Repitencia en Mendoza: en los últimos seis ciclos lectivos, 1 de cada 10 alumnos dejó de repetir el año

Los datos oficiales muestran una mejora en la promoción y permanencia. Sin embargo, hay relevamientos y percepciones que ponen en duda la calidad de los aprendizajes.

Repitencia en Mendoza: en los últimos seis ciclos lectivos, 1 de cada 10 alumnos dejó de repetir el año
En seis ciclos lectivos, 1 de cada 10 alumnos dejó de repetir el año Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

En los últimos seis ciclos lectivos, uno de cada diez alumnos dejó de repetir (o permanecer, según la nueva forma de denominar la repetición) el año. Puntualmente, en 2016 permaneció el 28,34% de los estudiantes de nivel secundario, proporción que fue disminuyendo paulatinamente para ser de 18,19% en 2021. Es decir que, mientras en el primer año no lograban promocionar al año siguiente 3 de cada 10 chicos, ahora lo hacen sólo 2 de cada 10.

Cabe señalar que en 2020 no hubo repetidores, por lo que todos los alumnos pasaron al año siguiente. Esto debido a las condiciones que generó la pandemia de Covid y por las cuales se pasó a las clases no presenciales, lo que provocó dificultades para algunos segmentos. Por ello, la Dirección General de Escuelas (DGE) decidió tomar los ciclos lectivos 2020 y 2021 como unidad pedagógica.

Esto significa que los últimos seis ciclos lectivos que tuvieron permanencia se bajó 10 puntos porcentuales esta variable. Desde otra óptica, esto implica que en ese período aumentó 10% la proporción de alumnos que pasan de año.

En 2016 había promocionado 71,66% de la matrícula, incluso bajó a 68,2% en 2017 y luego comenzaron las mejoras paulatinas para llegar a 81,81% de promoción el último año.

“Aumentó la matrícula, la promoción y la permanencia”, resaltó Emilio Moreno, director de Educación Secundaria. Así lo muestran los datos de la DGE: la matrícula de secundaria se incrementó casi 20% los últimos seis años. Pasó de 62.791 en 2016 a 74.866 alumnos este año.

De este modo, si se considera el aumento de la promoción y el de la matrícula se desprende que en relación a la promoción de 2016, que lograron 44.994 estudiantes, se sumaron 14.665 alumnos más para llegar a 59.659 promocionados.

Sin embargo, este aspecto positivo se contrapone con otras miradas: hay quienes ponen en duda la calidad de los aprendizajes.

Cambios en la secundaria

Cabe señalar que en el ínterin, con los cambios que se generaron con la pandemia, se incorporaron nuevas estrategias de acompañamiento y formas de evaluación, que implican más instancias para aprobar contenidos por fuera del período de clases del año cursado.

Para la DGE, los nuevos recursos aúlicos que generaron más interés en los chicos han sido uno de los pilares. El otro, nuevas formas de evaluar que contemplan la continuidad de la evaluación formativa con la incorporación de más instancias adaptadas a los procesos individuales de los alumnos y con más acompañamiento.

Moreno hizo referencia a que se actualizó el régimen académico, y eso dio pie a la posibilidad a cambiar los formatos áulicos con más participación activa de los estudiantes. “La característica es que tiene que ser significativo para los chicos, y con eso se logra el interés, porque es algo que lo toca de cerca; se llaman prácticas activas, porque el que trabaja es el estudiante”, apuntó.

Otro cambio incorporado durante la pandemia fue la evaluación formativa y tomar el año como unidad y no por cuatrimestres. “También se cambió la tradicional mesa de exámenes por un período de recuperación de saberes de un mes, eso nos dio muy buen resultado y se logró récord de egresados”, explicó en referencia a alumnos que tienen contenidos pendientes y aprueban fuera de término.

Para dar una noción, con el método anterior egresaban 2.000 estudiantes por año y con el formato actual egresaron 4.000. Detalló Moreno que, de los alumnos que hacen el proceso de recuperación de saberes aprueba el 90%, cuando en las mesas tradicionales aprobaba el 33%.

