Uno de los temas recurrentes, sobre todo entre los lectores hombres y heterosexuales, es el de “amigos con derechos”, en el que a priori se sobreentiende una relación libre de compromiso, sin sentimientos involucrados, con una mujer que les brinde todos los beneficios de una pareja, pero sin las formalidades de un noviazgo o relación estable: el paraíso de las fantasías.
Para ello vamos identificar algunos aspectos generales, ya que los conceptos “amigos” y “sexo” tienen muchas implicancias. Para comenzar, se toma en consideración que la palabra “amigos” se refiere a dos personas que se conocen con anterioridad y de preferencia, desde hace mucho tiempo, lo cual descarta a quienes se están conociendo recientemente y sienten atracción mutua. También quedarían descartados aquellos que, conociéndose desde antes, siempre se sintieron atraídos –es decir, la amistad no fue la primera opción– pero por diversos motivos no pudieron concretar un encuentro sexual. De igual manera, quedan excluidos los que se conocieron teniendo sexo ocasional y se nombran entre sí como “amigos”, o que habiendo terminado la atracción, continuaron con la amistad.
Es decir que nos enfocaremos en aquellos que siendo amigos desde el inicio, un buen día decidieron probarse sexualmente. Tanta regulación parte del preconcepto social que indica que el sexo pone en serio riesgo la salud de una buena amistad, convirtiéndolo casi en un tema tabú.
Sin embargo, los fundamentalistas de este tipo de vínculo, le otorgan tanta entidad que hasta le asignaron un día en el calendario de las festividades: 19 de julio, Día del amigo con derechos.
La ciencia lo avala
La asociación entre sexo y amistad como algo positivo se sustenta en el estudio He’s Like a Brother: The Social Construction of Satisfying Cross-Sex Friendship Roles (Él es como un hermano: la construcción social de satisfacer los roles de amistad entre sexos) de Heidi M. Reeder, profesora de la Universidad de Boise, en Estado Unidos.
Esta investigación centrada en cómo se establece la amistad entre personas de distintos sexos, los roles y el grado de satisfacción, se ha puesto como evidencia frecuentemente de cómo el sexo fortalece la amistad entre amigos heterosexuales.
El estudio, en el que se encuestaron más de 300 personas, arrojó que un 75% de los que habían tenido sexo con sus amigos consideraban que este había sido bueno para el vínculo. Un 50% de los encuestados dijo que posteriormente a tener sexo con esa persona, habían comenzado una relación con ella y que, en el momento de la encuesta, seguían siendo pareja. De lo que se puede extraer que una relación de pareja que comienza a partir de una relación de amistad y que posteriormente evoluciona a una relación de “amigo con derecho a roce” para finalmente ser una relación de pareja, se sostendrá en el tiempo.
La razón de esto, puede estar en que una pareja que pasa por el estadio de la amistad antes de formarse como tal, tiene un nivel de confianza y entendimiento mayor que las que no atraviesan esta fase.
Al respecto, Judit Labernia Reverter, miembro del Grupo de Sexualidad y Pareja del Colegio Oficial de la Psicología de Cataluña (Copc), explica que este estudio está más focalizado en los aspectos mencionados que en las implicaciones de mantener sexos entre amigos. “No obstante, se citan algunos aspectos observados en el estudio que parecen tomar relevancia en las amistades que mantienen sexo. En concreto, Reeder comenta que en el estudio identificaron un conjunto de reglas (o pactos) que van más allá de las presentes en relaciones solamente amistosas y que estas parecían ayudar a las personas participantes a conservar la amistad mientras mantenían sexo sin compromiso”, explica Labernia.
Según recoge este estudio, estas normas para tener sexo entre amigos serían: no implicarse emocionalmente, realizar estos encuentros sexuales en secreto y el hecho de considerar la amistad como prioridad.
La psicóloga española considera que el sexo entre amigos puede fortalecer o no la relación dependiendo de cada caso: “Evidentemente falta investigación al respecto, a pesar de ello, desde mis conocimientos y experiencia profesional creo que como sociedad estamos evolucionando en relación a la sexualidad, la presencia de este tipo de relaciones es un ejemplo de ello, siendo conscientes de que nos queda un largo camino por delante”, comenta Labernia.
