Silvicultura: prácticas sustentables de manejo en los árboles nativos

Los beneficios que los bosques nativos aportan a quienes lo habitan son numerosos y su estudio científico se incrementa en forma permanente.

Silvicultura: prácticas sustentables de manejo en los árboles nativos
Imagen de un algarrobal mendocino. Se trata de un algarrobal abierto del noreste de Mendoza (Lavalle). Fotos: J. A. Alvarez.

Desde épocas antiguas, existe estrecha relación entre los árboles nativos que habitan las regiones áridas y los habitantes del oeste argentino. Estos bosques abiertos, principalmente algarrobales, han constituido una importante fuente de recursos para los pueblos de estas regiones. En los grupos indígenas huarpes, cada cacique poseía el derecho de propiedad sobre un algarrobal, donde se cosechaba de manera comunitaria los frutos del algarrobo. Luego de la conquista europea, los algarrobales pasaron a ser fuente de recursos y materiales, usados en el desarrollo de ciudades y tierras irrigadas.

Argentina posee más del 60% de su territorio en ambientes áridos o semiáridos, de los cuales 46 millones de hectáreas corresponden a la Provincia Biogeográfica del Monte (desde Salta a Chubut), con precipitaciones anuales menores a los 350 milímetros. Los bosques abiertos de algarrobo dulce se ubican en valles y llanuras al pie de la Cordillera de Los Andes. Este árbol desarrolla dos tipos de raíces, horizontal para captar la humedad subsuperficial y vertical que busca del agua existente en profundidad. Esta especie, forma bosques abiertos donde encuentra un nivel freático cercano a la superficie (Noreste de Mendoza) y galerías en cauces de ríos permanentes (río Tunuyán en La Paz).

Nuestro grupo realiza estudios para incrementar el conocimiento sobre el funcionamiento de las áreas boscosas, plantear sus estrategias de manejo y recuperación. Los temas combinan la descripción estructural del bosque y el estado de conservación a escala poblacional e individual. Las investigaciones abordan disturbios provocados por actividades humanas como los incendios, la extracción de madera y la ganadería que es la principal actividad productiva realizada en el secano argentino. En 2023, el grupo participó fuertemente en la coordinación y generación de datos necesarios para actualizar el Ordenamiento Territorial del Bosque Nativo de Mendoza (OTBN). Esta zonificación por medio de un mapa, es una herramienta de gestión para definir pautas de conservación del ecosistema boscoso y proponer actividades productivas permitidas.

Imagen de un algarrobo podado. Algarrobo luego de las prácticas de poda, nótese atrás del mismo otro individuo sin podar. Fotos: J. A. Alvarez.
Imagen de un algarrobo podado. Algarrobo luego de las prácticas de poda, nótese atrás del mismo otro individuo sin podar. Fotos: J. A. Alvarez.

Múltiples fustes

Los algarrobales, desde Salta a Mendoza, varían en la estructura poblacional y la forma arbórea debido a gradientes ambientales que condicionan su potencial biológico y económico. En Catamarca y La Rioja poseen mayor tamaño, forma erecta y mayor tasa de crecimiento por lo que tienen mayor potencial desde el punto de vista forestal. En Mendoza, los árboles son bajos, ramificados desde la base y con menor crecimiento leñoso. La mayoría de los árboles del territorio mendocino poseen múltiples fustes, esto restringe el uso forestal tradicional como árboles productores de madera de alto valor comercial.

Las prácticas de manejo contemplan uso sustentable de pasturas nativas, producción de postes y mejoras en la forma del árbol, producción y uso de la leña seca, ajuste de técnicas de implantación y producción de frutos (algarroba). Las y los pobladores dan al bosque uso silvopastoril, donde principalmente la ganadería caprina y bovina son parte importante de su economía doméstica. La presencia de árboles genera condiciones ambientales que permiten el establecimiento de forrajeras bajo sus copas y aumento de la fertilidad del suelo por el aporte de materia orgánica bajo su sombra. Es decir que mantener la cobertura arbórea asegura realizar actividades productivas de manera sustentable.

El incremento de la copa

Entre las prácticas silvícolas más utilizadas se encuentra la poda de formación. En árboles de muchos fustes, se seleccionan los fustes erectos y se extraen los fustes secundarios para mejorar el hábito de crecimiento, promover la extracción de postes en el mediano plazo y la generación de postes a largo plazo haciendo manejo del rebrote. En nuestros estudios observamos que el incremento de la copa luego de la poda es la principal respuesta a través del aumento del largo de ramas y el incremento del volumen de copa. Este tratamiento promueve mayor producción de las inflorescencias y de la producción de frutos.

Un componente fundamental de estos bosques es la madera muerta, ya que interviene en procesos y funciones claves para plantas, animales y pobladores. Contribuye a la reducción de la erosión, provisión de hábitats para diversos organismos, almacenamiento de nutrientes y agua; y es el principal combustible utilizado por estas poblaciones rurales. La cantidad de leña seca por árbol depende del tamaño de los árboles. La existencia actual de leña seca es el resultado de la disponibilidad de la misma, el tiempo de producción de esta madera muerta (entre 18-22 años), su tasa de descomposición y la demanda energética de la población.

Por otro lado, cada una de estas prácticas tienen efectos sobre el ecosistema natural que también estamos evaluando. En un experimento manipulativo donde se extrajo la madera muerta de un algarrobal, tanto de los árboles como la existente en el suelo, se hicieron mediciones sobre la frecuencia de visitas de polinizadores que habitan la madera muerta y otros parámetros de la comunidad vegetal. La extracción experimental afectó negativamente a la abundancia de visitantes florales, aunque la magnitud de este efecto disminuyó con el tiempo. Por el contrario, la extracción tuvo un efecto significativo y positivo sobre la producción de semillas de algarrobo. No se encontraron efectos significativos de la extracción sobre cobertura, riqueza y composición de las plantas del sotobosque y las propiedades del suelo.

Por medio del OTBN se han definido los tipos de bosque donde pueden realizarse estas actividades de forma sustentable (bosques con mediano y bajo valor de conservación). Finalmente, un modelo silvícola debería considerar las características estructurales del bosque, la aplicación de técnicas fundadas científicamente y la participación de los habitantes, responsables de las labores culturales propuestas (poda de formación, recolección de leña seca, control de rebrotes) y de la comercialización de los productos generados.

En el secano mendocino, cerca de los puestos ganaderos o en bordes de caminos, es mayor la densidad de algarrobos juveniles. Los sitios con abundantes individuos jóvenes y árboles multifustales, son adecuados para iniciar prácticas de manejo con la participación de pobladores, ya que dada la cercanía a sus hogares podrían compartir este manejo con otras actividades domésticas.

*El autor es licenciado en Gestión Ambiental. También es doctor en Ciencias Biológicas (UNComahue), investigador adjunto de Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), Ianigla (Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales) y Grupo de Ecología Forestal y Biogeoquímica. Profesor Titular de Conservación y Manejo Recursos Naturales Renovables (Facultad de Ciencias Agrarias, UNCuyo).

Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar

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