Frecuentemente se demanda a los organismos de la ciencia y la tecnología tener respuestas prácticas a distintos reclamos de la comunidad y no ahondar solamente en investigaciones que están lejos de la vida cotidiana de las personas.
Los institutos nacionales de Tecnología Industrial (INTI) y de Tecnología Agropecuaria (INTA) cumplen perfectamente con esas pautas y demuestran que la continuidad de sus funciones y el refuerzo de sus presupuestos van de la mano con la pretensión del crecimiento del país.
En la primera de las reparticiones, los especialistas en química y residuos de la seccional Córdoba diseñaron una tecnología inédita sobre el aprovechamiento de un recurso tan crítico como el agua.
El proyecto consiste en un sistema automático de tratamiento de los efluentes generados en las operaciones de lavado de un lavadero de vehículos, que permite obtener líquido tratado con calidad para volver a usarlo.
El desarrollo partió de la necesidad de una empresa cordobesa de tecnología dedicada a la limpieza y acondicionado de vehículos, en forma de autoservicio, que pretendía reducir el consumo del agua empleada y encontrar alternativas para el tratamiento de los efluentes a fin de optimizar este recurso.
Con más de quince años en el mercado y de la mano del crecimiento del parque automotor, la firma en cuestión cuenta con 22 lavaderos en la provincia de Córdoba.
En este contexto, los dueños del emprendimiento se propusieron avanzar en una posible solución a fin de gestionar y ahorrar el agua empleada ―recurso limitado y estratégico― y, a su vez, generar un sistema de recirculación.
En función de las características de la iniciativa, la tecnología a desarrollarse y su alto impacto, la empresa obtuvo financiamiento de la Agencia Córdoba Innovar y Emprender para llevarlo adelante.
Por su parte, un equipo de trabajo de la sede Córdoba del INTI tuvo a su cargo el diseño, desarrollo, implementación y puesta a punto de un prototipo para la reutilización del líquido de lavado generada en el sistema de autolavado de automotores.
Una vez caracterizado el efluente y su cantidad en circulación, los técnicos realizaron ensayos para determinar su tratamiento adecuado y su aplicabilidad en uno de los laboratorios que el instituto tecnológico posee en la capital mediterránea.
El grupo del INTI responsable de la ejecución de esta novedad tecnológica y la directora de la firma conformaron un ejemplo de integración armónica entre una demanda surgida en una compañía privada del medio y un eslabón del campo científico nacional.
Cabe acotar que el grupo empresarial había desarrollado un sistema propio de recirculación, pero falló porque contaba solamente con una etapa física.
Fue a partir de un programa de la Agencia Córdoba Innovar y Emprender junto a la organización Uvitec, que se presentó un proyecto con un aliado estratégico, el INTI, bajo la idea de fomentar la innovación abierta para resolver una necesidad surgida en un ámbito comercial.
En el segundo caso que comentamos, los protagonistas son el INTA Mendoza y la Municipalidad de Mendoza, que asesorarán a habitantes del barrio Sierras Altas, de La Favorita, a través de un taller sobre -cómo elaborar compost y humus, componentes esenciales para el abono de huertas agroecológicas. Los asistentes aprenderán a reciclar residuos orgánicos, como restos de frutas, verduras, yerba, café y hojas secas, transformándolos en un abono rico en nutrientes.
El compostaje es un proceso que convierte los residuos orgánicos en tierra fértil a través de la degradación biológica, resultando en un fertilizante natural eficaz y accesible. Este abono es ideal para jardines, huertas y plantas en maceta, mejorando la salud y el crecimiento de las plantas de manera sostenible.