Independientemente de la pandemia, que llevó a que los festejos del Día del Estudiante y comienzo de la primavera del 2020 fueran prácticamente nulos el año pasado, hubo un hito que marcó en la provincia la forma de celebrar el comienzo de la estación más esperada por muchos jóvenes. Y, de cara al 21 de septiembre de este año -que, además, marcará este martes el retorno de los festejos presenciales y las actividades al aire libre- las secuelas y consecuencias de este histórico episodio de hace más de una década que diferenció un antes y un después todavía se hacen sentir. En especial en las recomendaciones de las autoridades y en la forma de controlar la situación en la víspera para evitar descontroles.
Fue en 2009, por lo que cuando mañana se celebre un nuevo Día del Estudiante o de la Primavera se estarán cumpliendo 12 años de ese 21 de septiembre que cambió la forma de festejar, prever y controlar las celebraciones tradicionales de este día. Y el escenario fue uno de esos viejos conocidos para la fecha y que ya se ha convertido en sinónimo del Día del Estudiante: Potrerillos, en la zona de montaña de Luján de Cuyo.
Una ordenanza que prohíbe la venta de alcohol en todo el departamento durante el 21S, controles rigurosos que se extienden hasta la búsqueda subterránea de bebidas etílicas y la decisión de no alquilar casas de fin de semana a grupos integrados solamente por jóvenes son algunas de las consecuencias -que aún se mantienen- de aquel recordado Día del Estudiante en 2009.
Más de 30.000 adolescentes instalados en el lugar, casas destrozadas, excesos de todo tipo en las calles de los valles altos de esa localidad lujanina y una chica de 16 años que denunció haber sido violada durante los “festejos” fueron algunos de los episodios que marcaron aquella jornada. Y que condicionaron los festejos durante los años siguientes.
Cronología
Potrerillos, sus paisajes y los camping y casas de fin de semana en este paraje montañés siempre fueron un imán para adolescentes de todas las edades que quisieron celebrar su día. Incluso, muchos aprovechaban esa semana de asueto que se declaraba en los colegios para instalarse durante varios días en este escenario que les permitía romper con la rutina.
En 2009, el 21 de septiembre coincidió con un lunes, por lo que el festejo primaveral se extendió durante todo el fin de semana. Desde el viernes 18 comenzaron a llegar a Las Vegas y El Salto (en la parte alta de Potrerillos) colectivos repletos de chicos que, mochilas en mano, llegaban a los camping o a las casas que habían alquilado.
Heladeritas con carne para el asado, sánguches y bebidas de todo tipo -sin importar que fueran mayores de 18 o no- completaban esa postal que se fue poblando cada vez más, como un hormiguero al que -poco a poco- comienza a llegar y poblar una colonia de hormigas. Hasta ese momento, nada extraño, nada distinto a lo que se vive (o vivía) cada 21 de septiembre en Potrerillos. Pero el quiebre estaba por venir.
Fue precisamente durante la noche del 20 y la madrugada del 21 de septiembre de 2009 el momento en que las calles de estas localidades fueron “tomadas” por el descontrol y el caos. “Han destrozado casas, tranqueras y cartelería pública para hacer fogones en cualquier lado durante toda la noche. También invadieron propiedad privada para pasar la noche y hasta acamparon en los jardines”, destacó aquel 21 de septiembre de hace 12 años el, por entonces, delegado ambiental de la Municipalidad de Luján de Cuyo en Potrerillos, Andrés “Andy” Elías a Los Andes.
En aquel momento, el responsable destacó que desde hacía más de un mes se venía gestando esta megaconvocatoria en el lugar y que, solamente en ese fin de semana largo -para los adolescentes- juntó a más de 30.000 personas. “Cuando vimos que los llamados por reservas apuntaban todos a Las Vegas, intentamos convencer a los chicos que vayan también al camping del ACA en Potrerillos o a El Salto, pero la ‘movida’ la habían organizado acá”, destacó en aquel momento Elías.
Ya en julio de 2009, según recordó otro comerciante de Potrerillos consultado oportunamente, se había vivido una especie de adelanto de lo que se podía llegar a esperar para dentro de un mes. “Para el Día del Amigo, los chicos dieron vuelta un patrullero. No había tantos jóvenes, pero tampoco hubo controles policiales por lo que fue peor”, reconstruyó el hombre, identificado como Carlos.
