Juan Carlos vivió una mañana insólita cuando se disponía a abrir su taller, ubicado en el barrio Parque Horizonte, en Córdoba, y se encontró con los dos motores valuados en 50.000 que le habían robado unos días antes. Pero esto no era todo, junto a sus pertenencias había una carta de arrepentimiento que ponía: “Discúlpeme, en la calle hay hambre”.
La víctima había denunciado que ingresaron a su taller y se llevaron parte del material que utilizaba para reparar las sillas del club de fútbol adaptado “Titanes”, del cual su hijo es arquero. Hoy Juan Carlos quedó sorprendido ante la sorpresa, el delincuente se había arrepentido y le había robado parte del botín, pero además le dejó una nota de disculpas.
El mensaje que leyó en la carta decía: “Discúlpeme, que Dios bendiga a su hijo y a su familia. En la calle hay hambre”. En diálogo con El Doce TV, dijo: “No se pudieron llevar la silla de ruedas, pero se robaron dos motores de no menos de $50.000, que habían sido reparados”.
Se lamentó de todo lo perdido porque “faltan miles de cosas que nos han llevado”. Y dijo: “Sinceramente no sé si agradecer la buena reflexión de esta persona. Está recapacitando, se dio cuenta que cometió un error. Siempre en la vida estamos a tiempo de salvar un error”. Entre ellas, un juego de pedales de 15.000 pesos y un programador destinado a definir la velocidad específica de las sillas.
Asimismo, les pidió a los ladrones que le devuelvan el resto de materiales: “Si me están escuchando les pediría que se comuniquen conmigo, que me llamen sin vergüenza ni miedo. Tienen elementos que no los van a poder vender a nadie, que a nosotros nos son de suma utilidad”.
A su vez, se mostró empático sobre la precaria situación que viven muchas de las personas en el país y en la provincia y concluyó: “Sé que hay mucha gente que pasa hambre, pero yo todos los días me levanto y trato de ayudar a alguien y arreglarle su silla. Hay miles de personas que en sillas de rueda se levantan a trabajar para juntar su moneda diaria, eso también mata el hambre”.