La cantidad de niños que nacen en Mendoza va en descenso año a año. En una década el número descendió más de 30%.
Se trata de una tendencia que se aprecia desde hace varios años, y Mendoza no está exenta de un escenario que se presenta también en muchos países del mundo, especialmente en Europa donde la situación es preocupante por el impacto en el envejecimiento de la población. En Mendoza esto no es una preocupación aún ya que creen que para tal cosa debe pasar mucho tiempo.
Pero los últimos años hay algunos aspectos que han afianzado esta situación: las condiciones socioeconómicas y la pandemia de Covid, que llevan a muchos a postergar la decisión de tener un hijo o a optar por tener una familia menos numerosa.
Nacimientos en números
Según datos del Ministerio de Salud de Mendoza, en 2011 nacieron 34.254 bebés. Para 2020, con descensos año a año, ese número había bajado hasta 23.459. Esto es 31% menos.
En una lectura más meticulosa se observan algunas fluctuaciones que no llegan a revertir la tendencia. Por ejemplo, en 2013, 2014 y 2015 se aprecia un leve incremento y llegaron al mundo 34.530, 36.131 y 35.515 bebés respectivamente. Pero luego se inicia nuevamente el descenso, que no sólo es sostenido sino que además se profundiza. Tal fue el caso de 2018 y 2019 cuando se pasó a 30.122 en el primero y luego un gran salto hacia abajo al siguiente año, cuando nacieron 27.425.
En el ministerio no tienen aún cerrados los datos de 2021 pero hasta noviembre eran aproximadamente 19.000 según informaron en una consulta hecha por Los Andes por aquel entonces.
De este modo, si se calculan los nacimientos por día de los últimos años, se aprecia claramente la situación. En 2019 fueron 75, en 2020, 67 y en 2021 da un promedio de 60.
El Registro Civil refleja el mismo panorama. La cantidad de nacimientos inscriptos por año viene a la baja: fueron 27.336 en 2019, en 2020 se anotaron 23.390 y en 2021, 22.793.
Si se quiere sumar incluso una lectura más actual puede hacerse una aproximación tomando hasta abril y así incluir 2022. Hasta el 19 de abril de este año se inscribieron 6.799 chicos.
Causas
Es un descenso atado a una tendencia que se aprecia desde hace tiempo. Pero en los últimos años en particular, influye la situación de crisis socioeconómica, ya que es una conducta que se observa cada vez que se presenta ese tipo de escenario, tal cual explicó la directora de Maternidad e Infancia, Mónica Rinaldi
“La gente ante una situación económica complicada decide tener menos cantidad de hijos y hay una elección del momento para tener hijos, además postergan la maternidad y entonces tienen menos hijos que antes”, expresó en cuanto a la decisión de los jóvenes de procrear cada vez a mayor edad.
Es sabido que hay una tendencia en este sentido ya que muchos optan por priorizar antes su desarrollo personal y profesional, establecerse económicamente e incluso viajar.
A esto hay que sumar que dadas las condiciones sanitarias que determinó la pandemia de Covid, muchos han optado por esperar ya que temían por los riesgos que pudiera implicar tener que frecuentar el sistema de salud.
“En algunas personas hemos visto que han postergado la decisión de tener hijos por miedo”, señaló.
En el Sur de Europa, los nacimientos descendieron más aún con la pandemia.
La incertidumbre por el futuro, las restricciones del estado de alarma y el temor al propio virus fueron parte del combo, tal cual señaló una publicación de El País del 30 de agosto del año pasado. Allí aseguró que los nacimientos bajaron en países como España hasta ratios de 1975 tras lo peor de la pandemia.
El texto hizo referencia a la publicación de la revista académica PNAS: “El análisis muestra que los países dónde más bajó la natalidad fueron España, Portugal e Italia, donde el descenso fue de hasta el 11,2% respecto a los mismos meses de 2019, el último año sin pandemia. Hay otras bajadas a destacar, como las de Estados Unidos, un 7,1% o Austria, un 5,2%. Además, los investigadores observan que la caída va aumentando entre noviembre de 2020 y enero de 2021″, explica.
De todas formas, aunque Rinaldi reconoció que el descenso sigue, manifestó que con datos provisorios de 2021 en el área observan que antes de un año al otro había descensos importantísimos, mientras que ahora habrían disminuido pero no ha sido una cifra tan importante como otros años.
“Algunas de las variables que pueden influir son la decisión de cuándo tener el hijo, antes las personas se quedaban embarazadas sin tener planificación y ahora lo gestionan gracias a la mayor incorporación de los métodos anticonceptivos”, explicó Rinaldi.
En cuanto a si esto puede conllevar en algunos años el envejecimiento de la población consideró: “Nosotros todavía estamos en una situación intermedia, no es una población envejecida, si bien vienen reduciéndose los nacimientos, puede llevar muchos años convertirse en una población envejecida”. Y destacó que toda la Argentina está en la misma condición, no es solo una problemática de Mendoza.
Prioridades
En este punto no puede dejar de señalar la cada vez más frecuente decisión de no tener hijos. Para muchos, ya no es plan, mientras que hasta hace varios años parecía un programa ineludible: ni bien formar pareja muchos tenían que empezar a lidiar con la presión social sobre cuándo llegaría el primogénito.
Pablo Morales, inspector de la zona centro y referente del Registro Civil, explicó que ellos no hacen análisis sociológicos sobre las causas pero refirió que desde su experiencia ve personas más jóvenes que ya no tienen la idea de tener hijos.
La decisión de conformar una pareja afianzada también suele llegar más tarde y eso acota el tiempo para la maternidad y la paternidad, sumado a otras variables que inciden en la decisión del embarazo. Morales señaló que “en matrimonios móviles, que quizás es un segmento de mayor poder adquisitivo”, el promedio de edad de los casamientos es de 30 años”.
Desde su punto de vista, el descenso está más asociado a cuestiones sociales macro que a cuestiones económicas.
Martín y su pareja tomaron esta dirección, no quieren tener hijos. “Es algo que se fue dando con el tiempo por varios factores, al principio pensábamos en más adelante, mi novia tenía 24 años cuando empezamos a salir y pensábamos que sería mejor más grandes, con el tiempo fuimos prefiriendo otras cosas, conscientes y charlando en la pareja surgieron otras necesidades , ganas de hacer otras cosas hasta que se llegó al común acuerdo de no tener”, detalló.
Entre las razones contemplaron el factor económico, deseos de viajar y no tener que ocuparse de otra persona con la responsabilidad que merece. Además, entendieron que implicaba resignar ingresos económicos para mantener a ese hijo: “Es algo que no queríamos en nuestra vida, siempre en acuerdo y en la misma sintonía”.