Hace exactamente 3 años, el 14 de diciembre de 2018 por la tarde, Carla Pagliaricci y sus dos hijos –Agustín y Abril Kruk- quedaban en medio de un violento accidente en la intersección de Costanera y Matienzo (Guaymallén). Los niños, de 7 y 3 años respectivamente, iban a jugar a una plaza en compañía de su madre y aguardaban en la vereda para cruzar la calle cuando un Ford Farlaine que circulaba a alta velocidad –a más de 60 km/h según reconstruyeron testigos del episodio- subió a la vereda en la que se encontraban los niños, los atropelló y los mató.
El impactante hecho conmovió a toda la provincia y fue conocido como “la tragedia de la Costanera”. La muerte de Agustín y de Abril movilizó a toda la sociedad en un incansable pedido de justicia y que tuvo su resolución en agosto de este año, cuando el conductor del vehículo que embistió a los niños, identificado como José Caccia, fue condenado a 10 años de prisión.
Sin embargo, a 3 años de “la tragedia de la Costanera” y a 3 meses y medio de la condena a Caccia, la madre de las víctimas tiene sensaciones encontradas y confiesa que su próximo objetivo es que se condene a otros dos conductores que tuvieron participación directa en el siniestro.
“He logrado justicia, a medias. Porque condenaron a Caccia a 10 años de prisión por homicidio simple con dolo, una condena ejemplar. Pero además hay otras dos personas que fueron sobreseídas antes de llegar a juicio. Uno es Sergio Miranda, un camionero que venía por Matienzo, dobló por Costanera y se detuvo cuando se encontró de frente –y en contramano- a Oscar Peca, quien conducía su auto en estado de ebriedad y en contramano. Ante esta situación, todos los autos que iban hacia la Rotonda del Avión frenaron a cero, menos el de Caccia, quien en vez de frenar, pegó el volantazo para pasarlo por atrás. Y allí fue que se subió a la vereda y nos atropelló a casi 100 km/h, cuando había carteles de máxima de 20 km/h porque estaba en obras”, reconstruye Carla en alusión a los pendientes que siente que le quedan a la causa.
Tanto Miranda como Peca fueron sobreseídos y liberados en enero del 2019 por el juez Jorge Coussirat, quien “dio vuelta” la investigación y sostuvo que nada tuvieron que ver estas dos personas en la tragedia. Por ello mismo, solo llegó a juicio Caccia, quien había atropellado en su vehículo a los niños y a su madre.
“Hemos ido a la Suprema Corte para que se revea el sobreseimiento a Peca y a Miranda, y estamos a la espera de que se resuelva eso y también haya una condena. Porque ellos fueron partícipes de la tragedia”, agrega la mujer, quien hoy tiene 43 años y es instrumentadora quirúrgica.
Sobre Caccia, condenado por la muerte de sus hijos, Carla Pagliaricci fue contundente. “Caccia jamás me miró a la cara, jamás me pidió perdón, salvo cuando empezó el juicio y por orden de su abogado. Me pidió perdón a mí y a mi familia y dijo que nunca quiso hacer ese daño. Pero ni siquiera me dirigió la mirada y esperó 3 años para hacerlo, por orden del abogado. Mientras yo viva, jamás lo voy a perdonar”, sostiene sin dudarlo.
Tres años de un dolor indescriptible
El día a día de Carla es muy duro desde aquel viernes 14 de diciembre de 2018. “Fue el día más terrible de toda mi vida, un pesadilla de la que aún no logro despertar. Ese día perdí absolutamente todo y de ahí en más empezó mi lucha por justicia”, reflexiona en voz alta la madre. “Mi vida es muy difícil, triste, complicada. No se los deja de extrañar, no deja de doler un solo instante y es como que te morís en vida, me tengo que conformar con acostarme y levantarme dándole un beso a un cuadrito que tengo con una foto de ellos”, agrega con los ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada y apenas audible.
Agustín tendría actualmente 10 años, mientras que Abril estaría en los 6. Y la propia madre se sincera y reconoce que imagina todos los días, en todo momento cómo serían ellos en la actualidad.
Hace 9 meses, Carla tuvo a su tercera hija, Jazmín, y a quien define como su motivo para levantarse todos los días. “Siento que la vida me premió con una hija. Pero de ninguna manera viene a reemplazar a Agustín y a Abril, cada uno es distinto. Si no fuera por Jazmín, creo que no me levantaría más”, sigue Pagliaricci.
Este martes, al cumplirse el tercer aniversario de la tragedia, el padre de los niños –Ángel Kruk- estuvo temprano en el puente de Matienzo y Costanera repintando las estrellas amarillas que recuerdan a Agustín y a Abril. Son precisamente los símbolos que recuerdan la tragedia y el lugar en que fallecieron. Su madre, Carla, en tanto les llevará flores, “como todos los meses”, aclara. “Y miraré al cielo para decirles que mamá los ama y no los olvida nunca”, complementa.