La ONG “Cable a tierra” cerró su servicio de atención para el consumo problemático y el espacio de reeducación contra la violencia de género. La noticia generó un fuerte impacto entre sus pacientes, que ya están siendo derivados, en su mayoría, a otros centros asistenciales de la provincia.
Después de repensar, evaluar e intentar resistir en vano los embates económicos de los últimos seis meses, la ONG mendocina dejó de asistir, desde el 1 de julio pasado, a las más de 80 personas que se atendían allí regularmente por problemas de adicciones, consumo problemático o por haber ejercido violencia machista.
Es la primera vez, en sus 28 años de existencia en la provincia, que “Cable a tierra” no logra superar la crisis económica. Por eso, a fines de mayo, la organización terminó de tomar la drástica decisión que afecta, no sólo a sus pacientes, sino también a las familias que acompañaban ese proceso de rehabilitación.
“Lamentablemente, cerramos por la crisis. El aumento de los costos fijos, como alquiler, más el aumento del valor de los servicios e impuestos, y a las obras sociales, que no pudieron actualizar los valores de pago por la contraprestación fueron los motivos principales para decidir cerrar nuestras puertas en el área de asistencia”, explicó a Los Andes Diana Calderón, presidenta de “Cable a tierra”.
Desde la Obra Social de Empleados Públicos (OSEP) de Mendoza aseguraron que hubo actualizaciones de los pagos a partir de febrero de este año. Incluso, que estos tuvieron entre el 25% y el 50% de aumento, según el tipo de prestación (tratamiento y abordaje del paciente). “Hemos hecho aumentos periódicos con un nomenclador único de salud mental que incluye la atención por adicciones. Si alcanzó o no para continuar con la labor de ‘Cable a tierra’ no lo sé, ya es otro tema”, aclaró Sandra Burgos, titular del área de Salud Mental de esa obra social.
Pese a la falta solvencia en la actualidad, Calderón aclaró que se trata del cierre del área asistencial de “Cable a tierra”, por lo que se continuará trabajando en la promoción de la salud, en la investigación y la capacitación, tanto en materia de violencia contra las mujeres como en el problema de adicciones, tema que abordó durante décadas de forma intensiva e interdisciplinaria.
“Hoy cerramos, pero nuestra intención no es que sea un cierre definitivo, sino una pausa que ayude a pensar, a reinventarnos y evaluar cómo volver”, advirtió la especialista en Salud Mental Comunitaria. Es que en 2013, y con la Ley nacional de Salud Mental puesta en marcha, ese centro asistencial debió cerrar su servicio de internación porque ya no se ajustaba a la nueva mirada del paciente. “Eso sirvió para repensarnos y abrir un centro de día, sin internación, y que fue muy positivo para todos”, aseguró la titular de la ONG que desde hace años funciona como cooperativa de trabajo y no recibe subsidio estatal.
El cierre forzado “fue muy duro”, confesó Calderón, ya que deja a un equipo de 30 personas, entre operadores terapéuticos y profesionales de la salud sin un ingreso por la prestación de sus servicios. Como también a decenas de hombres y mujeres con la incertidumbre de cómo seguirá su recuperación en los meses venideros.
Cómo es la derivación y cómo afectará a los afiliados
Desde que decidió cerrar su servicio de rehabilitación y abordaje integral a las personas con problemas de adicción, “Cable a tierra” viene gestionando, en lo administrativo, la derivación de pacientes a diferentes centros de asistencia. “Venimos trabajando para hacer el traspaso de la manera más ordenada posible y que los pacientes no queden a la deriva, ya que son tratamientos regulares y que necesitan atención permanente”, explicó Calderón.
Casi el 70 por ciento de las personas que se atendían en “Cable a tierra” son afiliados de OSEP, la obra social estatal de Mendoza. Por lo tanto, desde ambas entidades comenzaron a trabajar desde el mes pasado para concretar las derivaciones de las 54 afiliados que recibían tratamiento.
Sandra Burgos, de OSEP, contó que el 25 de mayo último recibieron la notificación de la ONG para comenzar a gestionar las derivaciones de los pacientes afiliados. En lo que va de julio, se ha ido derivando a otros seis centros de atención de consumo problemático que también son prestadores de esa obra social. En el caso de los hombres que se trataban en la ONG por ejercer violencia de género, están siendo derivados a las áreas de Género que funcionan en diversos municipios.
“En todos los casos se mantendrá el mismo valor del coseguro por parte de la obra social, incluso en los municipios la atención es gratuita”, aclaró Burgos.
No obstante, el traspaso no ha sido inmediato para algunos y en otros casos la derivación a otros profesionales de la salud mental “ha sido insuficiente”. Es que las personas consultadas por este diario aseguran que en “Cable a tierra” había una atención muy buena, integral y con un equipo profesional de excelente calidad.
“Nos dijeron que quizás en tres meses volvían atender. Ojalá, porque era una contención muy grande para todos los que asistíamos allí”, contó uno de los ahora ex pacientes de esa entidad.
“Es complicado este cierre para los pacientes que, justamente, sufren algún tipo de adicción porque se trata muchas veces de problemáticas crónicas que necesitan contención permanente. Y si bien muchos están acostumbrados a las derivaciones constantes, no deja de ser un momento de incertidumbre y de comenzar una nueva adaptación”, concluyó Burgos.
“Necesitaba ese espacio para continuar con mi recuperación”
Federico tiene 47 años, es enfermero y tiene cuatro hijos. Este año ingresó, por voluntad propia, a “Cable a tierra” por su adicción a la cocaína. Allí estuvo los últimos tres meses y, según contó a este diario, pudo superar la adicción “gracias a un tratamiento integral que recibí y que me sirvió para enfrentar mi problema”.
Si bien consumía cocaína desde que “era pendejo”, Federico cuenta que en el último tiempo el consumo se volvió “incontrolable”, al punto que se pasó días consumiendo y sin comer, hasta que terminó internado en un hospital y decidió tratar su adicción en serio.
Una vez que pidió ayuda a OSEP y desde allí lo derivaron a “Cable a tierra” Federico sólo tiene palabras elogiosas para la ONG que lleva trabajando en el tema desde hace casi tres décadas. “Tanto la atención del personal, el abordaje terapéutico y familiar y hasta el lugar fueron excelentes”, dice.
Si bien ya había logrado el alta laboral por estar “limpio” en los últimos meses, el enfermero se quedó a la deriva con el cierre del servicio. “De un día para el otro nos avisaron, nos dijeron ´se cierra´ y se produjo un vacío importante. Me hubiese gustado seguir yendo. Allí hablaba cosas que no hablaba con nadie. Había mucha contención. Han hecho un daño muy grande no solo a los pacientes, sino también a las familias que acompañan. Había compañeros que necesitaban mucho de ese lugar”, relató.
Federico recibió ayer una “derivación” por parte de la obra social estatal, que solo consistió en brindarle algunos números telefónicos para gestionar la continuidad con una terapia psicológica de manera mensual.
“Me van a cubrir una vez al mes con un psicólogo. He llamado a esos números y en ninguno me han contestado. Voy a tener que seguir de forma particular porque es poco una vez más al mes. En Cable a tierra´' iba todos los días. No quiero tener una recaída y no quiero volver a pasar lo que pasé”, confesó Federico, entre el desconcierto y la angustia.