Cada 10 de noviembre se celebra el Día de la Tradición en Argentina en homenaje al nacimiento del escritor José Hernández (1834-1886), autor del reconocido poema “El gaucho Martín Fierro”.
La celebración se hizo oficial en 1939, cuando el Congreso aprobó la Ley N° 4.756, cuyos autores -Edgardo J. Míguenz y Atilio Roncoroni- reconocieron el pedido de la Agrupación Bases, que expresaba las ideas del periodista y poeta costumbrista Francisco Timpone, para homenajear las tradiciones gauchas en la Provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, fue más tarde con la Ley Nacional N° 21.154 de 1975, cuando ya de forma definitiva se consagró aquella fecha conmemorativa para todo el territorio argentino.
La palabra tradición refiere a “donación” o “legado”, y abarca el conjunto de costumbres que suelen transmitirse de generación en generación. La tradición de una nación suele incluir su cultura popular, el gran acervo de música, comidas, juegos, actividades y muchas otras costumbres de cada región del país.
En nuestro caso, la Argentina contiene en sí un amplio abanico de costumbres relacionadas con la vida de campo: el mate, el asado, la música folclórica, la domesticación de caballos, la artesanía a base de plata y metales, el trabajo agrícola, la pintura costumbrista, etc., forman parte de lo que nos identifica como nación frente al resto del mundo.
Al Día de la Tradición se lo relaciona con la figura del gaucho. En la construcción de este significado tiene injerencia la obra de Leopoldo Lugones, “El payador”.
Día de la Tradición, ¿de qué trata el Martín Fierro?
La obra de José Hernández fue mucho más que un compendio de costumbres campestres. Se trató de una verdadera crítica a la sociedad de entonces.
Hernández denunció la injusticia que sufrían las clases marginadas y el éxito inmediato del poema lo llevó a colocar la mirada sobre aquellos que solían ser ignorados.
La obra relata la experiencia del gaucho en los tiempos posindependentistas, cuando el país transitaba una etapa de organización política y económica que ponía a este actor social entre medio de la civilización absoluta y el campo abierto. Además, este poema gauchesco y narrativo refleja el estilo de vida que entonces tenía el gaucho, su lucha contra la autoridad, su contante tensión con el gobierno y los indios, sus costumbres, su lengua y los códigos de honor que promulgaban y mantenían en su espíritu rústico y, de alguna manera, anarquista.