Si uno se detiene a observar el paisaje en la zona de caracoles, podrá notar que al poco tiempo varios pajaritos se acercan sin temor. Lo mismo pasa con un grupo de guanacos que caminan hacia las partes más altas: no se espantan por la presencia humana, aunque siempre se mantengan atentos a los pasos del líder del grupo. Y hasta los zorritos se arriman a las personas, en busca de algún alimento “fácil”. Pero los carteles ubicados al lado del camino señalan que no se debe dar de comer a estos pequeños y hábiles cazadores. Se debe mantener el equilibrio en este ambiente.
Villavicencio es una marca, una postal de Mendoza, el agua mineral más conocida del país y una de las reservas naturales más importantes de la región. Se encuentra a menos de 50 kilómetros de la ciudad de Las Heras: se debe tomar la ruta 52 y una vez que se llega al sitio, hay que hacer otros 50 km más para arribar a Uspallata. Es el viejo camino a Chile, que funcionó hasta principios de los 70.
Pero sólo hay que recorrer 50 kilómetros desde Mendoza hacia el norte, para encontrar este oasis en la precordillera mendocina, donde el agua es un recurso escaso. Aquí, gracias a una gran vertiente, el paisaje parece ser de otro sitio. Estamos hablando de la zona cercana al Gran Hotel Villavicencio, una pintoresca edificación que fue inaugurada en 1940 y dejó de funcionar como hotel después del Mundial de Fútbol, en 1978.
Tras varios años de abandono, la firma Danone, que adquirió la compañía que envasa el agua mineral, comenzó a poner en valor los bienes y en la actualidad ofrece una interesante propuesta turística y recreativa en esas instalaciones.
Pero lo más importante se encuentra en las afueras del hotel, en la reserva natural de más de 60.000 hectáreas de precordillera. Además del guanaco, declarado Monumento Provincial, viven allí numerosas especies de fauna y flora autóctona. La compañía elaboradora de agua mineral gestiona y protege este ecosistema, donde habitan 200 especies de flora, 249 de fauna: 193 especies de aves, 21 de reptiles, 32 de mamíferos y tres de anfibios.
Hace unos días, esta reserva cumplió 22 años, más precisamente el 14 de septiembre. Silvina Giudici, de la Fundación Villavicencio, cuenta que esta es la reserva de carácter privado más importante de la región. Fue declarada sitio Ramsar en 2017, organismo internacional dedicada a la conservación de los humedales.
Giudici resalta la importancia de avanzar en modelos y en gestiones de conservación de la naturaleza con gobernanzas privadas, teniendo en cuenta que 82% de la superficie terrestre está en manos de privados. “En este tipo de modelo somos líderes, Danone tiene un compromiso con la biodiversidad. El primer impacto del cambio climático es la pérdida de la biodiversidad, por eso nuestro compromiso es conservar y preservar”, asegura Silvina.
Arborismo, tirolesa y paseos
A la hora de hacer un balance sobre estos 22 años, la responsable de la reserva habla de una evolución de la gestión hacia la sustentabilidad. “A partir de 2015 se genera un desarrollo de experiancia turística, gestionada 100 % por la compañía, con el objetivo de desarrollar un producto turístico que nos permite la conservación del patrimonio biológico”.
En este sentido, comenta que la actividad turística está permitida en gran parte de la zona, se accede a través de la ruta 52, hay un sector de camping por el día, con venta de alimentos y bebidas y servicios sanitarios. Esto es en la zona del hotel, se puede acceder mediante un boleto de ingreso, generado preferentemente a través de la página o redes sociales.
El Villavicencio Park cuenta con cinco senderos, cercanos al hotel, un recorrido interpretativo y una visita a la antigua capilla. El paseo dura entre 2 y 3 horas y está habilitado de lunes a lunes en temporada alta. También cuenta desde hace dos años de un circuito de arborismo y tirolesa por encima de los jardines del hotel y dentro de unos meses inaugurarán un zipline (tirolesa) de largo recorrido.
“La otra posibilidad es transitar si uno quiere por la ruta 52, estacionar al costado y hacer un pic nic, sin fuego y sin dejar residuos. El visitante debe comportarse acorde a la naturaleza, no retirar nada ni grafitear, es un espacio para el disfrute, para todos los mendocinos.”, asegura la responsable de la reserva y comenta que están organizando una nueva edición del Villavicencio trail, para el 30 de octubre, una ya clásisa competencia de trail running.
Eficiencia de manejo
La zona es monitoreada por un cuerpo de guardaparques que aporta la propia Fundación Villavicencio (encargada de la reserva). “Afortunadamente llevamos 14 años sin incendios forestales, bajamos el nivel de residuos a 20%”. También se controla la cacería furtiva y el retiro de flora, dos actividades totalmente prohibidas. “Si no hay eficiencia de manejo, no hay conservación. Cuando uno observa que los guanacos siguen ramoneando (comiendo hojas y ramas), a pesar de la presencia humana, esto indica que no se siente presionado y habla del nivel de conservación. Nuestros animales no perciben peligro frente a esta situación”, asegura Silvina. Y explica que, por otro lado, con el zorro y el zorzal se produce un fenómeno negativo, que es la antropización.
“Es lo bueno y lo malo de los animales que no se sienten presionados por el hombre. Por otra parte, y según un estudio realizado por los investigadores Silvia Puig y Fernando Videla, sobre los grandes vertebrados, muestra la evolución de cómo ha mejorado la conservación. La comunidad de guanacos creció 35%”. Y uno de los hechos más trascendentes de los últimos años fue el avistaje de un ejemplar de gato andino, una especie de los Andes sudamericanos en peligro de extinción y que es muy difícil de registrar.