Se realizaron este jueves y viernes las audiencias en la Corte Suprema por el pedido de la empresaria Natalia Denegri para que Google desvincule el contenido que la relaciona con eventos mediáticos en torno a una causa penal en los años 90. Los defensores del Pueblo de la provincia y la ciudad de Buenos Aires, así como organizaciones como el CELS, ya destacaron el valor de la libertad de expresión y respaldaron la demanda de la víctima.
La causa está enmarcada en el llamado “derecho al olvido”, un expediente que llegó al máximo tribunal después de que la demanda de Denegri fuera aceptada parcialmente en las instancias anteriores.
La del jueves fue la primera de las dos jornadas previstas (la segunda es hoy, viernes 18). Se hizo en la Sala de audiencias del Palacio de Justicia, con la presencia del titular de la Corte Horacio Rosatti y los ministros Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti.
La audiencia inicial fue para los “Amicus Curiae” (amigos del juez), individuos o empresas expertos en el tema del juicio, que brindan sus aportes como especialistas, pero sin vincular al tribunal.
La primera en exponer -con un tiempo de ocho minutos al igual que el resto de los “amigos del tribunal”- fue la Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, María Rosa Muiños, quien reclamó que “se garantice el derecho a la rectificación” y “cuando corresponda, la supresión” del contenido no consentido.
En el mismo sentido se expresó el Defensor del Pueblo bonaerense, Guido Lorenzino, quien pidió que se pongan “límites al totalitarismo digital”, ya que mientras “Natalia soporta el descrédito, Google se lleva las ganancias”.
Lorenzino comparó, además, este caso con el de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien también promovió una demanda contra el motor de búsqueda.
Por otro lado, para que se revoque el fallo que negó a De Negri su pedido de quitar de Google el contenido que la relaciona con el conocido como “Caso Coppola”, por el que estuvo presa en los años noventa, se pronunció el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
Diego Morán, del CELS, dijo que la libertad de expresión es “piedra angular” y, por lo tanto, las restricciones a la misma “deben ser excepcionales”, una postura con la que coincidió Diana Cohen Agrest, de la Asociación Civil Usina del Arte, quien pidió que se revoque la sentencia que favoreció a Denegri porque “el derecho a la privacidad no debe obstruir el acceso a la información” en casos de interés público.
Carlos Laplacet, de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentina (Adepa), destacó el “derecho a la memoria” y pidió que no se limite el acceso a datos de “interés público” por considera que el daño sería mayor. En tanto, los representantes de la Asociación por los Derechos Civil (ADC) recalcaron que la información “es verdadera”.
La audiencia se extendió por algo más de una hora y media, y durante ese tiempo los expositores abordaron la cuestión relacionada con la “televisión basura” (Denegri participó voluntariamente de muchos programas sobre el caso Coppola) pero difirieron sobre la solución para el reclamo de la accionante.
¿Qué es de la vida de Natalia Denegri?
Natalia Denegri se encuentra radicada hace diez años en Estados Unidos, es madre de dos hijos, y como empresaria gastronómica está al frente de una cadena de restaurantes en el sur de Florida.
También es propietaria de una productora de contenidos cinematográficos por la que fue galardonada con 13 premios Emmy.
En diálogo con Página/12, Denegri recordó que aquel episodio en los 90 la afectó personal y profesionalmente.
“Siendo menor de edad, el juez Hernán Bernasconi —junto a policías corruptos y dos chicas— me implantó droga en mi casa, me detuvo ilegalmente con 19 años cuando la mayoría de edad era a los 21, me amenazó para salir en los medios cuando me sacaron del calabozo para ir a los programas de televisión a hacer un show mediático... Yo no tenía nada que ver con nada. Solo estuve en el lugar equivocado. Tuve que salir, convulsionada y amenazada, a hacer todo ese show mediático”, dijo.
“Yo me tuve que ir del país para poder desarrollarme profesionalmente porque quedé estigmatizada aquí en la Argentina. Nadie me daba una oportunidad. Todavía hoy tengo pesadillas. Porque cuando entraron a mi departamento a mi me durmieron con una pastilla y cuando me despierto escucho gritos del Conejo Tarantini diciendo que le estaban poniendo drogas. Y veo todo eso, que no existía en mi departamento. Y los policías me apuntaban con sus armas a mi cabeza… El juez matándose de risa con las otras chicas felicitándolas por lo que habrían hecho en mi departamento. Me llevaron detenida con el Conejo. Todo lo que viví en esos días presa. Después, todo lo que viví en esos programas, donde los productores me extorsionaban diciéndome que si no decía tal cosa después iban a venir otros personajes que iban a inventar tal otra”, explicó la mujer argentina.
Y sostuvo: “Me niego a que Google le diga al mundo que yo soy esos videos porque yo no soy eso: ese es el personaje que la corrupción de los noventa quiso hacer de mí”.