Los aprendizajes

Frente a estos datos positivos que muestran las autoridades educativas locales, surgen otros argumentos que advierten que no todo es color de rosa. Hay quienes consideran que la mayor promoción ha sido a costa de cierta laxitud en las evaluaciones. Por otra parte, en las pruebas de aprendizaje, y en términos generales, los resultados académicos no parecen ser los mejores, tal cual expresan los abordajes realizados y en las universidades cuando llegan los aspirantes. Asimismo, hay padres que no están convencidos de que sus hijos estén aprendiendo lo que deberían en la escuela.

En un relevamiento hecho en junio por Unicef en 6,3 millones de hogares argentinos, en 23% de ellos consideraron que no se está pudiendo avanzar con los contenidos pendientes desde 2020. Además, 50% de los hogares considera que los estudiantes terminarán sus estudios con menos aprendizajes de los que deberían haber logrado y los niños y adolescentes coinciden.

“Yo creo que la escuela está en un proceso de transformación positivo, pero también veo que hay grandes diferencias entre escuelas. También creo que mucho depende de los recursos, actitud y propuestas que hagan los docentes”, consideró Marcela, madre de dos adolescentes. “Pasa que a veces nivelan hacia abajo, cuando en vez de exigir el cumplimiento de algo que pidieron en tiempo y forma, si no se cumplió lo postergan. O no todos trabajan de igual modo, pero aprueban igual” señaló. Luego concluyó: “Hay materias con contenidos muy básicos o que se reiteran en vez de avanzar y eso los aburre. Creo que lo que ofrece la escuela es un piso básico, se pierden oportunidades y lo que a los chicos, lo buscan afuera”.

Tras el egreso del secundario, la universidad es un termómetro: sólo 4 de cada 10 alumnos logra una correcta comprensión lectora entre quienes asisten a la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo). Se desprende de una encuesta realizada en 2020 por la Secretaría Académica de la UNCuyo en la que un tercio (33,5%) dijo que tiene dificultades para distinguir entre ideas principales y secundarias, mientras que casi la misma proporción expresó que se les complica comprender las consignas de los exámenes.

Entre los aspirantes a ingresar, en las facultades detectan que los chicos llegan con falencias en herramientas básicas.

Calidad educativa

Preguntarnos sobre la calidad es preguntarnos sobre la equidad, la pertinencia, la relevancia, la eficacia y la eficiencia”, sostuvo la doctora en Educación y docente, Fernanda Apaza. “La calidad es un concepto complejo, contextualizado, que se compone de muchos aspectos y en el común de los usos de los actores se tiende a simplificar lo que involucra la calidad educativa”, expresó.

“El aula y las instituciones son los espacios donde explotan un montón de cuestiones que no pueden controlar, pero tienen que gestionar todos los días; no sería justo cargarles con el 100% de la responsabilidad y no ver los elefantes que existen que están también impactando en la misma”, resaltó la especialista.

Aceptó la especialista que los datos de la DGE son “inicialmente bastante auspiciosos” y enfatizó que primero hay que hacer que los alumnos estén en la escuela para después pensar en la calidad.

En este sentido, Emilio Moreno fue tajante respecto de la laxitud: “No es más fácil”. Señaló que con el sistema de promedio, se daba por aprobado un tema que no se aprendió, si el alumno sacó un 4 se promediaba y se daba por aprobado. “Pero con la evaluación continua tenés que aprobar todo con 7 o más, hay que aprobar todos los temas del programa, mencionó. “Yo sé que no es fácil de entender porque hasta a muchos docentes les cuesta pero es un cambio de paradigma”, resaltó el funcionario.

Contexto difícil

Ni autoridades, ni docentes ni especialistas niegan que las trayectorias están inevitablemente atravesadas por los contextos. Por ello cabe preguntarse cuánto impacte la situación socioeconómica actual. El relevamiento realizado por Unicef concluyó que 1 de cada 4 adolescentes trabaja asociado al ingreso insuficiente de sus hogares. Además, 1 de cada 3 hogares dejó de comprar algún alimento por falta de dinero. Tan es así que una buena proporción no está pudiendo comprar lo necesario para la escuela.

Entre quienes realizan tareas laborales en el mercado, un 81% indicó que comenzó a realizarlas en el último año, lo que pone de manifiesto el deterioro. Unicef sostiene que esto impacta en la asistencia a la escuela y el abandono.

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