El lunes 1 de febrero de 2021 por la mañana era un día más y de rutina para los trabajadores de Gendarmería Nacional que, a diario, realizan controles camineros en la ruta nacional 7, a la altura de Los Árboles (Uspallata) y ya dentro del corredor internacional que vincula Argentina con Chile desde Mendoza. También lo era para el personal del Departamento de Fauna de la Dirección de Recursos Naturales (de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial), cumpliendo sus funciones y labores de cada día. Un día de tantos para los trabajadores de ambas dependencias podría decirse.
Sin embargo, un control de la fuerza de seguridad nacional -que también asomaba como uno de tantos- en ese puesto de Alta Montaña a un camión de mudanzas que se dirigía a un domicilio en Uspallata desembocaría en un inesperado desenlace, que sigue su curso con una investigación de la Justicia Federal en Mendoza. Y es que en el aparatoso camión que había salido de una empresa con sede en Guaymallén se encontraron más de 20 piezas de animales embalsamados (conocidos también como taxidermia).
Alertados por esta situación, desde Gendarmería se pusieron en contacto de inmediato con personal de Fauna (quienes también vieron interrumpida su rutinaria mañana de lunes) y en ese momento comenzó una ajetreada jornada, que desembocó en un allanamiento en una casa ubicada en la zona rural de Uspallata y un atípico descubrimiento: 55 animales embalsamados y como trofeos de caza -entre los que habían sido hallados en el camión y los que habían sido escondidos en las inmediaciones de la casa del principal involucrado y actualmente imputado-. El responsable de la vivienda y quien iba a recibir la carga del camión, además, fue imputado por infringir ley nacional 22.421 (de Conservación de Fauna).
Entre las piezas secuestradas se destacan dos cuerpos de tigre de Bengala (especie considerada en peligro de extinción y protegida por normas internaciones en todo el mundo); además de taxidermias de osos pardos, león africano, ciervo axis, carnero de Texas, carnero de cuatro cuernos, toro long horn, búfalo de agua, thar del Himalaya, antílope negro, carnero de Dall, jabalíes y muflón; entre otros.
Pero, además, había ejemplares embalsamados de especies silvestres protegidas dentro de la fauna argentina; como un aguará guazú (en peligro de extinción), pumas, ñandúes, pecaríes de distintas especies (labiado y quimilero), zorro gris; y aves como ñacurutú (conocido como Gran Búho Cornudo), carancho y flamenco austral.
Lo llamativo es que hasta el momento -teniendo en cuenta que la causa judicial sigue abierta-, el responsable de la vivienda que fue allanada no ha presentado ante la Justicia Federal la documentación que certifique el origen de las piezas de taxidermia; ni de las de origen autóctono de Argentina, ni de aquellas con origen internacional.
“Luego de recibir el aviso de Gendarmería, personal de Recursos Naturales Renovables se desplazó a la localidad de Uspallata con el fin de continuar con la investigación in situ. Se logró identificar el domicilio de la persona que recibiría dicha mudanza, con el cual personal de Gendarmería tomó contacto sin recibir ningún tipo de cooperación. Se procedió entonces, en contacto permanente con el juzgado federal, a llevar adelante las medidas necesarias para proceder con la medida cautelar de allanamiento a dicho domicilio, dejando intertanto una patrulla en las inmediaciones”, sintetizó el director de Recursos Naturales, Sebastián Melchor.
Llamativo hallazgo
El mencionado 1 de febrero por la mañana, en el puesto de Gendarmería de Los Álamos; un grupo de gendarmes se dispuso a controlar a un camión de mudanzas que se dirigía hacia la zona de Alta Montaña. No tenían ningún dato específico, sino que, literalmente, era un control de rutina; de tantos.
Tras requisar el contenido del depósito; advirtieron que había una gran cantidad de bultos -envueltos y en cajas- en los que sobresalían etiquetas con nombres de diferentes especies animales. Esto llamó poderosamente la atención de los gendarmes, quienes le solicitaron al conductor del camión la documentación que certificara el origen de los animales embalsamados y la habilitación para ser trasladados (guía de traslado). Ante la inexistencia de estos papeles, los efectivos de Gendarmería dieron aviso a Fauna. Y ese fue apenas el comienzo de un lunes por demás movido en las afueras de la villa cabecera de Uspallata.
