Que dos hermanos sean gemelos y que exista entre ellos una complicidad y una incondicionalidad extremas puede ser algo frecuente. Pero si esos hermanos, además, ejercen la misma profesión -Arquitectura- y construyen sus viviendas gemelas en un mismo terreno, ya no es tan común. Y si, como “frutilla del postre”, reciben un premio por el diseño innovador de la casa, la historia se convierte en completamente asombrosa.
Sin embargo, la historia existe, es real, y sucede en Mendoza. Los hermanos Carlos Leandro (Charly) y Juan Pablo Henríquez -nacidos el 1 de junio de 1976- son arquitectos egresados de la Universidad de Mendoza y conforman un bloque indestructible. Tanto, que, a la hora de proyectar sus viviendas, un poco al azar y otro poco por decisión, diseñaron dos unidades contiguas e iguales en un terreno situado en el límite entre La Puntilla y Chacras de Coria.
“Dos viviendas que a la vista parecen una. Es un proyecto poético que resume lo que somos. Están unidas por un patio en un concepto muy particular que representa la gemelitud”, define Charly, soltero, y asegura que la “casi” convivencia con su hermano y su familia es “maravillosa”.
Juan Pablo acota que la relación entre gemelos no suele darse en otras circunstancias y que el nivel de confianza es tal que genera “evolución y desarrollo” en todos los aspectos. “Algo que desde la individualidad tal vez no se lograría”, indica.
Premio edificar y un proyecto con espacio de arte
Tal vez por eso, el singular diseño del proyecto fue lo que los llevó a lograr una de las máximas alegrías personales y profesionales el año pasado, cuando obtuvieron una mención especial en los Premios Edificar, reconocimiento que desde 2002 la Cámara de Empresas de la Construcción de Mendoza otorga a profesionales e instituciones públicas con el fin de incentivar y prestigiar la labor de los arquitectos locales en obras innovadoras construidas y proyectadas para la provincia.
En general, en cada certamen compiten obras construidas, ideas, proyectos y tesis de grado diseñados por profesionales locales y estudiantes.
“Cuando hicimos el diseño no pensábamos en una premiación, aunque creo que se logró porque estuvo referido a nuestras formas, a mirarnos a nosotros, a plasmar nuestra forma de vivir y cómo interactuar”, define Juan Pablo, quien asegura que no se trata de un proyecto tradicional, sino más bien referido a una necesidad real.
“El resultado fue una casa con espacialidad, donde existe comunión en la convivencia, algo realmente hermoso. La gente se queda impactada porque no representa los parámetros normales, sino que responde a nuestra esencia y manera de sentir y de ver las cosas”, acota.
En síntesis, además del patio que los une, son dos casas muy similares y sencillas donde prima la autenticidad. “Nada está oculto, el ladrillo crudo, el metal oxidado, las baldosas típicas mendocinas. Tiene el esquema de la casa chorizo, con una galería que se abre al jardín y que podría ser infinita”, señala Charly.
Como todos gemelos, por más parecidos que sean, existen algunas particularidades propias y en el caso de sus viviendas no es la excepción. “Como Juan tiene familia y yo no, su casa tiene una habitación más, entre otras variaciones que desde afuera no se perciben. Son dos módulos básicos y mi hermano desarrolló una planta alta”, explica.
“¿Cómo se dio la compra del mismo terreno? Como dije antes, fue un poco de azar, porque lo recibimos como parte de pago y enseguida pensamos en un proyecto común. Ojo, algo de azar pero mucho de decisión”, aclara Charly.
Juan Pablo ya vivía con su esposa Cecilia y sus hijas Francisca y Julia al momento de la inauguración, seis años atrás. “Hoy es una casa abierta donde todo el tiempo hay movimiento y mucha gente. Un espacio de arte, porque venimos de una familia de artistas”, señala.
Familia de artistas
Carlos y Juan Pablo, de 48 años, son los primogénitos de Carlos, que es herrero, y de Stella Maris, profesora de Historia. Más tarde llegaron Mariano, que es músico, y Marcos, que se dedica al videoarte.
“Todos estamos atravesados por el arte. De chicos formábamos un gran equipo y estábamos mucho tiempo solos escuchando música y vinculándonos con el arte”, recuerda Charly, quien nunca dudó en estudiar Arquitectura. Juan Pablo, en cambio, comenzó Ingeniería, carrera que luego abandonó y se sumó a la de su gemelo. Egresaron, por lo tanto, con un año de diferencia. Hoy comparten también su estudio en la misma vivienda.
Anécdotas tienen a montones, como todo gemelo. Una de las más significativas sucedió durante un posgrado en Buenos Aires, meses atrás.
“Se trataba de actualización proyectual con un taller de poiesis y la presencia de varios profesionales, entre ellos psicólogos. Nos pidieron conversar al final del encuentro y plantearon lo interesante que representa la teoría del entendimiento del espacio cuando se trata de gemelos. Dijeron que, en definitiva, la confianza se transfiere a la hora de pensar en los espacios”, relata Charly.
“Se trataba de actualización proyectual con un taller de poiesis y la presencia de varios profesionales, entre ellos psicólogos. Nos pidieron conversar al final del encuentro y plantearon lo interesante que representa la teoría del entendimiento del espacio cuando se trata de gemelos. Dijeron que, en definitiva, la confianza se transfiere a la hora de pensar en los espacios”, relata Charly.
Asimismo, confiesa que entre las muchas hipótesis que se mencionaban antes de la construcción eran aspectos de la convivencia. “Muchos señalaban que podía existir invasión o conflicto, pero de verdad que nada de eso sucedió. Fue un proceso y hoy es un combo hermoso, placentero. Nada mejor que compartir la vida en familia y, a la vez, que cada uno tenga su espacio. Mi cuñada y mis sobrinas son maravillosas”, se emociona el gemelo soltero, que también suele hacer un culto del yoga y la meditación.