Se presentó la primera demanda contra la farmacéutica AstraZeneca y la Anmat en la Justicia Federal de Río Cuarto, a una semana de que la marca anunciara que dejaba de comercializar en Europa la vacuna contra el Covid-19.
Una mujer presentó una denuncia reclamando 100 millones de pesos, argumentando que sufrió una reacción secundaria que la llevó a solicitar una licencia por incapacidad laboral. Fue diagnosticada con síndrome de Guillain-Barré con cuadriparesia.
Este caso surge en un momento crucial, en donde la farmacéutica enfrenta en los tribunales del Reino Unido una demanda colectiva por 51 casos de muerte y secuelas relacionadas con la vacuna. Durante ese proceso, el laboratorio reconoció que su producto podría provocar trombosis. Desde febrero de 2021, Argentina ha recibido poco más de 29,6 millones de dosis.
La demandante inicial es Flavia Ochoa, de 39 años, residente de Coronel Moldes, en el sur de la provincia de Córdoba, y madre de un niño de 5 años. La mujer presentó la denuncia junto a su pareja.
Flavia reclama 7,4 millones de pesos por incapacidad sobreviniente; 25,3 millones de pesos por fondo de reparación Ley 27.573; 9,3 millones de pesos por proyecto de vida-pérdida de chance; 7,5 millones de pesos por daño moral; 1,5 millones de pesos por daño moral de la pareja; 49,5 millones de pesos por daño punitivo y 180.000 pesos por daño emergente.
La demanda por daños y perjuicios se encuentra en el Juzgado Federal de Río Cuarto, ya que el demandado es el Estado nacional, en conjunto con AstraZeneca. La Justicia debe determinar su competencia en el caso.
El 4 de enero de 2022, Ochoa recibió la tercera dosis de la vacuna AstraZeneca contra el Covid-19 en el centro cultural de su localidad, que estaba habilitado como vacunatorio. Casi de inmediato, experimentó “calambres intensos y debilidad en las piernas”.
En la presentación señala que se acostó temprano “por los fuertes dolores que padecía”. “Al otro día no pude ponerme de pie, me caí en peso muerto, tuvo que levantarme mi pareja”, confesó.
Es por esto que consultó a su médica de cabecera, quien le dijo que “podía ser un efecto adverso de la vacuna que me había inoculado” y, cuando acudió al hospital de su pueblo, le confirmaron que se trataba de una reacción a la vacuna. Por lo cual le suministraron decadrón y diclofenac, ello para mitigar el fuerte dolor que sufría.
A pesar de ello tenía movimiento muy limitado en sus piernas; también se le adormecían los brazos. “Así volví al otro día con la misma terapia, esta vez por suero sin resultado alguno, por ello fui derivada al Sanatorio Privado Río Cuarto” contó Ochoa.
Pablo Roca, el abogado de la mujer, detalló que ella sigue en proceso de rehabilitación, requiere un andador para caminar, padece de migrañas y tiene problemas de control de esfínteres. Sin embargo, ha logrado recuperar el movimiento de los brazos.”En el dictamen de la comisión médica para la incapacidad laboral se determina que es por la inoculación de la AstraZeneca; también lo firman los neurólogos que la trataron”, añadió en una entrevista con La Nación.