De las primeras averiguaciones que se hicieron -ya en conjunto entre Gendarmería y Fauna Silvestre de Mendoza-, lograron determinar que este camión había partido de la sede de la empresa de mudanzas ubicada en el departamento de Guaymallén. E, incluso, confirmaron -atando cabos- que, en el transcurso de esa misma mañana, otro camión de la misma empresa había bajado con dirección a Mendoza; aunque vacío.
Tras averiguar el domicilio que tenía como destino el camión que había sido inspeccionado en el control caminero -y donde se hallaron las primeras piezas (más de 20)-; personal de Gendarmería se dirigió hasta la vivienda, que estaba localizada en las afueras de Uspallata. Mientras tanto, con la colaboración y asesoramiento de miembros del departamento de Fauna; se dio aviso de la novedad a la Justicia Federal, activando los protocolos que establece la ley nacional 22.421 (de Conservación de Fauna, y a raíz de lo que se había hallado en el camión).
El allanamiento
Una vez en la puerta del domicilio al que inicialmente debería haber llegado el camión de mudanza, los gendarmes solicitaron autorización a quien se identificó como el supuesto propietario. Visiblemente molesto y sin voluntad de colaborar, este hombre se negó a que los miembros de la fuerza de seguridad ingresen a su vivienda; al tiempo que les exigió que presentaran una orden de allanamiento para poder requisar la propiedad. A esa altura del lunes no quedaban dudas de que a todos los involucrados les esperaba una larga jornada por delante.
Ante la negativa del dueño de la vivienda a cooperar y a autorizar la inspección en la casa; aparándose en la mencionada ley de Conservación de Fauna y en la causa que se estaba iniciando, se solicitó una orden de allanamiento a la Justicia Federal. Mientras tanto, se dispuso que quedara una guardia de Gendarmería en la puerta de la casa involucrada, para evitar maniobras sospechosas.
Pasadas las 18:30 llegó la ansiada orden de allanamiento en la remota vivienda; por lo que un grupo de gendarmes y de trabajadores de Fauna pudieron ingresar a la casa de quien había solicitado que se envíen los animales embalsamados a través de la empresa de mudanza.
Y aunque en el interior de la vivienda y en una primera inspección solamente se encontraron cuatro armas de grueso calibre, municiones y algunas taxidermias; una inspección más pormenorizada y detallada desencadenó en lo más llamativo del procedimiento: en las inmediaciones de la casa, también ocultas, se encontraron más de 30 piezas similares a las que eran transportadas en el camión (muchas de ellas en forma de trofeos de guerra embalsamados).
Según confirmaron algunos de los protagonistas de este procedimiento a Los Andes, “evidentemente el dueño de casa se vio venir que podría haber algunos problemas y se tomó el tiempo para ocultar muchas de las piezas”.
Desde Buenos Aires
Luego del hallazgo -y tras constatar que tampoco estas piezas de taxidermia contaban con la documentación que certificara su origen legal ni autorizara su traslado (guía de traslado, según su nombre técnico)-; se continuó con la investigación. Y se constató que el dueño de casa -oriundo de la Provincia de Buenos Aires- había enviado desde aquella provincia todos los productos, los cuales había dejado en depósito en la empresa de mudanza hasta tanto consiguiera una propiedad para mudarse.
Precisamente esta casa fue la de Uspallata -que el involucrado había conseguido para instalarse-; la misma a la que se convirtió en el escenario de esta secuencia cinematográfica durante el primer día de febrero de este año, a la que llegó el primer camión con los animales embalsamados, pero a donde no alcanzó a arribar el segundo de ellos con el resto de la carga.
Mientras que el propietario de los animales embalsamados quedó imputado por infracción a la ya citada ley nacional 22.421 (de Conservación de la Fauna Silvestre), la causa continúa su rumbo en la Justicia Federal de Mendoza (Primer Juzgado Federal de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional, secretaría A). Y es que si bien el imputado explicó oportunamente que había recolectado y comprado las taxidermias siguiendo mecanismos legales; la documentación correspondiente sigue brillando por su ausencia.
En simultáneo, el departamento provincial de Fauna puso en conocimiento de toda la situación y la causa judicial a la Brigada de Control Ambiental, perteneciente al Ministerio de Ambiente de Nación. Y es que, desde hace ya tiempo, esta dependencia nacional viene trabajando en la temática de la ‘cacería enlatada’; por lo que la Brigada orientó a la Justicia sobre las medidas a adoptar para desarticular una posible red de tráfico de fauna que abastece a estos ejemplares a algunos cotos de caza en el país.