Tras 6 años de lucha, Joaquín comenzó el proceso para su trasplante de médula: “Es un guerrero”

El nene de Tunuyán tiene 10 años y necesitaba desde hacía mucho tiempo un trasplante de médula ósea. En este momento le están colocando un catéter y esta semana será el trasplante. Su mamá desea conocer al donante.

Tras 6 años de lucha, Joaquín comenzó el proceso para su trasplante de médula: “Es un guerrero”
Joaquín ingresó al quirofano

Desde el hospital de niños Sor María Ludovica de La Plata, Romina Di Césare envía un mensaje de gratitud para todos quienes se preocuparon por Joaquín Lizarde, su hijo, que acaba de ingresar al quirófano para colocarle un catéter, paso previo al trasplante de médula ósea por el que tanto luchó.

“Nos internamos el sábado a la tarde y en este momento mi hijo ingresa a la intervención por su catéter. En unas horas iremos al Garrahan para aplicarle sus rayos y luego, al regreso, se hará el trasplante acá en La Plata. Sé que va a salir todo bien porque es un guerrero. Joaquín entró con Diosito y la virgencita y con ellos va a salir”, dijo la mamá, vía whatsapp, a Los Andes.

Alegre, sonriente y lleno de vida, Joaquín ha venido sorteando momentos difíciles desde bebé: a los 2 años le diagnosticaron un cáncer de vejiga y, tiempo después, sumó una leucemia linfoblástica aguda que lo obligó a internaciones, cirugías y tratamientos de quimioterapia casi en forma permanente.

Fueron años de lucha, incertidumbre y sobresaltos, recuerda Romina, que se trasladó a La Plata con toda su familia hasta el momento de la esperada intervención.

Pero una luz de esperanza apareció en octubre de 2021, seis años después de iniciada la peregrinación en consultorios médicos y hospitales. Fue cuando el Incucai le informó que por fin había aparecido un donante de médula ósea compatible casi en su totalidad con Joaquín.

En realidad, toda la familia se había sometido a esos estudios. Todos deseaban ser donantes, pero ninguno era 100 por ciento compatible. Así, el niño quedó inscripto en un listado oficial y aquel llamado telefónico cambió el clima y las perspectivas en el hogar.

En pocas horas, por fin, Joaquín recibirá células madres sanas y limpias. Células que le brindarán gran calidad de vida. Era la única chance para hacer frente a su enfermedad, les dijeron los médicos.

Una vez superado este trance, Romina dijo que seguirá indagando para conocer al donante.

Muy poco se sabe de él, un héroe solidario y desinteresado. “Solamente se supo que es argentino, que goza de muy buena salud y que está feliz de poder ayudar a un niño enfermo”, explicó la mamá.

“Mi deseo es conocerlo. Necesito saber quién es y agradecerle en persona. Le debo la vida de mi hijo y le debo la propia, porque tampoco tengo vida si mi hijo sufre. Lo que hizo no tiene precio, es un acto de amor sin límites”, reflexionó Romina.

La sangre de esta persona es exactamente la que Joaquín necesita. Tras la intervención, será sometido a una serie de sesiones de quimioterapia para limpiar completamente las células malignas. Luego, si todo sale como lo previsto, el niño tendrá una vida normal.

“No hemos tomado ninguna decisión sin consultarle a Joaquín. Él también desea terminar con todo esto, quiere recuperarse, llevar una vida normal en su casa lejos de los hospitales, ir a la escuela, ser libre. Por eso dijo que sí y está ansioso esperando el día. Los profesionales no nos han dado garantías pero nosotros nos jugamos enteros a que pronto sanará y todo esto quedará atrás”, resumió la mujer.

Romina aprovechó la oportunidad para concientizar sobre la donación de médula, un acto sencillo y no invasivo. “Sólo hay que inscribirse en el Registro Nacional de Donantes Voluntarios de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH). Es un acto solidario, voluntario y altruista que les da una oportunidad a los pacientes que no tienen donante compatible en su familia”, sostuvo.

Recordó que, cada año, cientos de personas necesitan un donante de médula ósea para recuperar su salud y no cuentan con un donante compatible en su familia, por lo que, como el caso de su hijo, deben recurrir a un donante no emparentado.

Se pueden inscribir como donantes todas las personas de 18 a 40 años que gocen de buena salud, pesen más de 50 kilos y no tengan antecedentes de enfermedades cardíacas, hepáticas o infectocontagiosas.

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