Sabemos que esta es una Fiesta de la Vendimia muy particular. No sólo para los mendocinos y turistas que disfrutan de cada evento, sino para los artistas que este año extrañaron el abrazo final con sus compañeros y el aplauso de miles de personas en el Frank Romero Day.
Esta vez la experiencia fue diferente. Acostumbrados a ensayar semanas enteras cada cuadro de la Fiesta Nacional de la Vendimia, este año la película capitular “Historias de Vendimia” reemplazó a la celebración máxima de los mendocinos y ello representó un nuevo desafío también para los actores y actrices convocados.
“Fue muy interesante porque nos puso a todos los que ya conocíamos el lenguaje propio de la Vendimia y sus costumbres ante el desafío de articular con el código audiovisual, que tiene otros tiempos, otra particularidad y claramente otra sensibilidad”, cuenta la actriz Laura Angélica Rodríguez, quien interpretó a la joven Sandra del capítulo “Aconcagua espíritu de mujer y vino”, con guión de Lucía Bracelis, Vilma Rúpolo y Camila Menéndez.
Del escenario a la pantalla
Al reto de cambiar de registro y abandonar por un rato el escenario, los actores trabajaron durante dos semanas para concretar los seis capítulos del relato. Sólo siete días de ensayo y una semana con jornadas completas de filmación para darle vida al guión de la película, que tuvo como hilo conductor el vino y la cultura local.
“El rodaje fue intenso, eran jornadas largas que empezaban muy temprano. A la vez éramos un montón y a todos nos gusta el escenario”, rescata Rodríguez, quien protagonizó el pasaje más poético y simbólico del filme, rodado en el corazón de Uspallata, que compartió junto a Sandra Amaya y Noemí Salmerón.
Pero para interpretar bien un personaje hace falta un trabajo previo de laboratorio. Y para el actor Carlos Lorenzi no fue sencillo llegar al alma del avaro capataz, el personaje antagónico del capítulo “Somos”. Para darle sentido al guión, el mendocino investigó contrarreloj aspectos necesarios para lograr la verosimilitud del personaje.
“Tuvimos libertad de intervenir el texto proponiendo algunos aspectos para enriquecer el personaje. Interpreté a un capataz, el antagonista de la historia. Un usurero, un hombre que se queda con el dinero de los inmigrantes, aunque él también es inmigrante. Me pidieron trabajar con un acento español, pero no el español cotidiano que conocemos, más bien un catalán y andaluz. Con el texto en mano fui al Centro Catalán en Mendoza para intervenir el texto y lograr el tono, además para que cobraran sentido algunas frases que estaban en el guión”, relata Lorenzi.
“Lo hice para conseguir en una semana de ensayo acercarme lo más posible al personaje. Y trabajar con los aspectos a lo pequeño, miradas, gestos y todo lo importante delante de la cámara”, agrega el actor que participó de innumerables vendimias y formó parte de la historia dirigida por Alejandro Conte y Valentina Gonzáles.
El hombre detrás del héroe
Si hay un personaje de la historia argentina que no puede faltar en la Vendimia es el General José de San Martín. Al padre de la Patria esta vez no lo vimos sólo con su uniforme militar en su caballo, con la cordillera de los Andes en el horizonte. El capítulo cinco titulado “San Martín” y dirigido por Pedro Marabini y Natanael Navas trajo al presente uno de los pasajes más significativos del prócer en la provincia, además de la gesta libertadora.
El actor Santiago Caranza tuvo la tarea de ponerse en la piel de San Martín e interpretar a ese hombre de convicciones fuertes, por momentos abatido, que no abandonó la lucha y dejó una huella profunda en la historia de Mendoza.
“Interpretar a San Martín es un orgullo, por lo que representa en nuestra historia y en Vendimia. Fue una gran responsabilidad porque es un personaje que todos conocemos y hay que interpretarlo con esa fuerza, pero fue un desafío porque se buscó reflejar al San Martín de carne y hueso y no un superhéroe. Un San Martín que está cansado, enfermo con una úlcera, pero que no pierde su lucha. Y también cruzado por emociones antes del exilio. Y mostró de alguna manera esa dualidad que siempre hay en Argentina”, comenta Caranza sobre esta nueva experiencia en Vendimia.
Claro que contar con las locaciones reales en donde vivió y transitó San Martín en Mendoza, permitió un grado de realismo al relato. “Fue enriquecedor interpretarlo y filmarlo en Mendoza, tanto en el museo Las Bóvedas como en la montaña, porque son los lugares que él transitó. Y como actor fue un contexto real y no se puede pedir más”, concluye.