Las salas de cine de Argentina se entusiasman con el inminente regreso a la actividad en el territorio nacional. Y es que si bien aún no hay una fecha concreta para la reapertura, la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT) ya aprobó la propuesta de protocolo que elaboraron y presentaron desde la Cámara Argentina de Exhibidores Multipantallas (CAEM). Y con este aval, la Nación dejará a consideración de cada provincia –como ya ha hecho con diferentes actividades- el regreso del cine en sus jurisdicciones; todo vinculado a la situación epidemiológica particular de cada jurisdicción.
“En Mendoza presentamos un protocolo que no difiere del que presentamos en la Nación y ya fue aprobado. Esto significa que, con el ‘Ok’ de Nación ya; podría quedar aprobado en breve”, indicó a Los Andes el presidente de la CAEM y CEO de Cinemark Hoyts, Martín Álvarez Morales.
Y mientras las salas esperan por la reapertura (desde el Ministerio de Turismo y Cultura de la Provincia destacaron en una nota a Los Andes que en Mendoza las salas no han abierto porque “es imprescindible la apertura simultánea de salas en distintos lugares del país para hacer posible una cartelera de estrenos”); las empresas ya piensan también en el valor de los boletos y otras promociones para la reapertura.
“Cada cadena de cine es independiente al momento de definir los precios de las entradas, pero en la preparación del protocolo hemos trabajado en conjunto. En Cinemark Hoyts los precios de los boletos no van a subir de manera excepcional, más allá de que el costo de vida se ha subido y va a seguir subiendo. Además, la idea es mantener todas las promociones que tuvimos siempre; y que van de 2 x 1 hasta otros descuentos y precios promocionales. Sabemos que la pandemia no solamente afectó a las empresas, sino a las familias también”, destacó Álvarez Morales, quien resaltó que la idea es –una vez reanudada la actividad- partir de los precios bases de las entradas en marzo del 2020, cuando las salas debieron cerrar al público.
“La aprobación de protocolo a nivel nacional es un gran paso. Ahora, las provincias -de acuerdo a su autonomía-, irán dictaminando la actividad de los cines en base a como esté la situación, y si son más laxos o restrictivos en sus autorizaciones”, destacó el presidente de la cámara que nuclea a los cines en el país.
Precios de referencia
Más allá de la limitación en la capacidad de las salas (en promedio, podrán funcionar a 50% del total en circunstancias normales), la intención de las grandes cadenas no es recuperar con las entradas que salgan a la venta lo que no puedan vender por las restricciones de espacio. En ese sentido, más allá de que no están aún los valores para el 2021, la idea es partir de los precios bases del año pasado.
En promedio, y dependiendo de si es sala común, 3D o 4D; los costos de los boletos al cine rondaban entre los 250 y los 600 pesos por persona antes de que la pandemia forzara a cerrar las salas y suspender las proyecciones en marzo del 2020. Sin embargo, ya sea por tarjetas de crédito, suscripciones o de la mano de distintas compañías de telefonía celular, las promociones, descuentos y hasta la posibilidad de conseguir dos entradas al precio de uno siempre fueron uno de los imanes para el cine tradicional. Y, según indicó Álvarez Morales, la intención es mantener estos incentivos.
Protocolos
Además de funcionar a la mitad de su capacidad, cada sala deberá garantizar el mantenimiento libre de las butacas circundantes a las vendidas; no podrán ser ocupadas. El mismo protocolo –que ya cuenta con el Ok de la Nación- prevé además que los espectadores asistan en grupos al cine. En ese sentido, se habla de “burbujas sociales de recreación”, con un máximo de 6 personas (que vayan juntas) y entre quienes no será necesario el distanciamiento. En tanto, ya sea para quienes vayan individualmente o lo hagan en grupo, se deberá garantizar entre 1,5 y 2 metros de distancia del resto de los asistentes.
Además, y como los distintos espacios públicos que se fueron habilitando en los últimos meses, las salas deberán ser higienizadas y sanitizadas antes y después de cada función. El uso de tapabocas será obligatorio, excepto para beber o comer; mientras que el cronograma de funciones deberá minimizar la congestión de público al entrar y salir, permitiendo lapsos para limpiar y desinfectar el lugar.