales del trayecto que unía Mendoza con Chile. La “mesa giratoria”, era una gran estructura que permitía orientar hacia un lado o hacia otro la dirección de las máquinas para ir hacia el oeste o emprender el regreso a Mendoza. Hace más de tres décadas, el silencio reinó en el lugar y Polvaredas pasó a ser un pueblo abandonado.
Allí todavía vive un centenar de personas, en medio de la cordillera, a 150 kilómetros de la ciudad de Mendoza. Alex Cuevas todavía recuerda las épocas doradas del sitio, con tristeza comenta lo que pasó después y también se ilusiona con ver un resurgimiento del pueblo en el que reside hace 46 años. Es que hace unos días, Polvaredas fue declarada por Patrimonio Cultural como Poblado Histórico, y se convierte así en un faro de la historia ferroviaria de Argentina. Y se abre así una puerta hacia un proceso para poner en práctica una serie de proyectos para restaurar los valores patrimoniales, tanto materiales como inmateriales que rodean al pueblo histórico. Esto incluye la restauración de las casas en mal estado, la exploración de estructuras industriales para la arqueología industrial y la adaptación de estos bienes para uso público en el contexto del desarrollo turístico, señalan desde el Gobierno.
Montañeses mendocinos
Alex cuenta que con su familia llegaron allí porque su padre trabajaba en la empresa Cartellone, encargada de construir la ruta 7. “Él no era ferroviario, pero alquilaba una casa allí y aquí crecimos y por eso me dediqué al andinismo y después de trabajar en distintos lugares de montaña, como Portillo, Las Leñas, Penitentes y Europa, volví a Polvaredas”, comenta. Y agrega que fue aquí donde conoció a su esposa, Miriam Bustos, que era docente de la escuela Correo Salinas. “Luego de ver un movimiento impresionante, monumental, vino el abandono total y el saqueo de las instalaciones, fue terrible”, dice este socorrista profesional que recuerda cuando se fue el jefe de estación y todos los empleados ferroviarios, cuando se decretó el cierre del famoso ramal.
Tras el desánimo inicial, junto a un grupo de pobladores decidieron mantenerse en el sitio y desde 2010 comenzaron a hacer gestiones para evitar que Polvaredas se transformara en un pueblo fantasma. “Una tarde de 2017, junto a mi esposa, mis dos hijas y mi hijo, decidimos comenzar a limpiar toda la zona, con la idea de recuperar la estación, que no tenía puertas, acondicionamos los baños. En la antigua boletería de la estación, instalamos un parador para los turistas, porque este lugar es muy visitado”, explica Alex y describe que esta primera acción de recuperación de alguna manera fue un remedio para la tristeza, bronca y vergüenza que sentía, cada vez que Polvaredas recibía visitas.
Finalmente, en 2020 comenzaron a ver una luz de esperanza, cuando la gente de Patrimonio comenzó a trabajar en una propuesta de preservación. “Nos indicaron cómo se debe conservar este espacio y el arquitecto encargado del relevamiento justamente es el nieto de un antiguo vecino de Polvaredas. Estamos con mucha ilusión porque las perspectivas apuntan a que sea una villa turística, con la inclusión de los vecinos que actualmente se encuentran en el lugar. De alguna manera vamos a ser partícipes de la conservación y mejoras del pueblo para la atención de turistas y visitantes”.
Entre otras cosas, Cuevas resalta que Polvaredas es un sitio muy pintoresco con enormes posibilidades turísticas. “Tenemos una cascada cerquita, es un lugar hermoso para visitar, tenemos senderos de trekking y cerros por encima de los 4.000 metros. En invierno es hermoso y la idea es acondicionar las antiguas casas de la estación para alquilarlas y desarrollar el turismo para poder sobrevivir, ya que consideramos que el turismo es progreso, crecimiento y evita que estos lugares maravillosos desaparezcan”.
Impacto mundial
Horacio Chiavazza, director de Patrimonio de la provincia, resalta que la estación de Polvaredas está incluida dentro “del proceso histórico de un sistema ferroviario de una avanzada teconlógica a nivel mundial muy significativa. Y lo que significó instalar un ferrocarril en la cordillera dentro del proyecto del Trasandino hacia 1872, un emprendimiento privado por parte de los hermanos Clark primero y después la etapa estatal”. El doctor en antropología señala que en 1910 se inauguran los dos ramales, el de Argentina con el de Chile, con el objetivo de unir Mendoza y Los Andes para lograr el vínculo entre los dos océanos. “En la actualidad quedan evidencias de ese emprendimiento monumental y por eso estamos acompañando el proceso de conservación, más allá de que corresponde al Estado nacional esta tarea”. Define que la figura de poblado histórico, apunta a tratar de “conservar los valores como conjunto dentro de un paisaje determinado que posee la estructura poblana que es objeto de valoración histórica. Tiene la estación que tiene un valor patrimonial histórico en si misma”.
Comenta que se trabajará sobre las viviendas existentes, la propia estación, los elementos vinculados con los talleres, infraestructura , poblado-sistema ferroviario. El mantenimiento de la población, con la instalación de escuelas y sanitarios. Y la preservación de la mesa giratoria y las locomotoras que tienen una forma de punta, para el despeje de la nieve. Agrega que con el aluvión de 1934, (desplazamiento del glaciar del Plomo), produjo un daño muy profundo en el sistema del Trasandino entre Blanco Encalada y Punta de Vacas. En 1943 se produce la inauguración de la estación de Polvaredas y fue clave para la continuidad del servicio.
Chiavaza dice que el lugar cuenta con abastecimiento de agua propio y esto es muy importante para desarrollar emprendimientos productivos. “Dentro del plan estratégico de alta montaña, se ha diseñado un sistema de desarrollo de emprendimientos productivos vinculados a la horticultura familiar y que puedan ser de alguna manera, espacios que surtan a las otras localidades con productos agrícolas”. Por último, resalta el importante vínculo que se ha formado con la comunidad de la zona.
Necesidades de la gente
“Sólo estamos a 150 km de la ciudad, pero parecen 500 o más, por la carencia de servicios básicos”, sintetiza Miriam Bustos, la maestra que decidió formar su familia aquí, junto a Alex. “Si bien contamos con un generador de luz para el pueblo que lo maneja Edemsa, el problema es el alumbrado público, debido a los fuertes vientos se rompen las lámparas en forma permanente, necesitamos mayor atención del municipio. Acá solo tenemos gas envasado y cada tanto conseguimos la garrafa social, pero es un costo muy alto para todos nosotros”. Miriam, agrega: “El servicio de agua está a cargo Aguas Mendocinas, que toma agua de deshielo, pero el sistema de potabilización es muy precario”. Sobre el servicio de transporte público, habló de serias deficiencias, con tres frecuencias diarias, en contraste con el anterior servicio que se brindaba hace unos años. “Antes salía a las 6 de la mañana de Las Cuevas y pasaba a las 8 por acá y podías hacer los trámites en el día en Mendoza. Pero hoy llegás a la tarde, tenés que pagar hospedaje y hacer el trámite al día siguiente. Gracias a Dios, esperemos que ahora dejemos de ser un pueblo olvidado y nos tengan más en cuenta”.