Las expectativas a futuro apuntan a que la cantidad de casos de cáncer vaya en aumento. Esto se asocia particularmente al incremento de la población, de la expectativa de vida y mejoras en la detección.
“De un modo u otro el cáncer impacta en nuestras vidas”, remarcó la doctora Julieta D’Annunzio, oncóloga clínica y máster en Biología Molecular y Genética.
Refirió que cada 30 segundos un paciente es diagnosticado con cáncer en el mundo y para 2040 se espera que haya 28 millones de nuevos diagnósticos, asociados fundamentalmente al crecimiento de la expectativa de vida. Lo hizo en el marco de un seminario internacional sobre oncología y medicina de precisión que se realizó en Mendoza el martes y miércoles destinado a periodistas.
Al haber más adultos mayores, se incrementan las chances de su desarrollo ya que la edad es un factor de riesgo. Pero asimismo, diversos especialistas remarcaron que los últimos años se han logrado avances inmensos en su abordaje, que han redundado en mayor sobrevida y hasta curación.
“Por eso podemos hoy decir que algunos tumores pueden ser curados y otros llevados a la cronicidad”, dijo la especialista.
Carlos Vázquez, responsable del Registro Provincial de Tumores explicó: “Se dice que aumenta el cáncer pero también aumenta la población, por ahora, al sacar la tasa de incidencia no es tanta la variación”.
Para ponerle números al escenario mendocino puede decirse que el último año cerrado es 2019, cuando se registraron 5.445 nuevos casos, esto implicó un aumento de 150 casos respecto del año anterior.
A nivel mundial, los especialistas aseguran que la tasa de supervivencia mejora gracias a mejor detección y tratamientos, es algo que según dijo Vazquez también se observa en la provincia. Más curas y más pacientes que pueden vivir con un tratamiento crónico pero para ello es necesario llegar en estadíos iniciales.
Las apuestas de la medicina apuntan a lograr mejoras en los tamizajes y diagnósticos y tratamientos más específicos. La ciencia avanza en el sentido de la medicina personalizada y de precisión, que implica adaptar los tratamientos a las particularidades de las personas y la especificidad de los tumores.
Diagnóstico temprano: la clave
La doctora Alexandra Guarin, médica especialista del Laboratorio Pfizer, que organizó el encuentro, explicó que en el desarrollo de cáncer influyen factores ambientales y otros genéticos o intrínsecos, en los que las personas no pueden intervenir pero sí anticiparse. “Sabemos que los números van a seguir creciendo, podemos intervenir en factores ambientales pero no es tanta la prevención que puede hacerse en ese plano, por eso se está más enfocado en el diagnóstico temprano”, apuntó. Subrayó que este “puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte”. Este permite otro tipo de abordaje, más eficiente, antes de que haya mayor daño y con mejor pronóstico.
En cuanto al impacto sobre la vida de las personas, señaló que 30% de los casos de cáncer se detectan en menores de 60 años, plena edad productiva e incluso con muchos pacientes que son padres y madres jóvenes.
Los expertos coinciden en que el cáncer es un verdadero problema de salud pública y que así están comenzando a entenderlo los gobiernos. Afecta a los pacientes y sus familias no solo en el plano de la salud sino además en el emocional, de las relaciones, el cuidado, las posibilidades laborales y el aspecto financiero. El diagnóstico de cáncer, más allá de las mejoras logradas para su abordaje, implica un duro golpe para las personas y su calidad de vida, pero también lo es para los países y sus sistemas de salud que deben afrontar grandes costos, ya sea para su atención como por la pérdida en la productividad.
“Es preferible una consulta más que un diagnóstico tardío” , apuntó D’Annunzio.
Al referirse a que el gasto en salud pública y para los países irá en aumento refirió que frente a los billones en dólares que se pierden anualmente por tratamientos tardíos y muertes, el costo de la enfermedad temprana es limitado, ya que es acotado en el tiempo, con mayores chances de cura.
El doctor Luis Alberto Suárez, director médico de Oncología del laboratorio Pfizer para América Latina señaló que la región tiene un alto diagnóstico de cáncer en estado avanzado, al contrario de lo que sucede en Estados Unidos que tiene un alto nivel de diagnóstico temprano. Este último tiene más chances de cura y en ese sentido, como otros especialistas, hizo hincapié en la necesidad de mejorar los tiempos de acceso al sistema de salud.
Dijo que la gente va tarde a la consulta por múltiples causas pero fundamentalmente por temor: la gente ignora los signos.
“Cuesta mucho que los varones se hagan control de próstata, hay un rechazo o respecto de de cáncer de colon, la gente no se hace la colonoscopia, entonces hay que cambiar la mentalidad para entender que la prevención es buena, si se toma al comienzo es como una enfermedad más”, subrayó Vázquez.
El futuro del tratamiento del cáncer
“Se ha mejorado, pero también falta muchísimo por hacer”, dijo Suárez. Las expectativas son poder lograr, cuando se pueda la cura y en otros casos que se lleve como una enfermedad crónica que no afecte la calidad de vida de las personas.
“Creo que algún día se va a lograr controlar tipo diabetes, que uno le da una pastilla y el paciente siga”, dijo Suárez en relación a la sobrevida.
Las fichas de la ciencia están puestas en nuevas moléculas sobre las que se avanza en investigaciones. Se trata de lograr algo que actué de manera más específica y con menores efectos secundarios.
Si hasta hace un tiempo se ofrecía una misma droga para diversos tipos de cáncer y pacientes, con la avanzada en medicina personalizada comenzó a hacerse más hincapié en las particularidades de los pacientes y ahora, los investigadores van por más. Se estudian y desarrollan moléculas para determinados tipos de cáncer y, en concreto, determinadas mutaciones dentro de ese tipo. Se busca estudiar las diferentes poblaciones para tomar en cuenta sus especificidades, incluso una mayor propensión a desarrollar determinados tipos de cáncer y así diseñar tratamientos innovadores más direccionados. Para ello, se apela a pruebas genómicas realizadas a la sangre o el tumor que permiten tomar decisiones terapéuticas personalizadas e incluso detectar de manera anticipada quienes tienen más chances de desarrollar la enfermedad. En este sentido, los biomarcadores son la vedette: son sustancias que producen aquellas células que están sufriendo modificaciones.
Desde Pfizer señalaron que una investigación puede llevar diez años o más y que de 20 moléculas estudiadas puede quedar una.
Una pata esencial son los datos del mundo real, es decir, recabar información de una gran proporción de pacientes de un determinado lugar que puedan ser estudiados, muy distinto de los ensayos de laboratorio que seleccionan una muestra de pacientes.
“Muchas tecnologías para estudiar biomarcadores están financiadas por la industria farmacéutica y dan soporte a los pacientes en el diagnóstico molecular y también hay iniciativas de instituciones académicas”, explicó el médico oncólogo Gonzalo Recondo. “En términos de prevención o estudios genéticos para prevenir cáncer hereditario hay programas nacionales para entrenar profesionales para poder dar asesoramiento genético a las personas y sus familias y poder pedir estudio molecular”, agregó.
Pero las innovaciones terapéuticas tienen un costo elevado y eso afecta el acceso, ese es el gran desafío: lograr la cobertura.