Hace poco más de una semana, se cumplieron 6 años del brutal y estremecedor femicidio de la adolescente argentina de 15 años, Lola Chomnalez, en Uruguay. La niña había viajado a Uruguay, más precisamente a Barra de Valizas, a fines de diciembre de 2014; y desde el domingo 28 de diciembre de ese año no se tuvo más rastros de Lola, luego de que la quinceañera saliera a caminar por la playa. Dos días después, el 30 de diciembre de 2014, su cuerpo sin vida fue hallado en una zona de médanos, y la autopsia determinó que Lola había sido asesinada por “asfixia por sofocación” y que presentaba varios cortes realizados con arma blanca.
Apenas días después de un nuevo triste aniversario -el sexto- de este brutal femicidio, y mientras la familia de la niña espera que la fiscalía oficialice el pedido de condena para el único imputado que queda por el asesinato; un programa de preguntas y respuestas usó este estremecedor femicidio como base para una de sus preguntas. Y las críticas -lógicas- ante la banalización del hecho y la idea de convertirlo en una temática lúdica y de entretenimiento no tardaron en salir a la luz.
“Usan los femicidios para hacer juegos de preguntas en la tele. Hay gente justificando el formato del programa, dicen que siempre hacen preguntas sobre el tema a tratar, no puedo creer que naturalicen algo así, de esto hablamos cuando decimos que necesitamos perspectiva de género en los medios”, fue uno de los principales cuestionamientos en la red social Twitter, donde las críticas no se hicieron esperar.
Y a raíz de este cuestionamiento, los propios usuarios sacaron a la luz otras preguntas del mismo programa; donde también la base era otro conmovedor femicidio: el de Ángeles Rawson, en junio de 2013.
El programa que ha recurrido a estos violentos casos para convertirlos en preguntas y que los participantes “compitan” entre sí para ver quién acierta a la fecha es “Mejor de Noche”, de Canal 9 de Buenos Aires y conducido por Leo Montero. Y tanto el programa como el canal y el reconocido conductor se han convertido en los principales focos de las críticas.
Los principales reclamos van desde la urgencia de que se incorpore la perspectiva de género en los medios, hasta el pedido de que el programa sea levantado.
El femicidio de Lola
Lola Chomnalez había viajado a Barra de Valizas el 27 de diciembre de 2014. Era la primera vez que salía de Argentina, y en esa ciudad uruguaya se alojó en la casa de su madrina (Claudia Fernández), quien vivía con su esposo, Hernán Tuzinkevcih, y el hijo de este último.
El 28 de diciembre, Lola salió a caminar por la playa y desde ese momento no se tuvo más rastros de ella ni de su paradero. Mientras que dos días después, el 30 de diciembre, el cadáver de la adolescente fue encontrado a cuatro kilómetros de la casa de su madrina.
Además de que la autopsia determinara la forma violenta en que Lola había sido asesinada, el posterior fallo de la jueza Rossana Ortega determinó que Lola intentó escapar corriendo de sus asesinos, pero no lo logró y fue herida con un arma blanca, además de golpeada en la cabeza. Ante sus pedidos de auxilio, el o los asesinos apretaron con fuerza su cara contra la arena, lo que le generó la asfixia.
Aunque no está confirmado si actuó solo o acompañado, el único y principal imputado por el femicidio es Ángel Moreira, alias “El Cachila”. Otro de los sospechados e imputados era un joven apodado “El Tereso”, quien se quitó la vida en 2015; y por ello solamente queda Moreira como imputado.
En su declaración ante la Justicia uruguaya, “El Cachila” admitió que se había cruzado con Lola en la playa el 28 de diciembre del 2014, y que le ofreció “una estampita”. Sin embargo, el imputado reconoció que en ese momento la adolescente se sintió “mareada”, y que al intentar ayudarla se percató de que “no tenía pulso”. Siempre de acuerdo a Moreira y su relato, en ese momento “El Cachila” se asustó y se marchó.
Sin embargo, para el fiscal Jorge Vaz, Moreira estuvo presente “antes, durante y después” del asesinato, e insistió en que el móvil -probablemente- fue “sexual”. Entre las pruebas valoradas para el procesamiento del único imputado que queda, se destacan los resultados de los peritajes psicológicos y psiquiátricos; que demostraron que el acusado tiene una personalidad “con tendencia a la mitomanía, a irritarse fácilmente y perder el control de sus impulsos”, además de un patrón de “desprecio y violación de los derechos de los demás”.
Por esta misma razón es que la familia de la adolescente tiene esperanzas de que, una vez que se levante la la feria judicial en Uruguay, la fiscalía haga el pedido de condena para el único imputado por el crimen. Dentro de la investigación, en simultáneo, se avanza con la identificación de un tercer hombre que también -se cree- participó del crimen.