Nélida Villar tenía 21 años recién cumplidos cuando el 7 de mayo de 2013 salió a andar en la bicicleta que sus padres le habían regalado unos días antes, precisamente para su cumpleaños. Vivía en la ciudad Malargüe y su itinerario había incluido cerca de 8 kilómetros en dirección a la vera del Río Malargüe. Según le dijo a su familia, regresaría antes de las 17 para acompañar a una de sus hermanas al trabajo y ayudar a planchar a su mamá Melania. Pero Nely nunca regresó.
Preocupados, los padres de la joven formalizaron la denuncia por la desaparición de su hija y comenzó una desesperada búsqueda; la misma que llegó a su fin cerca de la medianoche de ese mismo día con el macabro hallazgo del cuerpo sin vida de la joven en el Cerro Ceferino Namuncurá, en las inmediaciones del río.
En la posterior investigación se logró determinar que Nélida mantenía una relación afectiva con Abel Vázquez, vecino de los Villar y quien estaba casado con otra mujer (por lo que era una relación extramatrimonial para el hombre). Y con el transcurrir de la instrucción, Vázquez se convirtió en el principal sospechoso por el asesinato de Nely. Entre otras cosas, se supo que el hombre llamaba permanentemente por teléfono a la víctima e intentaba seguirla y controlarla en todo momento.
A raíz de esa primera investigación y de las pruebas que vinculaban a ambos, Vázquez llegó juicio por la muerte de Nely Villar, imputado por el delito de homicidio agravado por violencia de género y por la relación de pareja en concurso. Sin embargo, en 2014 el hombre fue absuelto “por el beneficio de la duda” y el crimen de Nélida se encaminaba a quedar impune. Pero en 2017, tras revisar el primer fallo absolutorio, la Suprema Corte de Justicia de Mendoza lo declaró nulo y ordenó la realización de un nuevo juicio. Entre los fundamentos, la Corte destacó “la errónea valoración de las pruebas” y “la carencia de perspectiva de género del decisorio del juzgado”.
Tras quedar firme esta mencionada declaración de nulidad, ya fue confirmado el inicio del segundo juicio contra Vázquez y al que llega con la imputación concreta de Femicidio. El debate comenzará el próximo 4 de noviembre y tendrá dos escenarios sureños desde lo físico: Malargüe y San Rafael. Otra novedad es que, aunque no se desarrollará en la modalidad de juicio por jurado popular, el debate será transmitido vía YouTube por el canal oficial del Servicio de Información Judicial Mendoza (SIJUM TV).
“La verdad es que tenemos muchas expectativas, lo último que voy a perder es la esperanza. Tenemos mucha fe, creemos mucho en Dios y la virgen y sé que va a salir a la luz todo lo que pasó. Esperamos verdad, transparencia y justicia”, destaca una de las hermanas de Nélida, Natalia Villar, a Los Andes.
A casi ocho años del crimen de su hermana –que llega a juicio ahora como Femicidio- Natalia y toda su familia deben lidiar a diario con una situación para nada fácil: viven en frente a la casa del imputado y su esposa, quien también está imputada de cara a este segundo juicio (lo estuvo además en el primero). “Desde siempre ellos tuvieron una barraca frente a nuestra casa, y actualmente viven. Desde que pasó todo esto, no volvimos a tener contacto con ellos. Pero lamentablemente somos vecinos y tenemos que verlo todos los días, no es fácil”, agrega Natalia.
Por su parte, el fiscal de instrucción en San Rafael y quien ha sido designado por el Ministerio Público Fiscal como abogado de Nélida, Javier Giaroli también se mostró con buenas expectativas en la previa a este segundo juicio.
“El Caso de Nélida Villar me ha llamado la atención en muchos aspectos. Porque es una víctima de Femicidio invisibilizada. En San Rafael ya tuvimos el caso de Paula Toledo, que tuvo mucha difusión (NdA: llegó tres veces a juicio), pero de este caso no se sabe casi nada. Nélida como una víctima discriminada en el sistema de Violencia de Género y víctimas de Femicidio. Pero ella lo fue claramente, y así lo aclara la Corte en los fundamentos de declaración de nulidad del primer fallo. Destacan que hay una falla evidente de la perspectiva de Género y así fue”, destaca Giaroli, quien agrega que la prueba es contundente –incluso la científica y que tiene que ver con el ADN del imputado-. “Fue un proceso plagado de falsos testimonios, entre cinco y siete personas mintieron, lo que dejó en evidencia la actitud patriarcal con que se manejan aún en algunos sectores”, sintetizó el fiscal que oficiará como abogado querellante.
El recuerdo de Nely
En mayo de 2013 Nélida Villar tenía 21 años y estaba estudiando en el Instituto de Educación Superior IES N° 9-018 de Malargüe, a punto de recibirse (algo que anhelaba con ansias). Le gustaba practicar deportes y siempre que su familia la necesitaba, la joven estaba.
“El 7 de mayo de 2013 va a ser siempre un día imposible olvidar. Cada vez que llega el 7 de mayo, aunque pasen los años, vuelven la angustia y el dolor, vuelve todo”, rememora Natalia Villar (32), una de sus hermanas, quien la recuerda como cariñosa, dulce y responsable.
El 9 de abril Nely había cumplido 21 años y la bicicleta en que salió se la habían regalado los padres y era uno de sus sueños. Tras un silencio reflexivo –de esos que dicen mucho más que las palabras-, Natalia no duda en afirmar que la bici estaba “como maldita”. “Se demoraron dos semanas en entregársela por un problema que hubo, por lo que llevaba solo dos semanas con ella cuando salió ese día. Y había llegado a salir apenas dos o tres veces antes de que la maten”, agrega.