Inconvenientes
Los investigadores dejaron claro que en el caso de comenzar una relación de amistad en la que también hay sexo, es necesario que ambos implicados tengan claras las expectativas de la relación, de lo contrario se puede dañar el vínculo. La prioridad tiene que estar en la amistad por encima de las relaciones sexuales.
En este sentido la psicóloga agregó que “aún existen muchos mitos, escasa educación, poco trabajo profundo en la desigualdad entre sexos, una cultura falocéntrica y de los triunfos pornográficos, entre otros, que puede llevar no solamente a que la amistad no se fortalezca, sino que alguna de las partes (o ambas) reafirme u asevere heridas emocionales y vinculares previas”, detalla.
“Por ejemplo, se puede potenciar la fragmentación de la experiencia de la sexualidad y del sexo, tal y como se fragmenta al ser humano desde distintas disciplinas, pretendiendo centrar la atención en lo que pienso (lo que hemos pactado), dejando de lado lo que siento más allá del placer sexual”, explica en el portal CuidatePlus.
“Con este sentir no aludo al enamoramiento, sino a las emociones que como seres humanos experimentamos en nuestras vidas”. En cuanto al enamoramiento, esta experta advierte que éste puede ser un problema si surge entre una de las partes y la otra no. Otro inconveniente que puede surgir, según Labernia, es que la amistad que era un lugar seguro pase a ser un espacio hostil que afecte a la confianza entre ambos cuando hay una falta de conciencia, trabajo personal, responsabilidad y respeto.
Por otra parte, esta psicóloga sostiene que si los amigos que tienen sexo “pertenecen a un mismo grupo de amistades, pueden aparecer malestares e incomodidades dentro del grupo, e incluso, que alguna de las partes pierda a ese grupo como referente”.
En este sentido, el psicólogo argentino especializado en sexología, Walter Ghedin, sostiene que “hay relaciones que salen fortalecidas luego del sexo mientras que quedan en un terreno ambivalente entre la atracción y rechazo”. “La superación del tema dependerá de los valores que sostienen la amistad y no de la experiencia sexual”, puntualizó en una entrevista en Infobae.
Beneficios
En general, los especialistas coinciden en que los encuentros sexuales entre personas que tienen una relación de amistad pueden contribuir al desarrollo y al autoconocimiento personal y de la dimensión sexual humana; proporcionar empoderamiento y autoestima, mejorar el autoconcepto; permitir crear nuevos marcos relacionales que vayan más allá de la monogamia normativa; promover habilidades sociales como la negociación, la comunicación asertiva y la empatía; enfatizar valores como el respeto y la responsabilidad; potenciar el vínculo, la comprensión y la amistad; ampliar los significados que otorgamos a los conceptos de compromiso, intimidad y pasión en las relaciones sexoafectiva, así como aportar el placer ligado a la propia actividad sexual.
En este sentido Ghedin considera que este vínculo puede estar antecedido por una fantasía sexual reprimida y que al permitirse el contacto se produzcan ventajas como “el aumento del conocimiento que se tiene del otro, sobre todo si ocurre en forma inesperada (no buscada)”. Por el contrario, también puede ocurrir que la relación íntima se acompañe de culpas y autorreproches que entorpecen la continuidad de la relación. Y ya no sólo se evita la fantasía sexual, directamente se evita ver al otro.
Otro de los beneficios es que el vínculo goza de confianza y cero temor a las traiciones, ya que a diferencia de las parejas que terminan (y que muchas veces salen a contar intimidades), el sexo con un amigo o amiga garantiza que esos secretos quedarán a resguardo porque, además, lo más probable es que ya los supiera.
El punto cúlmine –que dio inicio al tema y que se refiere a las fantasías masculinas– es la posibilidad de salir con otras personas, sin perjudicar la relación. Además, el antes y el después del sexo con un amigo o amiga puede ser muy divertido ya que de antemano tenían cosas en común que los hace disfrutar el tiempo juntos.
En este sentido, Ghedin considera que “Los millennials se conceden una libertad que da lugar a que pueda ocurrir y lo viven sin culpas. Para ellos no es una fantasía que se viene elaborando ni una sorpresa. Forma parte de la intensidad emocional del vínculo amistoso que puede dar paso a un conocimiento más íntimo del otro”.