El 29 de agosto, Ítalo, de 5 años, tocó la campana que anunció el final de su quimioterapia en el Hospital Privado de Comunidad de Mar del Plata. Lo celebró rodeado de familiares y amigos, mientras sonaba la murga “Carnaval toda la vida” y el clásico “dale campeón”. Pero detrás de este emotivo momento, está la historia de una familia que atravesó un difícil proceso de casi 160 días desde que, en marzo, el pequeño comenzó con un dolor de espalda.
Después de consultar con su pediatra y someterse a diversos estudios, a Ítalo le diagnosticaron leucemia derivada de un linfoma intestinal. Esta noticia cambió por completo la vida de sus padres, José y Agustina, y sus dos hermanos menores, Beltrán y Malvina.
El proceso fue rápido y doloroso para la familia. Tras recibir el diagnóstico, tuvieron que decidir rápidamente dónde tratar a Ítalo. Finalmente, eligieron a la oncóloga Silvia Dos Santos, que trabajaba en Mar del Plata, lo cual permitió que toda la familia pudiera mantenerse unida.
Ítalo se sometió a seis sesiones de quimioterapia, cada una de cinco días, pasando la mayoría del tiempo en el hospital. La familia hizo todo lo posible por adaptar su vida a la nueva realidad, incluso cambiando su hogar para minimizar los riesgos de infecciones para Ítalo. Mientras tanto, sus hermanos tuvieron que vivir separados por un tiempo para evitar cualquier posible contagio.
José y Agustina decidieron explicarle a su hijo todo sobre su enfermedad con claridad. Ítalo, fan de la lucha libre, entendió que sus glóbulos blancos no eran suficientes para luchar contra los “bichos malos”, por lo que necesitaba la quimioterapia para ayudarlo. Él llegó a conocer todos los términos médicos y a ser parte activa de su tratamiento.
Finalmente, tras la tercera sesión, la médula de Ítalo quedó libre de cáncer, aunque los médicos decidieron operarlo para eliminar las células malignas restantes en su intestino. A pesar de las dificultades, Ítalo logró superar su tratamiento y hoy continúa recuperándose con cuidados constantes y chequeos mensuales.
La familia de Ítalo ofrece apoyo a otros padres que atraviesan situaciones similares. José, su padre, pone a disposición su cuenta de Instagram para aquellos que necesiten consejos o contención. Además, agradece a las 59 personas que participaron en el cuidado de su hijo durante los 160 días de tratamiento, incluyendo médicos, enfermeras y personal del hospital. Gracias a la dedicación de todos, Ítalo pudo tocar la campana que simboliza el final de su lucha, un momento emotivo que conmovió a todos los presentes.