La presencialidad o no en las escuelas ha abierto una nueva grieta entre quienes piden sostenerla y quienes creen que por ahora puede evitarse en un contexto de crecimiento exponencial de casos de Covid-19.
En ese marco, han surgido organizaciones de padres y docentes mendocinos que solicitan que se mantengan abiertas las escuelas. Para ello han generado, junto con otras agrupaciones y reunidas en una red federal, una carta abierta dirigida a las autoridades provinciales y nacionales.
“Somos plenamente conscientes de los déficits y problemas que aquejan a nuestro sistema educativo actual. Sin embargo, pese a los planes de estudios anacrónicos, a los edificios sin mantenimiento, a los docentes con graves problemas salariales en varias provincias, y a las políticas sociales que se delegan en el aula, la escuela sigue siendo la segunda institución más importante en la vida de un niño”, expresan en el texto “La escuela abierta, una esperanza en el presente”. Se trata de la Red de familias y padres organizados por la Educación y Docentes por la vuelta a clases.
“Resulta injustificable que la escuela no esté disponible para recibir a los millones de Niños, Niñas y Adolescentes que la necesitan. En el camino de largos meses de virtualidad quedaron rezagados más de un millón y medio de alumnos, cuyos datos de recuperación aún se desconocen”, continúan.
“Como padres, como docentes, y fundamentalmente como adultos, seguimos defendiendo la escuela y un acceso equitativo a la educación, porque ningún niño merece cargar con los errores de la gestión de la pandemia”, marcan su postura.
Sucede luego de que ayer el gobierno nacional dispusiera la suspensión de clases presenciales en el área Metropolitana de Buenos Aires durante 15 días. Sin embargo, en Mendoza las escuelas siguen con actividad presencial y las autoridades locales ya han anunciado que su intención es mantenerlas así todo lo posible. De todas formas, era lo mismo que sostenía el ministro de Educación de la Nación, Nocolás Trotta, hasta que al parecer la situación epidemiológica sobrepasó la buena voluntad.
Luego del anuncio de ayer, varios habitantes de la zona en cuestión salieron a las redes sociales a repudiar la decisión, entre ellos muchos famosos como Pampita y Amalia Granata. En contraposición a esto hay quienes se expresan en sentido contrario, entre ellos los gremios docentes. El Sute en Mendoza y en Buenos Aires, el secretario general Adjunto de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera), Roberto Baradel han pedido la suspensión de la actividad presencial.
“La Red federal de padres organizados que incluye más de 300 agrupaciones en todas las provincias, nos hemos organizado para pedir presencialidad durante 2020”, explicó Fernando Rozzi, uno de los referentes. Agregó que adhieren además a Abramos las Escuelas que es otra red federal de docentes.
La carta completa:
LA ESCUELA ABIERTA: UNA ESPERANZA EN EL PRESENTE
Argentina, abril de 2021
A las autoridades nacionales y provinciales:
Como padres y docentes, al inicio de las restricciones y sin conocimiento del comportamiento del virus, asumimos un rol de espectadores mientras el Gobierno Nacional tomaba medidas que postergaban el derecho a la educación para niños y jóvenes.
La experiencia de la mayoría de los países a los que podíamos mirar como referencia nos indicaba que debíamos consentir un cierre casi total de las actividades mientras se preparaba el sistema sanitario para responder a una inevitable multiplicación de contagios.
De ninguna manera esperábamos que la estrategia de adecuación se llevara puesto un año lectivo entero. En la sucesión de medidas dictadas por el poder ejecutivo nacional, la escuela quedó olvidada y los niños resultaron completamente postergados en el marco de una política de confinamiento estricto que desconoció sus derechos a la educación y a la socialización.
Ninguna política pública puso el foco en un abordaje serio y adecuado para la niñez y la adolescencia, ni tuvo consideración por el 60% de los chicos de nuestro país que se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Nueve millones de niños quienes, además de tener sus necesidades básicas insatisfechas, hoy todavía no gozan siquiera del derecho humano de asistir a diario a la escuela. En las aulas, una gran parte de nuestros niños encuentran la contención que les permite compensar carencias y contrarrestar situaciones de abuso y violencia familiar. Los meses de confinamientos y escuelas cerradas ahondaron esa vulneración de derechos (según Unicef, la violencia intrafamiliar y/o sexual contra Niños, Niñas y Adolescentes aumentó 23% en 2020).
Somos plenamente conscientes de los déficits y problemas que aquejan a nuestro sistema educativo actual. Sin embargo, pese a los planes de estudios anacrónicos, a los edificios sin mantenimiento, a los docentes con graves problemas salariales en varias provincias, y a las políticas sociales que se delegan en el aula, la escuela sigue siendo la segunda institución más importante en la vida de un niño.
Por esas razones resulta injustificable que la escuela no esté disponible para recibir a los millones de Niños, Niñas y Adolescentes que la necesitan. En el camino de largos meses de virtualidad quedaron rezagados más de un millón y medio de alumnos, cuyos datos de recuperación aún se desconocen.
Como padres, como docentes, y fundamentalmente como adultos, seguimos defendiendo la escuela y un acceso equitativo a la educación, porque ningún niño merece cargar con los errores de la gestión de la pandemia.
No permitamos más desigualdad. No toleremos que la negligencia administrativa subyugue el derecho a la educación a otros intereses, mientras se pierde la escuela pública y, con ella, el futuro de nuestros niños y jóvenes.
La escuela abierta es la esperanza que podemos darles, sino la última.