Las pericias posteriores al hallazgo confirmaron que la joven había sido atacada a golpes y puñaladas al pie del mencionado Cerro Ceferino, cerca de las 16:30 de ese mismo 7 de mayo. Además, se concluyó que el cuerpo había sido arrastrado luego del asesinato, con la intención de ocultarlo.
También a raíz de los peritajes en el teléfono celular de la joven se supo que mantenía una relación oculta con Vázquez. “No sabíamos nada de esto nosotros. Nos enteramos recién a los tres días del momento en que se encontró el cuerpo, cuando nos mostraron las pruebas en el teléfono”, agrega una de las hermanas mayores de Nélida.
Con todas estas pruebas, el entonces fiscal que llevaba adelante el caso imputó a Abel Vázquez por homicidio agravado por violencia de género y por la relación de pareja en concurso. De hecho, en el celular de la víctima se constató que Vázquez realizaba numerosas llamadas diarias y de forma permanente, aunque a partir de ese 7 de mayo dejó de hacerlas.
El primer juicio
El asesinato de Nélida golpeó –y fuerte- a toda la familia Villar. El padre de Nélida (Laureano, quien falleció víctima de un cáncer en 2016 y que se manifestó tras la muerte de su hija) y la familia de Abel Vázquez mantenían una relación de amistad desde siempre. Los Vázquez eran propietarios de una barraca –donde se curten y quita el cuero de los chivos- ubicada frente a la casa de los Villar. Y hasta ese momento, la familia de Abel era un fuerte soporte y guía para la familia de Nélida.
Pero tras el asesinato de Nélida, el solo hecho de ver a Vázquez en la vivienda de en frente les revuelve todo a los Villar. “El primer juicio y la absolución no fue nada fácil, fue realmente muy duro. Cuando pasó todo esto, necesitábamos saber la verdad. Pero con la absolución nos dio mucha impotencia”, agrega Natalia, y recuerda todos los sueños de su hermana que quedaron truncos.
“Después de la muerte de mi hermana, todos quedamos shockeados. Era como si no fuésemos nosotros y yo, personalmente, me sentía siempre como volada. Recién a los cuatro años aproximadamente empezamos a caer. Y creímos que en la medida en que pasara el tiempo, más iba a pasar el dolor. Pero fue peor”, destaca la hermana de la víctima.
A fines de 2014 le detectaron a Laureano Villar un tumor “chiquitito”, el mismo que una semana después había casi triplicado su tamaño. “Fue un cáncer fulminante y atravesar la enfermedad fue muy duro para mi papá. Hizo quimio y radioterapia, pero cada vez que se movía algo del caso de mi hermana, él empeoraba un poquito más”, resalta Natalia. Precisamente este sábado, 16 de octubre, se cumplirán cinco años de la muerte de Laureano. “Mi papá no murió tranquilo, él tenía la necesidad de saber qué le pasó a su hija”, acota.
Para Giaroli, quien representará a Nélida y a la familia Villar en este segundo juicio contra Abel Vázquez, durante la investigación y el primer juicio quedaron muchas irregularidades en evidencia. “Salió a la luz la connivencia policial con Vázquez; un policía le dijo que tenía el teléfono intervenido y otro le informada de los pasos que se estaban siguiendo en la investigación. La familia del imputado era dueña de una barraca donde se curten los cueros de los chivos, tienen poder económico y con muchos contactos”, sintetiza el abogado.
A modo de ejemplo de lo burdo del primer juicio –siempre de acuerdo a la perspectiva propia-, Giaroli destacó que en una oportunidad se hizo un allanamiento en la barraca de la familia, un lugar donde a diario se sacrifican y descueran animales, y extrañamente no se encontró ni un solo cuchillo. “Así hay miles de situaciones, la instrucción estuvo plagada de este tipo de pruebas. Se intentó cambiar la fecha de un video para ubicar al imputado en otro lado y hasta él se volvió ubicuo, que es una capacidad que tienen los santos ya que se lo llegó a ubicar en dos y hasta tres lados el mismo día y en el mismo momento en que Nélida era asesinada”, destaca con acidez.
Las expectativas en el nuevo juicio
El próximo miércoles se llevará adelante una audiencia multipropósito y que será la antesala al comienzo del segundo juicio, esta vez encarado como el desenlace del presunto Femicidio de Nélida Villar (en el primer debate ni siquiera se mencionó esta figura).
“Es imposible no tener empatía con la familia de la víctima. Hace ocho años que viven en frente a la casa del femicida de Nélida. Este juicio se va a reeditar ocho años después. Y aunque desde lo técnico no hay nada que pueda beneficiar a este juicio –los testigos deberán declarar nuevamente, con lo que puedan haber olvidado en este tiempo-, hay mucha expectativa por el agua que ha corrido ya y porque se han llevado adelante distintas capacitaciones en género, como por ejemplo las que establece la Ley Micaela. Tenemos expectativas de llegar a un fallo diferente”, sintetiza el abogado de Nélida, Javier Giaroli.
“Nada nos va a devolver lo que perdimos. Pero nos queda esa sensación del momento en que mi hermana nos pedía ayuda y no pudimos estar, ese dolor de no haber podido ayudarla. Por eso mismo es que esto es lo último que hacemos por ella, para que pueda descansar en paz”, concluye por su parte Natalia, hermana de Nélida.