Se cumple un año desde que los médicos mendocinos decidieron establecer un valor mínimo para la consulta médica. Fue en agosto de 2023 cuando informaron que a partir de aquel 1 de setiembre comenzarían a establecer un valor de referencia por las prestaciones. Llegaron a ese punto cansados de reclamar una mejora, tanto en los valores del nomenclador que pagan obras sociales y prepagas como un acortamiento de los plazos en que esto se hace efectivo. Las prestadoras no habían dado respuestas, estaban limitadas para aumentar sus cuotas. Luego, más liberadas, tampoco la dieron.
En aquel primer momento comenzó a identificarse como “coseguro”, luego explicaron que no era tal cosa, sino un valor mínimo que se considera ético para mantener una atención adecuada.
Establecido el valor, la diferencia en relación a lo que pagan las prestadoras debe absorberla el paciente. Esto sigue vigente, y según advierten, un año después, las cosas no han cambiado demasiado. Algunas prepagas adecuaron algo los montos; pero la mayoría no. El otro cambio, aunque siguen considerándolo insuficiente, es que el plazo de pago que por aquel entonces era de entre 90 a 120 días se ha acortado. Tras la implementación, hubo una baja en las consultas, los pacientes postergaban la atención, pero luego repuntó y se normalizó, aseguraban los profesionales. Como contrapartida, el sistema público comenzó a tener un aumento en la demanda que rondó el 30%: personas aún con cobertura optaban por éste para evitar pagar más, además de la cuota. Esto disparó otra reacción: el Gobierno de Mendoza no tenía un mecanismo de recuperación eficaz para cobrar a las prestadoras la asistencia brindada a sus afiliados. Esta situación y una nueva gestión llevó a implementar estrategias para revertirlo.
El aumento en un año
Los últimos meses del año pasado eran tiempos convulsionados, en medio de un proceso electoral con al menos 6 convocatorias a las urnas, la incertidumbre era total. Se sumaba una inflación que no daba tregua y que, a la postre, con la asunción del nuevo gobierno nacional, se exacerbó en diciembre y enero para luego tender a la baja.
Ya los meses previos se advertía que muchos profesionales optaban por dejar de recibir obras sociales y prepagas, al fin y al cabo era más llevadero que poner la espalda para financiarlas.
Tras muchos reclamos, en agosto habían solicitado a las prestadoras de salud que el valor de la consulta fuera de $6.000. Ante el silencio, informaron a la sociedad de su decisión. En el caso de Psiquiatría era de $8.000. El pato lo pagarían los pacientes que vieron encarecida la atención de su salud.
“Esta determinación se ha tomado en respuesta a los repetidos retrasos en las actualizaciones correspondientes y las demoras en el cobro de dichos honorarios, situaciones que persisten a pesar de las múltiples negociaciones que hemos llevado a cabo con los distintos agentes de pago”, afirmaron en un comunicado.
“La manera de actualizar los valores de las consultas y prácticas es prácticamente unilateral, o sea, nosotros tenemos muy poco poder de negociación cuando tenemos un convenio directo como un profesional con cualquier prepaga”, explicó Cristian Palomba, vicepresidente de OBUM, la asociación de Ginecólogos y Obstetras de Mendoza.
Poco después informaron que habían decidido actualizar los valores. La siguiente actualización fue en noviembre y luego se dispuso hacerlo de manera bimestral. Las últimas han sido mensuales.
Ahora informaron que a partir de setiembre, el valor de la consulta médica se ajustará a $21.000, y la consulta psiquiátrica a $28.500. Se trata de un incremento de 5% para la consulta general y 3,64% para Psiquiatría en relación al mes anterior. En julio se había dispuesto para agosto un valor de $20.000, mientras que la consulta en Psiquiatría se fijó en $27.500. El ajuste había sido de 5%, una proporción similar al aumento de la inflación en Mendoza que había sido de 4,4% en mayo y 5,5% en junio.
En definitiva, en un año, el valor aumentó 162,5% (de setiembre a septiembre). En tanto, la inflación interanual, hasta julio que es el último dato, acumuló 263,4%. Cabe esperar que cuando se tenga el dato de setiembre, sea menor a este valor, en tanto ha habido una desaceleración los últimos meses.
La demanda de los médicos
El escenario tuvo otros ribetes. Por un lado, una onda expansiva. Es que el reclamo que se originó en Mendoza, comenzó a ser replicado para hacerse una demanda nacional con consecuencias similares. Por otra parte, implicó el surgimiento de la Federación Médica de Mendoza, una nueva entidad que reunió a asociaciones que representan a distintas especialidades médicas.
Cuando comenzaron los reclamos, se trató de la unión de voluntades de 21 entidades médicas independientes que nucleaban a las especialidades de terapia intensiva, dermatología, cirugía general, pediatría y neurocirugía, obstetricia, oftalmología, cardiología, otorrinolaringología, endocrinología, urología, ortopedia y traumatología, traumatología, gastroenterología, hepatología, neurología, anestesiología, medicina familiar, medicina respiratoria y neonatología. Arrastraban un déficit de años por las demoras y los atrasos de los valores, el aumento de los costos, el valor de los insumos en dólares, entre otras situaciones.
Pero la avanzada requería más organización y así surgió este nuevo actor.
Sin demasiados cambios
“En general, los médicos somos rehenes del sistema, porque quienes firman convenios con las obras sociales son, normalmente, las instituciones prestadoras, como hospitales, clínicas, sanatorios, centros médicos, entre otros. Los médicos atendemos en esas instituciones, pero no firmamos directamente con la entidad prestadora. Los que negocian los convenios son solo los prestadores (clínicas) con las obras sociales. El médico debe adecuarse a esos acuerdos; por eso, las entidades gremiales, como el Círculo Médico y la Federación Médica, actúan en defensa de los honorarios profesionales. Por eso, el médico es el eslabón más débil”, explicó el doctor José Lodovico, presidente del Círculo Médico de Mendoza.
Dijo que en este periodo no hubo demasiados cambios: “Algunas asociaciones médicas han logrado hacer convenios particulares, por ejemplo, anestesiólogos y traumatólogos, pero son muy pocas”, refirió. En cuanto a los plazos de pago, dijo que la mayoría de las entidades, prepagas y obras sociales, pagan a los 60 días, lo que hace que el honorario pierda poder adquisitivo. Además, aseguró que los aumentos de las cuotas a los afiliados que han hecho este año no se han visto reflejados en mejores servicios o actualización histórica de los honorarios médicos.
Por eso, en el comunicado emitido respecto de la última actualización advierten: “A pesar del ajuste, las prepagas y obras sociales continúan con pagos atrasados, afectando la estabilidad financiera de los médicos. Además, las actualizaciones de honorarios son mínimas y no reflejan el aumento de costos ni el esfuerzo profesional”. Las clínicas y hospitales mantienen la misma demanda.
En tanto, los médicos señalaron: “En un contexto donde el 73% de los médicos trabaja en más de un lugar por ingresos insuficientes, y muchos recurren al cobro de copagos, es urgente una revisión equitativa de los honorarios. Reiteramos nuestro compromiso con la calidad de atención, pero advertimos que la situación actual pone en riesgo la sustentabilidad del sistema de salud. Solicitamos a las entidades correspondientes ajustar las políticas de remuneración acorde a la realidad económica”.