Ese mismo año coincidió con la pandemia de Gripe A en el país, por lo que los festejos del Día del Amigo en el llano y en el Gran Mendoza estuvieron bastante restringidos y limitados. Ello llevó a que el epicentro se traslade el 20 de julio de 2009 a la montaña.
A raíz de este mencionado episodio ocurrido ese Día del Amigo, muchos mendocinos que tenían sus casas en Las Vegas y El Salto prefirieron instalarse durante el fin de semana en ellas y montar una especie de guardia con tal de que no sean ocupadas a la fuerza por los jóvenes que llegaban al lugar para celebrar su día.
Denuncia por violación
En medio del caos, entre la noche del domingo 20 de septiembre y la madrugada del lunes 21 de ese año, un grupo de policías que patrullaba la zona se encontró con una situación por demás preocupante. Tendida en la vía pública -una calle de tierra- e inconsciente, encontraron a una chica de 16 años con los pantalones bajos. Tras derivarla a un hospital para su recuperación, personal judicial encontró en la menor indicios de que había sido abusada sexualmente mientras yacía inconsciente en el piso.
En total, durante ese fin de semana del que se cumplen por estos días 12 años, hubo más de 120 intervenciones en el centro de salud de Potrerillos, de las cuales 23 fueron por urgencias (la mayoría por traumas y cortes, descompensaciones e intoxicación alcohólica).
Antes y después
Ya en 2010 -y con el recuerdo fresco de la Primavera 2009-, 20 días antes del Día del Estudiante, desde el Gobierno iniciaron un intento de trabajo de inteligencia para “rastrear” y detectar convocatorias juveniles para festejar su día en las redes sociales. El foco se centró, en Facebook, la red social predominante por aquellos años; mientras que Luján dispuso la mencionada prohibición de venta de alcohol (incluso a mayores) durante el 21 de septiembre y los días previos.
Ese mismo año se fijó que no se deje subir a menores de edad a Potrerillos sin contar con una reserva confirmada. Y muchos responsables de casas y campings decidieron no alquilarle a adolescentes que no estuvieran acompañados durante su estadía por un adulto. Ya para el Día del Amigo del 2010 (20 de julio) se había puesto en práctica esta medida.
Ante tantos controles, algunos estudiantes -que no estaban muy felices con la idea de que se los tratara directamente como a delincuentes con permiso para salir a la calle y que debían cumplir infinidad de requisitos para ir a Potrerillos- volvieron a inclinarse por El Carrizal. Si bien este embalse -compartido por Luján y Rivadavia- se había convertido en un clásico para los 21 de septiembre, desde hacía años había pasado de moda. Pero para la Primavera 2010, con Potrerillos vigilado como una prisión de máxima seguridad, no fueron pocos quienes optaron por regresar a El Carrizal para celebrar su día.
Hecha la ley...
Luego de los caóticos días del Amigo y de la Primavera en 2009, a partir del 2010 se incrementaron los controles en la ruta 7, con especial foco en Potrerillos. Y el foco no era solamente que los chicos no llegaran hasta el lugar sin reserva de alojamiento sino, además, que no llevaran bebidas alcohólicas en su escapadita.
Alertados por esta situación, y durante los 21 de septiembre posteriores, algunos adolescentes -estrategas- intentaron adelantarse varios pasos con una jugada específica: una semana antes del 21 de septiembre (por lo menos), llegaban hasta Potrerillos y enterraban las bebidas alcohólicas en las inmediaciones del lugar en el que se quedarían ese fin de semana o ese Día del Estudiante.
Al detectar esta avivada, los policías también comenzaron a adelantar los controles en la zona (incluso hasta dos semanas), por lo que -de un momento para el otro- se convirtió en una carrera para ver quién llegaba antes a Potrerillos, si los jóvenes con el alcohol para esconderlo o los efectivos policiales para decomisarlo en la previa.
Una postal que también se convirtió en un clásico a partir de la Primavera 2009 fue la de ver cómo la comisaría 53 de Potrerillos (en la subida hacia Las Vegas y El Salto) se convertía, año tras año, en un depósito de bebidas alcohólicas. Porque allí quedaban todas las botellas decomisadas, y salas completas del destacamento se destinaban a almacenar botellas de todo tipo y que les eran secuestradas a los jóvenes que llegaban para festejar el Día del Estudiante al lugar.