Cuando inició la semana muchos fueron los que respiraron aliviados pensando en su casamiento, en el cumpleaños de 15 o en la fiesta pensada para el sábado a la noche. Sin embargo, con el correr de los días, las malas noticias bajaron sus expectativas abruptamente. Es que el Gobierno nacional emitó un decreto, al cual la provincia tuvo que adherir, para frenar los contagios de coronavirus –descontrolados- que prohíbe las fiestas masivas en lugares abiertos o cerrados. Así la ilusión de muchos fue postergada.
Por ejemplo, es la segunda vez que Adrián Barrionuevo suspende el cumpleaños de 15 de su hija. La primera vez fue el año pasado, cuando estaba todo programado para el 30 de mayo. La segunda fiesta estaba programada para el próximo 17 de abril. “La flaca está muy mal, pobre. Se la bancó bien el año pasado y para este año seguía teniendo la ilusión”, dijo Adrián.
Por suerte para él, quienes debían proporcionarle el salón, la comida o la bebida mantuvieron los precios porque son conocidos de la familia. “El cumple estaba pagado tres meses antes de la fiesta (del año pasado). Por suerte nos mantuvieron el precio. Como tuvimos que achicar la cantidad de gente para la fiesta que era el 17, sólo hubo un pequeño reajuste para la carne”, aclaró.
Adrián contó que durante el verano pasado su hija More tuvo una fiesta sorpresa en previsión de lo que podía llegar a ocurrir y que “al menos” pudo festejar con sus abuelos y sus tios, comiendo en familia. “Lo hicimos así por miedo a que el evento se suspendiera, que es lo que finalmente pasó. Ella igual esperaba que se hiciera, aunque un poco angustiada”, comentó.
Por su parte, Natalia, quien trabaja en un local comercial, explicó que luego de los anuncios nacionales se encontraron con clientes que suspendían o devolvían mercadería destinada a los festejos. “Nos devolvieron toda la mercadería. Una clienta que iba a usarla para el cumpleaños de 15 de su hija y desde un salón de fiesta nos devolvieron todo. Nosotros tuvimos que devolverles el dinero”, aseguró.
Casamiento por Zoom
Fernanda contó que su hermano Juan Manuel (35) y María José (31) se iban a casar el año pasado en Santiago de Chile. Él vive allá hace varios años, llevan cinco conviviendo y tres más de novios. Por las restricciones se postergó la fiesta unas dos veces; estaba prevista que fuera en noviembre del año pasado.
Finalmente, pudieron organizar para este mes un pequeño almuerzo para los familiares más directos, 11 aproximadamente, pero ni eso se pudo hacer. “La única vía era Ezeiza y teníamos pasajes para el jueves 1 de abril pero los anuncios de Fernández en cuanto a vuelos nos complicaron la vuelta, prevista para el 10 de abril. Podíamos irnos pero no teníamos fecha de vuelta porque ya corrían las nuevas medidas acá y Latam nos canceló el aéreo”, contó Fernanda.
Por eso, empezaron a evaluar si postergarían la boda nuevamente. Pero justo a la novia le había llegado el vestido y el estrés emocional era mucho. Decidieron no mover la fecha y transmitirlo vía Zoom. En la oficina del Registro Civil de Chile los protolos estaban muy estrictos y sólo pudieron entrar los novios y los dos testigos. “Mi hermano me había elegido como testigo, pero no pude ir. Vimos la ceremonia gracias a la tecnología y a la predisposición de la gente del Registro, que entendió la importancia de ese momento”, detalló.
Fernanda contó que se emocionaron igual, pero que la tristeza de no haber estado en un momento tan crucial como ese, como hermana, le dolió muchísimo. “El consuelo es que, como no hubo ni una mínima celebración porque Santiago está con restricciones muy duras, se quieren casar acá en Mendoza. ‘Así sos la testigo de civil’, me dijo mi hermano”, cerró.
Sólo por iglesia, después la fiesta
Rocío Campoy contó que se casaba ayer, 10 de abril, por civil y más tarde era el turno de la celebración. Era fiesta con las personas permitidas y hasta el miércoles tenían el “OK” tanto del salón, al mediodía del sábado, como del resto de la organización de su fiesta. Sin embargo, tras los anuncios oficiales tuvieron que suspender el evento.
“Con mi novio estamos de acuerdo en que tenemos que mirar para adelante y entender que hay que buscar la flexibilidad. De lo negativo puedo decir que, en general, nos impacta a todos pero sobre todo nos molesta lo negativo, lo intempestivo que no da tiempo de maniobra. Porque hasta ayer teníamos el remís del oficial del civil, los cocineros trabajando o las flores para la decoración”, dijo Rocío.
Igual, junto a su novio, familiares y amigos íntimos, pasará por la iglesia respetando el aforo permitido por la provincia. Después tendrá un pequeño almuerzo y podrán celebrar. Más adelante llegará el momento de un gran festejo.
“Pensamos que se ha cerrado una puerta pero se ha abierto una ventana. Hemos encontrado que el dueño del salón tuvo una actitud conciliadora y vamos a reprogramar. Nuestra intención es buscar un equilibrio, más allá de la terrible improvisación”, reflexionó Rocio.
Mauricio Sequeiro, de la asociación que nuclea a los dueños de los salones de eventos, contó que esperaban el anuncio que hizo el Gobernador a principios de semana y que no les pareció mal la restricción horaria. Incluso dijo que ellos, desde el sector, ya lo habían previsto y habían cambiado el horario de los festejos de la noche al mediodía. “Por eso presentamos una propuesta de eventos al mediodía, intensificando cuidados. Nos dijeron que lo van a evaluar. Estamos a la espera de que nos den una respuesta positiva”, dijo el empresario.
En detalle, propusieron que no haya baile sino que sea un almuerzo en un lugar con jardín, juegos de living y bebidas en las mesas, pero que todos permanezcan sentados como premisa para que no circule la gente sin barbijo. “Necesitamos que nos dejen herramientas para poder trabajar. Estuvimos un año sin poder hacerlo y se cayeron muchas fiestas que después se fueron a lo clandestino porque nosotros no permitíamos bailar y es lo que la gente quiere”, indicó Sequeiro.
Por otro lado, aseguró que las fiestas clandestinas son muy difíciles de detectar y que sólo se pueden contener una vez que están funcionando porque la gente, al saber que es clandestina, sólo se envía indicaciones por redes sociales media hora antes del evento. “Intentamos perseguir las fiestas y hemos descubierto dos o tres, cuando se hacen cientos por noche. Pero somos optimistas. Una vez más esperamos que el Gobierno nos ayude. Siempre hubo alguna pequeña herramienta, por ejemplo, nos dejaron trabajar como restaurantes”, cerró Sequeiro.